29/03/2017

Operativo Aprender: Un resultado puesto de antemano, un nuevo desafío

marcha_federal_docente_24-40e45.jpgLa presentación de los resultados del Operativo Aprender se hizo ante las cámaras de televisión el 21 de marzo, un día antes de la Marcha Federal Educativa. La conclusión a la que llegaron desde el gobierno y que podemos escuchar por boca de funcionarios, periodistas y leer de los trolls de las redes sociales es una: la culpa por los supuestos pésimos resultados es de los docentes. ¿Qué busca Cambiemos? ¿Qué sigue por parte de la Comunidad Educativa? Por Agrupación Docente La Verde de Alte. Brown.

El anuncio

La conferencia de prensa fue estratégica. Ni siquiera el gobierno intentó disimularlo. La presentación de los resultados del operativo aprender se hizo ante las cámaras de televisión el martes 21 de marzo, un día antes de que la Marcha Federal Educativa llegara a Buenos Aires y desbordara la Plaza de Mayo y alrededores, en el marco de un conflicto docente que lleva semanas y que no vislumbra solución al día de la fecha. Los medios de comunicación masivos no cesaron de reproducir el juicio de valor del gobierno nacional sobre dichos resultados, señalando que los mismos fueron «sorprendentemente malos” y que la educación argentina «está destruida”.

Los datos

Invitamos entonces a acercarse un poco a los datos duros. Antes, recordemos que la prueba fue realizada en octubre de 2016, en casi 31 mil escuelas de todo el país, tanto públicas como privadas. Se analizó el desempeño de los alumnos del nivel secundario en Lengua, Matemáticas, Ciencias Sociales y Ciencias Naturales; mientras que los estudiantes de primaria solo fueron testeados en Lengua y Matemáticas. Todos con el formato de múltiple choice, siendo la prueba estandarizada para todo el país.

Cada respuesta de los alumnos fue consignada dentro de alguno de los cuatro niveles que se utilizaron como criterio de evaluación: 1) Por debajo del nivel básico; 2) Básico, 3) Satisfactorio y 4) Avanzado.

Los dos primeros significan, en términos concretos, que no se alcanzó el nivel mínimo y los dos segundos que si. En otras palabras, podríamos decir que los dos primeros serían desaprobados y los dos segundos aprobados. Si uno analiza los resultados del total del país en estos términos, con excepción de matemática en la secundaria, todos los resultados son positivos antes que negativos, arrojando un promedio general de 55.3% de aprobados (18, 3% avanzado y 37% satisfactorio) y un 44,7% desaprobados (22,5% bajo y 22,2% por debajo del nivel básico). ¿Es esto pésimo? ¿Arrojan estos resultados la conclusión de que la educación argentina está destruida? Lo dudo mucho. Tampoco mostraría que todo marcha bien, pero lejos se está del panorama desolador que intentan instalar los grandes medios y el gobierno.

¿Por qué hacen esto entonces? Creemos que es imposible analizar este caso por fuera del paquete de reformas que impulsa la gestión de cambiemos. El momento de la publicación de los datos es más que significativo y los resultados estaban puestos desde antes. La conclusión a la que llegan desde el gobierno y que podemos escuchar por boca de funcionarios, periodistas y leer de los trolls de las redes sociales es una: la culpa es de los docentes. Los supuestos pésimos resultados del operativo aprender se vuelven el mejor argumento a favor de Cambiemos para, por un lado derrotar la lucha docente en todo el país por la paritaria nacional y, principalmente, impulsar reformas de fondo y avanzar sobre las condiciones de trabajo de los docentes (por ejemplo licencias, estatuto docente), planes de estudio y encarar una posible Reforma a la ley de Educación Nacional.

Los resultados del operativo aprender, no obstante, refuerzan algunos de los argumentos que los y las docentes venimos sosteniendo desde hace años: la fragmentación del sistema educativo es brutal. Las diferencias de resultado por región son llamativas (basta comparar la categoría de «avanzado” para Lengua de primaria en CABA y Catamarca: 50% contra 21% respectivamente) y explicitan que la atomización de la educación se visualiza tanto en los salarios, como en el desempeño académico de los estudiantes.

Llama la atención, por otro lado, las declaraciones de Elena Duro, secretaria de Evaluación Educativa de la Nación, quien afirmó: «Queremos que los datos jurisdiccionales -provincia por provincia- los conozcan primero los ministros de Educación de cada territorio; y luego junto con ellos diseñaremos las estrategias de difusión de la información. Porque justamente los datos necesitan ser contextualizados con los que conocen el territorio y sus problemáticas. La falta de contextualización es una crítica que siempre se hace a este tipo de pruebas» . Dicha falta de contextualización fue uno de los argumentos que esgrimimos quienes nos opusimos al operativo señalando lo improcedente de evaluar de una misma manera a estudiantes en contextos socioculturales de profunda diversidad.

¿Que sigue?

Por parte del gobierno, intentar evaluar a los docentes y avanzar en un sistema de premios y castigos salariales que profundice la división entre el cuerpo docente del país (la propuesta de Vidal de premiar el presentismo fue un ejemplo de lo mismo) y fragmente aún más la capacidad de respuesta unificada de la masa de trabajadores de la educación.

Por parte de la comunidad educativa, seguir resistiendo junto con la totalidad de la clase trabajadora los embates de un gobierno de gerentes que vienen por todo. Resistir avanzando: organizando asambleas por escuelas (integrando a familias y estudiantes), acciones directas distritales para interpelar a la comunidad y empujar a las bases docentes a que canalicen la bronca generada por las acciones y las declaraciones de los funcionarios y los medios oficialistas. Y también, claro, dar la disputa a las conducciones sindicales que han demostrado una fuerte ambivalencia para sostener de manera clara y contundente la pelea por una educación del pueblo y para el pueblo.



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