17/08/2006

Muñecos bravos: historias de machos contadas por las Mujeres del Sur

drag_kings11.jpg Viernes a la noche, tiempo de teatro. Momento en que ANRed sale a recorrer la ciudad y busca en las tablas una escena, un acto, un argumento, artistas que inviten al análisis y reflexión sobre esta sociedad y que el humor sea su vehículo. Así nos encontramos con Drag Kings «Cosas de machos», una propuesta de Mujeres del Sur.


Llegamos a Congreso y nos encontramos con las chicas de Mujeres del Sur, quienes interpretan a hombres, personajes masculinos, con una particular técnica Drag King vernácula. Allí vemos que se representarán actos entrelazados por un hilo conductor, que llamaremos misoginia unas veces, machismo otras. El desprecio en definitiva. Se traduce desde el maltrato hasta el galanteo que toma a la mujer como un mero objeto, sin voluntad, capaz de caer al mínimo flirteo.

Al sentarnos, la primera sensación de la noche es habernos equivocado de sitio y estar en una cancha a la espera del pitazo inicial del súper clásico de la fecha. Pero no. Ese ruido ensordecedor son sólo dos hombres. ¿Hombres?

Dos hinchas de fútbol. Un partido cualquiera.
Dos hombres gritando, vociferando, proclamando su hombría. Pero, para cumplir con esa tarea y poder ejercer esa hombría, necesariamente deben denigrar a la mujer, no importa sea la hermana, la esposa, la hija, hasta la madre de ellos mismos. Cobardía y violencia. Discriminación y sexismo.

Un pibe chorro ingresa a la escena y se une a este particular dúo que ya deja espacio suficiente para que el muchacho se jacte de sus virtudes, pero sin embargo acuda a ellas, las minas, como fuente de toda perversión. Imagen que relevará el tanguero de pura cepa que enamore con sus flores y su voz lánguida y mustia a una pebeta.

Nuevamente ruido estridente en la sala. Bombas, metralla, balas. Nos preguntamos si estamos en alguna versión de la película Rambo (quizás la XIX) cuando libera a los compañeros del enemigo alienígena marciano-venusino y encima para colmo (seguro), comunista*. ¿Más hombres?

Dos marines, una invasión cualquiera.
Dos soldados obedientes y probos. Un lugar en el mundo… que ya es de ellos. Por la fuerza, por las armas, por aire, por tierra, por mar. Todo ser vivo debe temer. Matan, destruyen. Violencia y cosas de machos. ¡Subordinación y valor!

Una mujer sentada que escucha atentamente los sabios consejos de… otra mujer. Claro, nadie mejor para saber como tratar a un hombre, desde una receta ancestral. No sea cosa que se escape y termine en brazos de otra, o peor… de otro.

Un juez de la nación. Un caso de violación cualquiera.
El despacho se ve pulcro. Su atuendo se ve pulcro. Su pasado lo condena, su presente lo sentencia. ¿Quiénes se creen que son esas chiruzas que gritan ahí afuera? ¡Cómo van a cuestionar el fallo de su señoría! Tradición y valores, caramba. Dios, patria, hogar.

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Las escenas así descriptas parecen sacadas cada una de un cuento de terror y revelan angustia. Sí. Pero estamos en Drag Kings, «Cosas de machos», y hemos hablado de algunos actos de la obra, que, en clave de humor e ironía, realizan un cuestionamiento en cada sketch a una colección de ejemplares de machos, que nada tienen de gallardos ni de valerosos ni de bravos y sí de necios.

El humor en este caso no relativiza las situaciones, algunas cotidianas, otras más alejadas de nuestra rutina. En absoluto, las risas y carcajadas, que provoca la excelente actuación de las chicas, trae a la memoria alguna circunstancia ya vivida, como un deja vú, y la retrata fielmente para dar paso a comentarios como «Â¡qué terrible, che, pero sí, es así, hay que terminar con esto!» o al escuchar esas lecciones que exhortan al sometimiento, «Â¡por favor! ¡qué son esas palabras!».

Todo cambia, cobra sentido. Han desfilado frente a nuestros ojos una runfla, las caricaturas de sujetos por demás indeseables. Nos dan el pie indicado para conversarlo con nuestra o nuestro ocasional compañero de ubicación en la sala. La coincidencia es general: gran interpretación, buena elección de situaciones, buen ambiente y sonido. Pero lo mejor: un tema importante en el universo femenino para ser tratado y continuar el debate.

Llega el final. Y un final siempre es a toda orquesta. Y allí se exhiben desde Frank Sinatra hasta The Ramones. Llega el tiempo de la música y el canto, justificando cada acción con»¦ por supuesto «A mi manera». No es momento de arrepentimientos.

Termina «Cosas de machos». Los aplausos brotan de la sala como agua de manantial: sin parar. Por espacio de varios minutos tendremos delante nuestro el agradecimiento de Marcela, Patricia y Florencia. Las tres han interpretado con energía y furor sus personajes. El cansancio que denotan es el resultado del ímpetu con que cada una brindó al espectador su cuota de resistencia a eso que nos han mostrado como realidad, traducida en actuación para dilucidar ese entramado difícil que es esta sociedad.

Siguen los aplausos. Más que merecidos.

Ernestina Arias


* Libre interpretación de la autora sobre la futura película del héroe que siempre vuelve.


Ficha técnica:

 Actrices: Marcela Díaz, Patricia Roncarolo, Florencia Rosemblat

 Fotografía: Celia Janecek

 Asistencia: Mónica Arroyo

 Producción: Mujeres del Sur mdelsur@gmail.com

 Dirección: Alejandra Arístegui

 Viernes a las 21 en La Salita (Espacio Cultural). Hipólito Yrigoyen 1862 – Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 Entrada $ 10. Tel: 4383-6615



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