La patria vallada
En los últimos días las vallas fueron protagonistas de distintos eventos. A veces visibles, otras veces no, las vallas evitaron que una realidad no deseada sea transmitida en actos públicos. Desde las inmediaciones de la planta de Cresta Roja hasta la Plaza de Mayo, o los alrededores de otras industrias, las vallas actuaron como soporte físico del cerco mediático. Por Ramiro Giganti, para ANRed.
Viernes 20 de mayo . Se cumplían 173 meses de aquel 20 de diciembre de 2001, que pocos días atrás dio otra muestra de impunidad al conocerse condenas muy por debajo de lo esperado. La Televisión Pública interrumpe su programación para transmitir en directo un acto donde el presidente Mauricio Macri realiza anuncios. No es la primera vez que sucede en estos 5 meses de gobierno, tampoco es la última, ni siquiera es la primera vez que elige la planta de Cresta Roja para hacer un anuncio utilizando a algunos de sus trabajadores como escenografía. En diciembre del año pasado una fuerte represión desalojó a los trabajadores de las rutas. El conflicto tiene larga data: la empresa había sido vaciada por su patronal, que incluso había sido subsidiada, y el actual gobierno se había negado a hacerse cargo del conflicto. Luego de aquella represión, un grupo de trabajadores fue recibido por el gobierno. Actualmente la empresa funciona con sólo 1300 trabajadores, menos de la mitad de los 3500 que trabajaban el año pasado.
Mientras el presidente hacía el anuncio, una valla que las cámaras no filmaron mantenía a más de mil trabajadores lejos de la puesta en escena: eran trabajadores de la empresa que reclamaban por su reincorporación. Los nuevos excluídos, los que estaban «del otro lado de la valla”. En esta ocasión, el presidente estaba anunciando que vetaría la Ley Antidespidos votada el día anterior en el Congreso Nacional.
«Saber de qué se trata”
El pasado 25 de mayo la Plaza de Mayo, frente al Cabildo, amaneció vallada. Durante la noche del 24 ya había una valla que impidió que cooperativistas puedan acampar dentro de ella. Las organizaciones acamparon toda la noche en sus inmediaciones por avenida Diagonal Norte: no hubo festejos en Plaza de Mayo.
Las autoridades usaron un camino alternativo para realizar el Tedeum en la Catedral Metropolitana. Nuevamente las vallas alejaron a los manifestantes de la escenografía de televisión. Aquella consigna «el pueblo quiere saber de qué se trata” parece haber sido incumplida dos siglos después por las actuales autoridades. De French y Beruti repartiendo escarapelas, pasamos a cientos de cooperativistas castigados por el ajuste o sin sus fuentes de trabajo pasando frío en un acampe, sin siquiera poder expresarse en Plaza de Mayo, cuyo acceso es negado por una valla y su realidad ignorada por las autoridades.
Pero el show debe continuar, sobre todo si es el «Día de la Patria”. Por la noche, un risueño Jaime Durán Barba desfiló por la televisión luciendo una escarapela y negando la pobreza y gran parte de la problemática actual.
Desparramando una bizarra dosis de grotesca posmodernidad, el asesor hizo su show amparado por una entrevista carente de repreguntas. Entre algunas de sus máximas figura su comparación de Argentina con India (refiriéndose a la pobreza en Calcuta) o su frase «la gente ya no cree en dioses”, mientras el actual gobierno subsidia a la Iglesia Católica (como los anteriores) y no despenaliza el aborto basándose, en parte, en fundamentos religiosos. También comparó al Papa Francisco con Lionel Messi, y afirmó que el actual presidente es el de mejor imagen de Latinoamérica, comparándolo con el presidente de México Peña Nieto, que para él está «haciendo una buena gestión” (¿Sabrá de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa y muchos otros asesinados durante su gestión?).
La sinceridad y el cinismo
La puesta en escena televisiva muestra a un presidente que dice «sincerarse” al reconocer en su declaración jurada que tiene una cuenta en Bahamas. Una sinceridad extraña, ya que no explica cómo en un año duplicó su patrimonio sin haber mentido en las declaraciones. Mientras en países como Islandia o Ucrania el escándalo de los «Panama Papers” se cargó a sus respectivos gobernantes, ya nadie se pregunta por los funcionarios argentinos involucrados. Habría siete compañías en las que figura el presidente Macri, además de otras tantas con funcionarios involucrados.
Sin embargo, poco parecen indagar los principales medios masivos al respecto. De hecho, al conocerse los primeros documentos, la prensa alemana se sorprendió de la poca importancia que los medios masivos argentinos le dieron al tema y a sus funcionarios involucrados.
Los dobles discursos o contradicciones siguen presentes en los medios. Desde la nota firmada por Carlos Pagni apoyando el blanqueo de capitales, cuando años atrás había escrito una nota criticando esa política, como también lo había hecho el actual ministro de Hacienda, o el referente de la UCR y principal promotor del Frente Cambiemos, Ernesto Sanz, que en declaraciones pasadas había afirmado su oposición al blanqueo de capitales «ayer, hoy y siempre”.
Pero no ocurre solo con funcionarios. También en el mundo del espectáculo las contradicciones se hacen presentes. Mientras esta nota se escribía, había un corte de calle en el cruce de las avenidas Corrientes y 9 de Julio. No se trataba de desocupados o trabajadores en contra de los despidos, sino de la transmisión de un programa televisivo, cuyo conductor, Marcelo Tinelli se había expresado hace no mucho tiempo «en contra de los cortes de calle”. No es la primera vez que ocurre: este sujeto se había manifestado en su programa de «prime time” pidiendo mano dura, quejándose por la inseguridad mientras elogiaba a un sector de la barra brava de su club San Lorenzo, la «Butteler”. ¿Y el protocolo? No, eso es sólo para los pobres.
Hablando de represión y patotas, y de atacar a los trabajadores, siguen los episodios de violencia contra trabajadores, desde Tierra del Fuego hasta Santiago del Estero. También en Río Negro, donde un fallo de la justicia avala detenciones a menores de 18 años.
Desalojos y detenciones a pueblos originarios, como ocurrió hace pocos días en Esquel. O en Formosa, donde nuevamente fue detenido el referente de la comunidad Wichí Agustín Santillán.
Las persecuciones se dan en todo el país, aunque no siempre son difundidas las noticias, como en Jáchal, donde los ciudadanos que se siguen oponiendo a la minería contaminante son denunciados por las autoridades. Los despidos y episodios de represión siguen sucediendo, pero al parecer, a la patria no le importa»¦ Al menos a esa que nos muestran los medios masivos, la de ese lado de la valla.
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