26/11/2017

Falleció Raquel Radío de Marizcurrena, fundadora de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo

imagengaleria_raquel-marrizcurena796_796.jpgRaquel Radío de Marizcurrena sufrió el secuestro de su hijo y su nuera, embarazada de cinco meses, y nunca pudo recuperar a su nieto. En abril de 1977, junto a otras trece mujeres, fundó Madres de Plaza de Mayo y, en octubre de ese mismo año, ella y otras once madres crearon Abuelas Argentinas con Nietitos Desaparecidos, que luego adoptaría el nombre de Abuelas de Plaza de Mayo. Compartimos el Comunicado de Prensa de Abuelas.


Enorme tristeza por la partida de Raquel Radío de Marizcurrena, Abuela fundadora y pilar de la institución.

(Sus restos serán velados el domingo 26 de noviembre, de 10 a 20 hs., en Cochería Aguirre, Avenida Centenario 665, San Isidro, provincia de Buenos Aires.)

Las Abuelas de Plaza de Mayo despedimos con enorme tristeza a la Abuela Raquel Radío de Marizcurrena, fundadora de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, por la temprana desaparición de su hijo Andrés, pero también por la generosidad que la caracterizaba, y que hizo que se inmediato se reuniera con otras mujeres para reclamar juntas.

Raquel sufrió el secuestro de su hijo y su nuera Liliana Caimi, embarazada de cinco meses, el 11 de octubre de 1976, el día que le festejaban el cumpleaños número 24 a Andrés. A las 11 de la noche, cuando ya habían terminado de cenar, tocaron el timbre seis policías que se los llevaron con la promesa de devolverlos en dos horas. Pero Raquel ya sabía lo que eso significaba. De inmediato fue con su consuegra a hacer la denuncia que nunca les tomaron y allí conoció a otras mujeres que estaban padeciendo el mismo horror perpetrado por el terrorismo de Estado.

En abril de 1977, junto a otras trece mujeres, fundó Madres de Plaza de Mayo: recopilaban información, hacían firmas conjuntas, se dividían en grupos y los jueves se reunían en la Plaza de Mayo. Raquel pudo haber sido víctima directa del terrorismo de Estado, estuvo detenida con Azucena Villaflor, y el día que se llevaron a otras Madres y la monja francesa Alice Domon de la Iglesia de la Santa Cruz, se salvó porque no pudo llegar. En octubre de 1977, cuando la tarea de buscar a los hijos de sus hijos se volvía más trabajosa, junto a otras once madres fundó Abuelas Argentinas con Nietitos Desaparecidos, que luego adoptaría el nombre con el que nos conocen: Abuelas de Plaza de Mayo.

Raquel era la calidez y la escucha de nuestra casa. En su oficina, abierta a todos, aconsejaba a sus compañeras, a los nietos y nietas y a todo aquel que pasara frente a ese escritorio que invitaba a sentarse. Durante muchos años cocinó para sus compañeras, con quienes muchas veces pasaban días enteros tras la pesquisa de algún posible nieto; enfrentó a los militares, habló con la prensa, recibió denuncias y se ocultó para constatar si un niño era uno de los nietos buscados. Raquel era lectora voraz de noticias y de libros históricos. En los últimos años se dedicó fundamentalmente al trabajo sistemático con el archivo periodístico, ya no atendía a la prensa, pero era la Abuela que ayudaba a organizar las tareas cotidianas de la sede con inteligencia y complicidad. Su chocolate caliente era una exquisitez que nos regalaba una vez al año y nunca podremos olvidar.

Tierna, de pocas pero justas palabras, y de un humor siempre listo para iniciar el diálogo, Raquel fue y será una institución en Abuelas. Ella partió sin encontrar al hijo de Andrés y Liliana, pero tuvo la generosidad de encontrar muchos otros niños, jóvenes y hoy adultos. Horacio, su hijo menor, le dio otro nieto con su compañera Paula. Quizá esa y los 125 nietos restituidos hayan sido un premio. Todos seguiremos buscando al nieto de Raquel porque nos duele en el alma que haya partido sin encontrarlo. Nos seguirá guiando y quedará en nuestra memoria el amor y la picardía con que tomaba la vida. La querremos y extrañaremos siempre.

Ciudad de Buenos Aires, domingo 26 de noviembre de 2017.



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