24/02/2016

El movimiento de liberación nacional kurdo avanza en Siria y retrocede en Turquía

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En las últimas semanas, el movimiento de liberación nacional kurdo ha logrado un avance considerable en términos militares y un nivel creciente de coordinación política con las fuerzas que combaten al Daesh (ISIS) en el marco de las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS). En cambio, en el Kurdistán turco la represión del Estado ha logrado en gran parte retomar el control de las ciudades en las que se había declarado el autogobierno, recurriendo a los métodos más brutales que significan un retorno a la «guerra contrainsurgente” de los años «™90. Por Pablo Mestrovich para ANRed


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Las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), integradas por las YPG/YPJ y distintas organizaciones políticas sirias, han obtenido en las ultimas semanas importantes victorias contra el Estado Islámico de Iraq y el Levante (ISIS) y otras organizaciones armadas islamistas. Al mismo tiempo, han desarrollado su organización para constituir una alternativa de poder popular para Siria. El 11 de febrero tropas de las FDS correspondientes a las YPG/YPJ y el Jaysh Al Thuwar (Ejército de la Revolución, en árabe) una escisión del Ejército Libre Sirio, tomaron la base aérea de Menagh, hasta ese momento bajo control de los grupos islamistas Jabhat Al Nusra (la filial siria de Al Qaeda) y Ahrar Ash Sham. La conquista de la base aérea les permitió ubicarse a 7 kilómetros de la ciudad de Azaz, adyacente a la frontera turca y controlada también por Jabhat Al Nusra. El 15 de febrero, 500 combatientes de distintas organizaciones islamistas, particularmente Jabhat Al Sham (Frente del Levante, en árabe) entraron en la ciudad de Azaz provenientes de Turquía, en una demostración de la alianza cada vez más estrecha entre el estado turco y los grupos islamistas más radicalizados de Siria. Desde la toma de la base de Menagh las fuerzas turcas lanzaron diversos ataques aéreos y de artillería contra posiciones de las YPG/YPJ en Menagh y Tel Rifaat. El 19 de febrero las FDS tomaron la localidad de Shadaddi. En los días anteriores habían cortado el camino entre Raqqah, la «capital” del Estado Islámico y la ciudad iraquí de Mosul, el centro urbano más importante bajo control del EI. Con estas operaciones las FDS se acercan a la posibilidad de cortar el territorio dominado por el grupo islamista en dos y al mismo tiempo unificar los cantones de Kobane y Efrin. Es importante señalar que la mayor parte del territorio bajo control del ISIS en Siria corresponde a una región desértica de las provincias de Deir ez Zor y Homs, ubicadas junto a la frontera con Iraq.

El 17 de febrero por la noche se produjo un atentado contra un ómnibus que transportaba soldados y oficiales del ejército turco en la ciudad de Ankara, en las proximidades de la sede del estado mayor del ejército turco. El ataque fue reivindicado el 20 por la organización armada TAK («Halcones de la Libertad Kurda”), un grupo que se escindió del Partido de los Trabajadores de Kurdistan (PKK) en torno al año 2004 a causa de la negativa de la dirección del PKK a llevar adelante ataques de carácter indiscriminado. El TAK, que en el mes de diciembre había efectuado un ataque contra el aeropuerto internacional Tahiba Gocsen de Estambul, acostumbra llevar adelante sus ataques en las zonas de mayoría étnica turca, particularmente contra objetivos relacionados con la actividad turística. A pesar de que al reivindicar ese último ataque, el TAK había criticado la metodología «humanista” del PKK, el estado turco, que oficialmente no distingue entre una organización y otra, responsabilizó al PKK y en general al movimiento de liberación nacional kurdo. A partir del 20 de febrero los ataques sobre las posiciones de las YPG/YPJ en Rojava se intensificaron. Es importante señalar que la intervención militar turca en el Kurdistan sirio no es nueva y se había iniciado ya a mediados del año pasado. El motivo no guarda relación, entonces, con el atentado de Ankara, sino con la situación militar antes descrita, que coloca al ISIS en una situación desesperada de no producirse la intervención militar turca. Se debe tener en cuenta que el territorio controlado por el ISIS dentro del Kurdistan turco es una pequeña franja adyacente a la frontera turca y correspondiente a los distritos de Jarabulus, Al Bab y Azaz en la provincia de Alepo.

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Del otro lado de la frontera, la situación es, por el contrario, muy desfavorable al movimiento de liberación nacional kurdo. Las operaciones iniciadas en el mes de noviembre para aplastar el movimientos de autogobiernos ( article11223 ) en el Kurdistán turco concluyeron con éxito, de acuerdo a las declaraciones del gobierno de Turquia, en la localidad de Silopi el 19 de enero y en la de Cizre el 11 de febrero.

Los métodos utilizados para aplastar el movimiento de autogobiernos han tomado la forma de una auténtica «limpieza étnica”. La ciudad de Silopi, en la provincia de Sirnak y adyacente a la frontera con Irak fue reducida a ruinas y la cantidad de muertos se calcula en 26, de acuerdo a diversos organismos de derechos humanos, al menos 7000 personas fueron forzadas a abandonar la ciudad. En la ciudad de Cizre, en la misma provincia y situada junto a la frontera con Siria, la población se refugió en los sótanos de las viviendas destruidas y fue atacada con gases tóxicos ( article11405 ). Como resultado se produjeron 165 muertos, de los cuales solo 27 han podido ser identificados debido al estado de destrucción en que se encuentran por efecto de los gases tóxicos. En el distrito de Sur, en la ciudad de Diyarbakir, se está produciendo al momento de escribirse esta nota una situación similar. Para el 17 de febrero 200 civiles, incluyendo 32 heridos y bebés, estaban atrapados en distintos sótanos, en edificios sometidos a fuego de artillería. El 21 de febrero distintas organizaciones, entre ellas el Partido Democrático de las Regiones (DBP), Democrático de los Pueblos (HDP), el Congreso de Mujeres Libres (KJA, en kurdo) convocaron a una movilización hacia el distrito de Sur. La marcha que partió de la zona céntrica de Diyarbakir, fue dispersada por las fuerzas policiales turcas antes de llegar a la zona afectada.

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Estos métodos, que implican una violación de todas las normas del derecho internacional humanitario, representan un retorno a la guerra contrainsurgente desarrollada en las zonas rurales del Kurdistán turco en los años «™90, que le permitieron al estado turco eliminar la base social campesina del PKK por medio de las matanzas y el desplazamiento forzado.

El régimen de Erdogan se encuentra en una situación paradójica. Sus aliados en la guerra civil siria están siendo derrotados por las FDS y en menor medida por las fuerzas del régimen de Al Assad y sus aliados, particularmente Rusia. Es altamente improbable que el ISIS y los grupos ideológicamente afines en Siria sobrevivan más que un par de años, incluso con el apoyo desembozado que reciben de parte de Turquía. Sin embargo, el régimen de Erdogan puede anotarse una victoria en el ámbito interno. No sólo consiguió consolidar su proyecto de reforma del sistema político turco, que aunque oficialmente se trata sólo de la instauración de un sistema presidencialista, en el largo plazo apunta a la destrucción gradual de todos los logros en términos democráticos aportados por el kemalismo desde los años «˜20, expresada entre otros aspectos en la restauración del matrimonio religioso islámico y la poligamia. Las elecciones fraudulentas del 1° de noviembre señalaron el comienzo de una política de aniquilamiento del movimiento de liberación nacional kurdo tanto desde el punto de vista militar como político. Y esta política ha contado con el silencio cómplice de la Unión Europea, necesitada de una Turquia que mantenga a los refugiados sirios lejos de sus fronteras.

Si el movimiento de liberación nacional kurdo quedara circunscripto al Kurdistan sirio, su suerte en el largo plazo sería extremadamente precaria y vería frustrado su objetivo estratégico al quedar más de la mitad de toda la población de Kurdistán bajo dominio del estado turco.



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