Desde el Jardín: La arbitrariedad de la verdad mediática

La pieza teatral «Desde el jardín», nos permite, como proponía su autor Kosinsky, «bucear en la mentira que esconden las verdades y de la verdad que puede haber en las mentiras».

Primero fue la novela escrita por Jerzy Kosinski. Luego llegó su célebre adaptación cinematográfica, de la mano del genial Peter Sellers. Ahora, es el turno de la versión teatral de «Desde el Jardín»; una historia que no pierde vigencia porque nos habla de cuán sutiles pueden ser los límites entre la verdad y la mentira.

Dos construcciones siempre perpetradas por una mente humana y subjetiva que pueden variar de acuerdo al lente con que se las mire y que inevitablemente están asociadas al poder. Un poder que todo lo atraviesa y nada le puede escapar. Porque cuando ese poder avala un enunciado, poco importa la veracidad de lo afirmado.

Y más aun, cuando de por medio se encuentran los medios de comunicación, vitales e indispensables, no sólo para reproducir un discurso, sino también para instalarlo como una categoría de sentido común.

Pero claro está, que para completar el último eslabón de la cadena es necesaria la complicidad de la sociedad, o al menos, de parte de ella, para darle significado y sentido a lo expuesto.

Ahora bien, trasladar la profundidad de un texto corrosivo y sumamente irónico y del cual era posible realizar varias lecturas podía resultar no ser una tarea sencilla. Sin embargo, Edward Nutkiewicz mediante su adaptación logra superar ampliamente el desafío.

Su versión teatral no carece de la profundidad y del mensaje que implícitamente Kosinsky nos quería manifestar. Sí, la de un mundo gobernado por imágenes y palabras huecas que retumban hasta casi el infinito.

Por eso, la utilización de varios televisores que cuelgan del techo de la sala «El Bardo», en medio de una escenografia totalmente despojada, son más que bienvenidos dado que contextualizan y sirven de anclaje para explicitar esa realidad nefasta, pero real, en donde se ve mucho, pero poco es lo que se escucha y menos lo que se comprende.

De otra manera, cómo es posible que un jardinero (magníficamente interpretado por Alfredo Noberasco) que sólo habla de cómo cuidar de la mejor forma a un jardín, pase de un plumazo a convertirse en un influyente hombre del mundo de la política. Sí, ya sabemos, esto es sólo ficción.

Tanto, como la ficción inventada por el presidente del país más poderoso del mundo que invadió una nación a partir de una mentira inescrupulosa que muchos no dudaron en creer. Lastima que fue real y esa guerra no fue una representación teatral, ni un guión literario.

Es así, que este tipo de obras nos permite, como proponía Kosinsky, «bucear en la mentira que esconden las verdades y de la verdad que puede haber en las mentiras».

Nunca es tarde para replantearse y someter a prueba los discursos hegemónicos que nos llueven incesantemente como un mandato incuestionable e indiscutido. Dado que esos resultan ser los más nefastos y peligrosos.

No es el caso, claro está, de este jardinero de la obra que poco mal puede hacer con sus consejos herbarios. Quizá, la gran ironía sea que resulten más efectivos que los propuestos por los tecnócratas de turno.

En fin, una obra divertida, profunda y con muy buenas actuaciones de todo el elenco (descolla una María Alejandra Bonetto en el rol de la millonaria encandilada ante ese Carlos Jardinero de la historia que deambula por un mundo impregnado de poder, que le es ajeno y poco le interesa)

Más no se puede pedir. Sin lugar a dudas, la visión de «Desde el Jardín» representa una aproximación directa, casi en carne viva, de una sociedad cada vez más menos pensante y vacía que sólo escucha lo que quiere creer.

Hasta el punto de transformarse en zombis que buscan una vida mediante una pantalla de televisión que sólo les devuelve una visión cada vez mas sesgada y ficticia de la realidad.

Pero a no alarmarse, que por fortuna todavía se está a tiempo para correr y huir de esa puesta en escena que poco tiene que ver con lo real.

DESDE EL JARDÍN

 Autor: Jerzy Kosinski

 Adaptación teatral: Edward Nutkiewcz

 Protagonistas: Alfredo Noberasco y María Alejandra Bonetto

 Puesta en escena y dirección: Néstor Romero

 Viernes, sábados y domingos 20Hs.

El BARDO, TEATRO ESTUDIO

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Por Mariano Minasso

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