05/10/2005

El discurso de Clarin frente a los conflictos salariales

En 2004, la pelea por aumento de salarios llegó a su punto más álgido con la lucha protagonizada por los trabajadores del subte. En 2005, los trabajadores del Hospital Garrahan, en mayor medida, y los de aerolíneas, llevaron buena parte de ese intento por recuperar el salario por fuera de las estructuras de la CGT.

Sin embargo, en todos los casos, los medios masivos de comunicación, entre ellos Clarin, utilizaron la misma estrategia discursiva: los que «paran» molestan, y los usuarios «se perjudican».


Tres conflictos, la misma estrategia discursiva. Aún en el caso del Garrahan donde los chicos no son «usuarios», puesto que la salud es un derecho y no un servicio, aunque los dueños de los medios masivos de comunicación jamás hacen hincapié en ello.

Los paros en Aeroparque y en Ezeiza generan demoras en los vuelos, en el caso del Garrahan impiden la cirugía de niños, y en el subte, no permiten que las personas lleguen a tiempo a sus casas o trabajo. Esto es lo único que destaca Clarín ante cada conflicto.

¿Cuando empieza la vida de un diario?

Cuando se apodera del control de los avisos clasificados. O cuando mediante acuerdos con el ejército durante la última dictadura logra concentrar el monopolio de papel prensa. También, y por que no, cuando un gobierno constitucional le otorga la pesificación de su millonaria deuda en dólares luego de la devaluación en el 2001, a cambio de títulos de tapa como «La crisis se cobró dos muertos» (Clarín, 27-6-02) frente a los asesinatos de Dario Santillán y Maximiliano Kosteki a manos de la policía en el Puente Pueyrredón.

Pero mas allá de la fecha exacta del nacimiento del «Gran diario argentino» lo que nunca modificó, al igual que la mayoría de los medios gráficos de tirada masiva, fue su estrategia discursiva frente a las huelgas por reivindicaciones salariales y de mejores condiciones de trabajo. Algunas no las trató directamente, como la cantidad de despidos en su propio diario. (5 de noviembre de 2000, con represión incluída sobre la calle Tacuarí en uno de sus depósitos).

El paro de los trabajadores de subtes.

«Subtes: hubo arreglo», tituló Clarín en su sección del diario «la ciudad» del 16 de diciembre de 2004. La nota comenzaba así: «Los trabajadores del subte decidieron aceptar ayer una propuesta del Ministerio de Trabajo para destrabar el conflicto salarial con Metrovías. La oferta también fue avalada por la empresa. Gracias a este acuerdo, no se realizarán nuevos paros». Los trabajadores del subte «trabaron un conflicto» y el Ministerio de Trabajo «propone», mientras que la emprea «avala». Los trabajadores, desde el discurso de Clarín, son los causantes del problema y los funcionarios y la empresa los que aportan los criterios de solución. De las condiciones insalubres de trabajo en el subte, solo los trabajadores en cita textual lo mencionan, el diario no lo cita ni siquiera en forma indirecta.

Por último, el texto cierra su concepto sobre el paro: «El conflicto paralizó el servicio de subtes los días 18 y 23 de noviembre y 6 y 7 de diciembre, generando inconvenientes a los 900.000 usuarios que lo utilizan por día». Es impactante la connotación que tiene la palabra conflicto para Clarín. El hecho en sí, «paralizó el servicio de subtes», desplaza a los trabajadores. La acción reemplaza al sujeto que la lleva a cabo.

2004 y 2005 en el Hospital Garrahan.

Los trabajadores del Garrahan comenzaron con su lucha por aumento de salario en el 2004, pero fue durante el 2005 que alcanzó su punto más fuerte.

En una nota del 21 de abril de ese año, Clarín muestra como despretigiar una medida de fuerza llevada adelante por trabajadores que exigen una mejor calidad de vida: «Más allá de la legitimidad o no del reclamo, esta vez los rehenes del conflicto son chicos enfermos». El término «rehenes» remite más al discurso policial que a la cobertura de un conflicto gremial.

La nota corresponde al periodista Germán Cervetto y se titula «Final de juego». Fue el primer momento fuerte de la pelea de los trabajadores del Hospital de Niños.

Aerolíneas Argentinas

«Cortes y protestas, tensión y demoras por un reclamo del personal técnico de Aerolíneas». Esto pertenece a la sección del diario «El país», del 1º de setiembre de 2005. El subtitulo de la nota es el siguiente: «Ezeiza: un paro inesperado terminó con agresiones».

La nota corresponde a la pelea de los trabajadores del personal técnico de Aerolíneas por aumento de salarios. «Por un paro sorpresivo del personal de Aerolíneas Argentinas ayer se demoraron seis vuelos, uno en el aeropuerto internacional de Ezeiza y cinco en aeroparque», sostiene en el primer párrafo. En este caso, existe la afirmación por parte de quien escribe la nota de que la demora en los vuelos es a causa del paro, como si el funcionamiento de Aerolíneas en condiciones normales fuese siempre el más óptimo. Por otro lado, aquí también aparece la gravedad del hecho en sí: «por un paro sorpresivo, se demoraron vuelos». El personal de Aerolíneas pareciera tener protagonismo sólo por sus acciones y medidas de fuerza, ya que en el resto de la nota no aparece el carácter de sus reclamos. «El paro comenzó a las 11 y terminó a las 14, pero a los golpes, cuando algunos integrantes de APTA (Asociación del Personal Técnico Aeronáutico) agredieron a dos directivos, el vocero Julio Scaramella y el gerente de Recursos Humanos de Aerolíneas, Esteban Maccari. Para calmar los ánimos intervino la Policía de Seguridad Aeroportuaria», remata el texto. Los integrantes de APTA «agreden» a funcionarios de Aerolíneas (son mencionados con nombre y apellido, sólo «sufren» la acción de los trabajadores y aparecen como sujetos ajenos al conflicto). En tanto la policía, «calma» y tranquiliza los ánimos con su intervención.

Un toque de atención para la solución de los problemas patronales

Para cada caso en particular, Clarín utiliza las mismas armas: descontextualizar el hecho, omitir cuestiones claves del carácter de los reclamos y atribuirle acciones negativas a los trabajadores y positivas a los patrones, directivos, dueños o policía, según el caso. Analizar a su vez el discurso de los medios sirve para romper con el absurdo mito de la objetividad periodística, otra de las vertientes discursivas de los medios masivos de comunicación.



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