«Exil”: la estrella del FIDBA

Desde el 25 de julio hasta el 4 de agosto de 2016 tendrá lugar el Festival Internacional de Cine Documental Buenos Aires Argentina (FIDBA), en el cual se proyectarán films de no-ficción de renombre y también habrá seminarios específicos, pagos, dictados por especialistas en la materia. El pasado miércoles 27 de julio fue la apertura fílmica del festival, con la galardonada película «Exil” del camboyano Rithy Pahn. A continuación una aproximación a dicho film, característico de la estética descarnada y reflexiva del exitoso Pahn, que en la ocasión llega a nosotros gracias a su productora, Catherine Dussart, y la intervención del INCAA y de la UMET. Por Yamila Martínez Pandiani para ANRed

El pasado miércoles 27 de julio se proyectó en la Filmoteca Metropolitana «Exil” de Rithy Pahn, camboyano exiliado en Francia con motivo de la Kampuchea Democrática, la dictadura bajo el mando de Pol Pot que acaeció en Camboya en 1975 y 1979 y se cobró la vida de al menos 1,8 millones de camboyanos. El film de no-ficción seleccionado para la apertura del festival, con el reconocimiento del Festival de Cannes, trabaja sobre la base de dichos acontecimientos «“que ya forman parte de la estética del director- y deviene «herramienta indispensable para la generación de la conciencia colectiva”, como diría Nicolás Trotta, rector de la UMET, uno de los oradores en la apertura del festival.

El festival, en palabras del vicepresidente del INCAA, tiene como objeto «acentuar la producción y lograr que las obras lleguen a todas partes” en consonancia con la idea de que la transformación verdadera, colectiva, parte del aprendizaje personal y no puede sólo depender de la apropiación de los contenidos curriculares propios de la enseñanza institucional sino también del acceso a bienes culturales en diferentes ámbitos culturales. En el caso puntual sobre el cual se centra esta nota, el film «Exil” de Rithy Pahn, se acerca al espectador a la historia mediante el artilugio de combinar filmaciones históricas con una representación artística, cuasi-autobiográfica, de las secuelas que dejan los acontecimientos históricos en sus supervivientes y un guión docente en materia de combinar testimonio y reelaboración artística.

El protagonista del film refiere que «el hombre sueña con la revolución [mientras que] ella sueña consigo misma” y que «exilio y la infancia no se pueden mirar a la cara”: todo su mundo se derrumba y renace como fénix a partir del exilio, ya que esa construcción no puede emprenderse sin rememorar el pasado. En «Exil”, se explícita cómo, después de acontecimientos traumáticos como el perder a todos a quienes se ama en nombre de la revolución, cada situación de los días y sus noches «“el sueño, el cazar, el comer, el vivir- recuerdan la tragedia que se busca dejar atrás, recuerdos que se busca hacer solubles como el humo en el cielo con la misma efectividad con la que se busca borrar el recuerdo quemando una fotografía.

Mientras «la rueda de la historia sigue girando” «“como se dirá en el film- «quien se opone a la revolución será reducido a polvo”: lo único que resta frente a la matanza y el adoctrinamiento es elegir entre la sumisión o la libertad del huir, de ser libre en el exilio. Sin embargo, aún en el destierro, el protagonista del film dará cuenta de cómo de las arenas del tiempo se yergue indefectiblemente el recuerdo, que incluso cuando quiera ser ignorado viene alado en el sueño y hace carne lo que se busca conjurar con el silencio de la palabra.

Humo rojo, como la sangre derramada del pueblo; el cantar de los pájaros, el sonido que hace eco en la soledad del alma; las nubes del cielo, altas, indiferentes, lejanas respecto al dolor de la carne humana; contar igual cantidad de botones para arreglar las ropas que de hermanos perdidos en el país natal y una cuchara colgada al pecho, reliquia frente a la crudeza del hambre, son tan sólo algunas imágenes la atmósfera de «Exil”, película en la que queda claro que a los ojos de la revolución, la muerte, sin cara, aunque ascienda en la frialdad de los números a los 1,8 millones de camboyanos, es parte de la violencia que es necesaria, el «mal que es el precio a pagar para el bien común”: las conclusiones frente a eso quedan a cargo del espectador.

El mundo «maquinaria que fabrica dioses” funciona bajo el doble movimiento de enterrar y desenterrar a un mismo tiempo, de recordar para saber porque se huyó pero no morir por dentro e intentar olvidar para seguir viviendo. El exilio es el haber escapado de la máquina de muerte de la dictadura comunista en el país natal pero, a un mismo tiempo, volverse cazador para asegurar la propia supervivencia.

«Exil”, la estrella del festival, es, para tomar prestadas las palabras de la productora del film, Catherine Dussart, en la apertura del festival, un «acercarse a la realidad de una forma diferente”, el documento de un cruento período en la historia camboyana que, con la ayuda de su impecable guión, debe servir como ejemplo a Latinoamérica para recordar que, salvando las distancias y las lenguas, no sólo se debe aspirar a la búsqueda del progreso sino también a la justicia social, a la que no se puede llegar sin la toma de conciencia, el recuerdo y su documento. Para quien quiera interiorizarse más en el cine de Rithy Pahn se acompaña el link de la página del festival, en el que surgen los horarios y lugares de repetición de este film y otros del mismo director, como así también otras proyecciones de interés.

Contacto:

http://www.fidba.com.ar/2016/

Para más información:

http://www.festival-cannes.com/es/peliculas/exil
https://es.wikipedia.org/wiki/Kampuchea_Democr%C3%A1tica
https://es.wikipedia.org/wiki/Rithy_Panh