16/07/2006

«El Estado tiene que actuar con una reforma agraria»

embajador_Bolivia_005bis.jpgEn Bolivia, la producción se soja representa el segundo ingreso económico del país. La oleaginosa ocupa el 45% de la superficie cultivada total. El comprador más importante es Venezuela que importa el 47% de la soja boliviana, mientras que Colombia importa el 33%. El Embajador de Bolivia en la Argentina, Roger Ortiz Mercado, especialista en temas agrícolas, expresó que no cree que el avance de la soja esté en desmedro del cultivo de otros alimentos, pero que el Estado debe actuar con una reforma agraria ya que son dos lógicas de producción que se repelen.

Por María Inés Aiuto – Foto: Natalia Zega


El cónsul vivió diez años en la Argentina, donde estudió Agricultura y Cooperativismo en la década del ’60. A nivel internacional, fue consultor y jefe Subregional del Programa Andino de Desarrollo Tecnolólico-Rural de la Junta del Acuerdo de Cartagena.

En esta entrevista, primera parte del especial, Roger Ortiz Mercado analiza la problemática de la Soja enBolivia.

 ¿Cómo analiza el avance de la soja en su país, teniendo en cuenta que el 45% de la superficie agrícola total está cultivada con esta oleaginosa?

 Hay que entender que todos los países y particularmente el caso boliviano, tiene la economía agraria dividida en dos ámbitos: la economía campesina y la comercial. La comercial está ligada al sector externo y realiza cultivo para exportar. Normalmente, el sector externo no provee al sector interno y si lo hace es con cantidades marginales. Si en Bolivia hay alrededor de un millón de hectáreas de soja, los bolivianos no hemos consumido ni 200 mil hectáreas, las 800.000 se van afuera. La economía campesina agraria está destinada a proveer de alimentos los centros de consumo internos y a retener una parte para el autoconsumo. Entonces esa economía mayoritaria y ligada al mercado interno representa un 95% a 98%.

 Pero el 45% del área para cultivar se usa para el mercado externo.

 Pero la alimentación la hace el campesino y esto es un hecho importantísimo, por eso Bolivia no tiene problemas sociales porque la alimentación es muy barata y porque el campesino tiene una altísima eficiencia.

 Por esto mismo, el avance de la soja ¿pondría en peligro la alimentación que se produce para consumo interno?

 No, no creo que el avance de la superficie de soja esté en desmedro de la otra superficie, pero sí creo que no son complementarias, tienen dos lógicas diferentes y es ahí donde el Estado tiene que actuar con una reforma agraria. Porque una busca el mercado externo y proveerse de él, generar divisas para las empresas mientras que al país le queda muy poco. La otra lógica, la de la producción campesina, busca mantener al país, mantener su soberanía y seguridad alimentaria.

 Usted me habla de economía campesina y economía comercial, sin embargo, hace poco Teodoro Vázquez, secretario Ejecutivo de la Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Santa Cruz, me contaba que, por lo general, allí los campesinos tienen 50 hectáreas, de las cuales diez son para cultivar soja que luego exportan.

 Es lo que le digo: que hay dos lógicas de producción, una campesina y una empresarial, pero estas se repelen, y la segunda no es capaz de avasallar a la otra, que la golpea sí, la golpea, que le compra tierras, si le compra tierras.

 Pero los campesinos también están entrando en ese modelo.

 No, no es que se están metiendo o no, sino que son temas de oportunidades. En el escenario de la economía de la soja tenemos que definir qué tipo de campesino es, hay uno que es auto reproductor de su fuerza de trabajo y hay otro que es generador del excedente agrario.

Hay elementos que se van apegando hacia la economía agraria moderna y van amoldando su horizonte de cultivo y entonces participan con cierta cantidad. En Santa Cruz los productores pequeños son los que le dan nacionalidad a nuestra soja porque los grandes conglomerados corresponden a productores brasileños, argentinos, peruanos y colombianos. La producción nacional es pequeña, es menos de la mitad, debe estar en un 35% y de ese porcentaje más del 50% es de campesinos. Ese campesino tiene una lógica productiva de auto reproducción de la fuerza de trabajo, generación de un pequeño excedente para vivir o para complementar sus actividades y está directamente relacionada con la seguridad y soberanía alimentaria del país, no está buscando otra coyuntura.

 ¿Por qué en vez de exportar soja para forraje a Venezuela no le venden alimentos?

 No, la soja no la usan normalmente para forraje. A Venezuela le vendemos granos y aceite de soja, como lo hacíamos con Colombia.

 ¿Y considera que eso es alimento?

 Los elementos de la soja están totalmente definidos hace muchísimos años, así lo dice la cultura china 5.000 años atrás. Si visita un lugar donde hacen comida vegetariana lo primero que aconsejan para asegurar el nivel proteínico es que tome leche de soja, coma milanesa de soja o un bife de chorizo de soja.

Ahora no estamos analizando si es soja orgánica o no, ahí estamos entrando en otro terreno.

 ¿Y que piensa acerca de la soja transgénica?

 Con los transgénicos hay un debate que hay que asimilarlo si es así, si la modificación del gen provoca daños en el ser humano cuando consume el alimento, eso todavía no se sabe, entonces uno entra en un terreno de ciencia ficción. Lo que sí está demostrado que cuando se mudan determinadas condiciones afectan el medio ecológico, eso sí está demostrado.

 Con respecto al tema tierras, hace unos días el gobierno ratificó las acusaciones contra el ex canciller de Bolivia que habría avalado asentamientos ilegales de brasileños en zona fronteriza. ¿Cuál es la situación? ¿Son campesinos? ¿Van a desalojarlos?

 No son campesinos, son grandes hacendados o grandes latifundistas emergentes de esas entregas ilegales, irracionales, por favores políticos en dictadura o en democracia.
Esas personas están identificadas porque les fueron entregadas las tierras. Todos los brasileros se han puesto en la frontera y no puede ser así. Este problema surgió porque la empresa EBX quiso depredar los recursos naturales de Bolivia en condiciones totalmente irracionales.



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