08/10/2017

A 50 años del asesinato del Che

che1959-e1495178949405.jpgBreve repaso del recorrido de Ernesto Che Guevara, quien «no era un teórico sino un revolucionario que se preparaba teóricamente en forma seria y aprendía de la praxis». Por Guillermo Almeyra.


El Che nació en 1928 y fue asesinado antes de cumplir 40 años. Políticamente fue un meteoro: se fue de Argentina por falta de esperanzas, sin entender a los obreros que mayoritariamente eran peronistas, no entendió la revolución boliviana de 1952 y sólo en Guatemala comenzó a despertar políticamente, bajo la influencia de su primera esposa, Hilda Gadea, aprista-trotskista y viendo la resistencia del partido comunista guatemalteco al armamento de obreros y campesinos para aplastar a los golpistas. Recién en México el socialista argentino Orfila Reynal le dio libros de Marx y de Lenin. Cuando partió en el Granma con los revolucionarios antiimperialistas y democráticos cubanos todavía enviaba cartas a su querida tía firmándolas «Stalin II” pues admiraba a la Unión Soviética, que había sido decisiva una década antes para la destrucción del nazifascismo y creía que la URSS era socialista y que Stalin era el continuador de Lenin.

En su gira por los países dirigidos por partidos comunistas stalinistas encontró muchísimos motivos para una crítica socialista de fondo, que reflejó en su famoso discurso de Argel en 1965. En su batalla teórica de 1963-64 sobre la economía cubana junto con el trotskista Ernest Mandel contra Charles Bettelheim y Carlos Rafael Rodríguez, ambos dirigentes stalinistas, defendió la economía planificada y la lucha ideológica por la construcción de valores socialistas contra el mayor poder a los directores de las empresas y el cálculo rentable como se aplicaba en la URSS de Jruschov y, apostándole a la revolución internacional, preguntó a sus críticos que si Cuba tuviera que esperar hasta tener las bases materiales para construir el socialismo, qué proponían hacer, ¿devolver el poder a Batista?

Derrotado por la presión de la URSS, que lo veía como un peligro y lo acusaba de trotskista, buscó impulsar la revolución en el Congo, en una aventura mal preparada y sin apoyo real cubano. De retorno a La Habana en 1966 dijo a los ministros y dirigentes que le esperaban en el aeropuerto «¿Qué hacen aquí, comemierdas?” y se apartó con Fidel Castro para conversar largamente. Ya había escrito en Tanzania y Praga sus escritos inéditos en Cuba y en español en los que dice que si la URSS seguía con la política de los continuadores de Stalin retornaría al capitalismo, cosa que sucedió dos décadas después.

El Che nunca fue trotskista aunque tenía colaboradores trotskistas, respetaba a los trotskistas cubanos (que eran combatientes de Sierra Maestra), defendió a los trotskistas de los ataques y amenazas en la primera Conferencia de Juventudes, en La Habana, y se opuso al empastelamiento de una obra de Trotsky que iba a ser publicada diciendo, como Sarmiento, «las ideas no se matan”. Tampoco era un teórico sino un revolucionario que se preparaba teóricamente en forma seria y aprendía de la praxis. Por eso, en su breve vida, recuperó a partir de la práctica aspectos fundamentales del marxismo defendidos por Trotsky como la lucha por construir una subjetividad socialista, el combate contra el burocratismo, la lucha por el socialismo internacional, el rechazo de la revolución por etapas y las alianzas con las burguesías preconizada por el stalinismo y los partidos comunistas y caracterizó la revolución cubana diciendo que había sido una revolución «contra el imperialismo y contra el dogmatismo”.

Quien antes firmara Stalin II conservó en parte la ilusión de que los partidos comunistas eran revolucionarios y eso le llevó a confiar en la dirección del PC boliviano, lo que le llevó al Oriente boliviano y a su muerte. Pero en su mochila de guerrillero, en vez de medicamentos para su asma, llevaba la Historia de la Revolución Rusa»¦



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