08/11/2005

CAUTIVA: La identidad robada

Análisis de la película de Gastón Birabén. Una obra sobre el dolor que debe atravesar una joven al descubrir que su identidad fue robada y apropiada por quienes pensaba que eran sus padres.


Un día Cristina descubre que en realidad se llama Sofía y que no tiene quince años, sino dieciséis. Y que, además, sus padres no son quienes la criaron y educaron, sino una pareja de arquitectos secuestrados y desaparecidos durante los años setenta.

Lo descrito hasta ahora bien podría ser un hecho verídico, uno entre miles. Pero no lo es. Dado que pertenece al universo creativo de Gastón Biraben, quien elige contar para su opera prima: «Cautiva», una historia ficticia basada en una cruel realidad.

Ardua tarea la de este joven director que logra traspasar la barrera de un tema muy doloroso y sensible, rompiendo con el molde prefijado de los oportunismos y maniqueísmos con que el cine nacional suele arropar a este tipo de narraciones.

Porque Birbaben no va más allá de lo que se propone contar. Demarca de una forma concisa y cristalina el terreno en el que se mueve: la identidad. O mejo dicho, el descubrimiento de una identidad robada y apropiada, que poco tiene que ver con lo vivido hasta ese momento.

Y ese descubrimiento, lo hace a través de la mirada incrédula de Cristina que a medida que avanza el relato va dejando cada vez más ese nombre que no le corresponde para transformarse en la Sofía que soñaron sus padres desde el cautiverio.

Claro esta, que sutil y leve es el cambio que va transitando la personalidad de Cristina / Sofía, que debe enfrentarse de manera brutal a un pasado que desconoce pero que clama por ser develado.

Pero para que esto se refleje en la pantalla es fundamental la presencia de una actriz que juegue de forma verosímil a ser quien no es y que nos devuelva una imagen real de esa criatura desoladora que sufre ante su verdad.

Algo que la debutante Bárbara Lombardo consigue de sobra. Verdadera revelación para esta joven que rodó la película antes de hacerse conocida por su participación en distintos ciclos televisivos.

Aunque también debe mencionarse la estupenda labor de Mercedes Funes, (sin lugar a dudas una de las mejores actrices de su generación) que compone a esa amiga de la protagonista que funciona como el mejor espejo en quien reflejarse: autentico y comprometido.

Nunca es tarde para seguir ahondado en este tipo de propuestas, más allá de las cataratas de críticas que suelen escucharse y que pretenden señalar el camino por donde el argumento debería transitar, de acuerdo a sus intereses o pareceres.

Aquí el tema no es la exploración de la propia identidad, como Albertina Carri trazó en sus «Rubios», mezcla de documental autobiográfico y ficcional, ni tampoco el perturbador posible vínculo de amor entre la victima y su victimario, que Marcos Bechis ilustró en «Garaje Olimpo».

Por fortuna, Biraben sigue su propio recorrido y no imita a sus antecesores. Asume un riesgo, que es el de contar un relato de forma más bien estructurado y con un final en donde el reencuentro entre los lazos sanguíneos es posible. Algo objetado por aquellas voces que pretenden una visión más incomoda y sombría sobre este tipo de temas.

¿Pero por qué será que siempre se le pide a algo, ser lo que no es? Imposible conformar a los inconformistas eternos que buscan lo que ellos son incapaces de engendrar.

Por lo pronto, la visión de «Cautiva» representa una buena oportunidad para espiar por una ventana que permaneció oscura y sesgada durante muchos años. Ya llegarán otros films con otros planteos y visiones. Y bienvenidos sean, porque de eso se trata.

CAUTIVA

 Drama: Argentina, 2003

 Guión y dirección: Gastón Biraben

 Protagonista: Bárbara Lombardo y Mercedes Funes.

 Cines: Complejo Tita Merello, Suipacha 442 / Cosmos, Av. Corrientes 2046

Por Mariano Minasso



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