29/10/2015

«¿De quién es el ambiente?»

12191448_423948191138399_2754766900126574404_n.jpgEn el día de ayer, en la facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata se presentó el libro «Polos: injusticias ambientales e industrialización petrolera en Argentina». La actividad comenzó a las 18 y estuvo a cargo del Colectivo Tinta Verde de La Plata, OIKOS Red Ambiental de Mendoza, Taller Ecologista de Rosario y Observatorio Petrolero Sur de buenos Aires. Por ANRed.


La jornada comenzó con una presentación del trabajo por parte del Colectivo Tinta Verde, quien fue responsable del capítulo del libro que analiza la situación de la refinería de YPF y el polo petroquímico ubicado en Ensenada y Berisso, en las afueras de la ciudad de La Plata, Buenos Aires. En esta primera parte se destacó que fue un trabajo colectivo y que «incluyo desde entrevistas a organizaciones, activistas, asambleas, entrevistas técnicas y análisis laburados desde la facultades de ciencias exactas o ingeniería y que aportaron en el sentido de poder bajar un poco el lenguaje técnico para un material que se pueda difundir y que sea un aporte para discutir”.

Por otro lado, aseguraron que trabajaron poniendo énfasis el riesgo que implica vivir en un polo petroquímico, o cerca de un polo industrial, de la calidad de vida de la población, y sobre todo en La Plata, después de la gran inundación del 2 de abril que volvió a poner en evidencia lo que implica estar viviendo así. A esto, le agregaron que «no existe una política de control, las instancias de fiscalización no son efectivas y no se han desarrollado programas permanentes de evaluación socio-sanitaria. Todo ello genera poco conocimiento en lo que sucede, dificulta la generación de demandas para revertir la situación e invisibiliza el problema».

A la presentadora, le siguió la palabra de Darío Andrinolo, director del Programa Ambiental de Extensión Universitaria de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata. Si bien él no formó parte del libro habló en nombre de la institución que está trabajando en el tema y argumentó la razón por la cual se hacía allí la presentación: «una de las cosas que nos proponemos es hacer entrar en los anchos y duros muros de la universidad a los discursos sociales y a los discursos que hay por fuera para validarlos o contrastarlos o para ponerlos en juego, en discusión”.

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Por otra parte, el director también se refirió a lo que significa tener un polo petroquímico en la ciudad. «Cuando nosotros decimos polo petroquímico a cada cual se le surge una idea de lo que es, a mí me surge el olor a petróleo en la tierra de ensenada, me surge mi infancia, también, donde la transit黦 a los vecinos le decís eso y se sienten orgullosos porque es la empresa donde trabajan, y donde trabajarán sus hijos y es la empresa que los está matando cotidianamente, todo al mismo tiempo, una contradicción”.

Para finalizar su intervención, Andrinolo propuso preguntas para la reflexión. En este sentido, se preguntó ¿De quién es el ambiente? ¿Qué tipo de propiedad es la propiedad sobre el ambiente?, ¿Es pública?, ¿Es colectiva? ¿Cómo se hace valer mis derechos hacia una propiedad que es el aire que respiramos? ¿Cómo hago hacer valer mis derechos por sobre una mega empresa, del aire que respiro, de donde se seca mi ropa, o juegan mis chicos?

En tercer lugar, habló Fernando Cabrera, del Observatorio Petrolero Sur. Organización que desarrolla el caso del complejo industrial perteneciente a YPF en Plaza Huincul, Neuquén. El capítulo cuenta la realidad que vive una localidad que fue pionera en el desarrollo del petróleo en el centro de la provincia de Neuquén, que tuvo una vida fundada en eso y que hoy tiene los índices de cáncer más altos del país según el censo epidemiológico que se hace a nivel nacional.

Fernando comenzó diciendo que «es bueno que se escriba sobre las refinerías y polos petroquímicos, porque no hay mucho, y sobre todo si se lo hace desde esta mirada, teniendo en cuenta el avance de lo no convencional, del desarrollo de estas energías extremas y la necesidad de multiplicar la capacidad de refino y la potencia petroquímica de argentina”. A ello, le agregó que en lo que existe escrito no aparecen las personas, aparecen los números, las capacidades técnicas pero no la gente.

Para Cabrera, esto es irrisorio teniendo en cuenta que «hay ocho grandes refinerías en el país, nosotros en el libro trabajamos con cinco y a excepción de la de Lujan de Cuyo todas están en zonas urbanas, y la de Luján está en zona semi urbana».
Por último dijo lo que implica el trabajo realizado: «Tenemos la idea de que es necesario comenzar a hablar de justicia ambiental porque nos parecía que en la argentina no está muy desarrollado el movimiento socio ambiental pero en los movimientos sociales, populares, políticos tampoco y nos parece que es un entramado que puede abrir muchas discusiones. Y en este sentido, este cuño tiene el sentido de comenzar a juntar el movimiento social, popular y político, que luchar por el reconocimiento de derechos, de disputas socio-salariales con el movimiento ecologista”.

Posteriormente habló el presidente de OIKOS Red Ambiental de Mendoza, Eduardo Sosa, tuvo a su cargo el tercer capítulo, en el que leyó minuciosamente los expedientes de los incidentes ambientales y sus remediaciones en la refinería de YPF en Luján de Cuyo.

Durante su intervención dijo que «la refinería fue colocada allí, y nunca se pensó en un criterio ambiental, allá por 1940 la ubicación responde únicamente a que es un sitio estratégico de varios yacimientos que estaba en plena producción”. Además agregó que en ese momento no se previó que la refinería está sobre el acuífero más grande del Oasis Norte.

Por otra parte se refirió a las problemáticas para trabajar en estos temas ya que en todos los casos de justicia ambiental se han encontrado con la dificultad de acceder a la información. Esto es llamativo, teniendo en cuenta que como dijo Eduardo «desde el año 2004 que existe la ley de acceso a la información ambiental que rige para todo el país y que establece que la información ambiental es libre y gratuita y no se puede declarar de interés personal”.

Por último estuvo Cecilia Bianco, coordinadora del Área Tóxicos de Taller Ecologista, quien fue la encargada de analizar los impactos de la refinería y la planta fluvial del Grupo Indalo, ubicados en San Lorenzo, Santa Fe. Además de desarrollar el caso específico dejó en claro que «cuando lo investigué me di cuenta que es algo que está muy callado, se puede ver la ausencia del estado, municipal y provincial”.

Para finalizar dijo que de la refinería fundada en 1938 «una de las cosas que sorprendió son las bombas que hay alrededor de la refinería para extraer petróleo de las napas, son 156 bombas. Esto habla de la gran contaminación que existe”.



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