18/05/2018

Después del acuerdo con el FMI, “ahora el país es rehén del humor de los mercados”

La estrategia económica del gobierno encabezado por Mauricio Macri entró en crisis. Luego de más de quince años, y en un intento por estabilizar las corridas cambiarias y compensar la falta de producción, la Argentina vuelve a pedir un préstamo al organismo internacional con sede en Washington. El contexto económico propició esta decisión, pero… ¿era inevitable? Martín Guzmán, investigador en la Universidad de Columbia y especialista en deuda pública y desarrollo económico, nos da la respuesta. Por La Revacha en FM La Tribu.

En diálogo con La Revancha radio, Martín Guzmán, economista y especialista en deuda pública y crisis financieras, analizó a fondo la política económica que el gobierno encabezado por Macri está llevando a cabo. La semana pasada, el polémico anuncio del pedido de préstamo stand by al Fondo Monetario Internacional, se sumó a una serie de medidas macroeconómicas que colocan al país en un rumbo incierto.

“En un principio, la expectativa del gobierno de Macri era de un cambio optimista en la trayectoria macroeconómica del país. Creían en un aumento sostenible de la producción que daría consistencia a un esquema donde el Banco Central emitía un montón de bonos para poder evitar que crezca más la base monetaria y así contener a la inflación. Lo que se puede ver ahora es que eso no ocurrió. La estrategia del gobierno ha fallado en  producir aquello que prometió producir.”

Frente a esto, la huida de capitales no se hizo esperar y llevó a una depreciación del peso. No obstante, y pese a esta crisis cambiaria, Martín Guzmán considera que acudir al FMI no era inevitable. “Por supuesto que hay otras opciones. Esto ha sido una decisión del gobierno. Lo que está ocurriendo no es la gran crisis. No es una crisis de deuda, es una crisis cambiaria que también es costosa, pero que no tiene la magnitud de la crisis del 2001.”

Para el economista cercano al premio nobel Joseph Stiglitz, “otra de las opciones era lidiar con la crisis sin intentar contenerla. No olvidemos que el fondo lo que hace es prestar dinero, no regalarlo. Y para pagarlo hay que generar un saldo de exportaciones por sobre las importaciones que no se estaría generando.”

“Acudir al FMI es una estrategia que nos conduce cada vez a un problema mayor de deuda externa. Además, el país pierde parte de su autonomía porque cada vez que haya un problema para pagar intereses habrá imposiciones en término de políticas económicas. Tomar esta decisión implica contener la crisis cambiaria y los desequilibrios externos pateando el problema para adelante.”

Martín Guzmán aclara que esto no significa volver al 2001, pero que “esta política hace que ese camino sea más posible. En el caso de que Argentina tuviera problemas para pagar la deuda aumentarían los intereses, y el gobierno ahí deberá pensar sí recortar el gasto público para pagar los mayores intereses. Esta dinámica conduce a una contracción qué deprime aún más la actividad económica. Esto hace que el país tenga todavía menor capacidad de pago. Cuando se llega a esta situación, no tener la autonomía para implementar las políticas necesarias para salir del momento crítico colocaría al país en grandes problemas.”

En reiteradas ocasiones, y desde 1956, gobiernos dictatoriales y democráticos se vieron en la necesidad de pedir dólares al FMI. Guzmán considera que la clave para evitar esto es “manejar la política macroeconómica con cierta prudencia”. Cosa que la gestión actual no tuvo demasiado en cuenta al considerar con tanto optimismo el crecimiento económico y realizar un conjunto de políticas que propiciaron una salida de dólares, en un país que gasta por encima de aquello que produce.

La segunda cuestión a considerar es más profunda, “tiene que ver con el esquema de políticas económicas y para el desarrollo que se implementen. Personalmente considero que el estado tiene un rol importante para generar capacidades y conocimiento, reteniéndolos y aplicándolos de modo de poder ser más productivos y venderle más al mundo.»

Para estabilizar la deuda externa la Argentina debería lograr un superávit comercial aumentando la producción de bienes para exportar, “pero ahora con el esquema de política de este gobierno lo veo muy difícil. Es importante ser prudente, entendiendo que es bastante iluso pensar que con este esquema de políticas que ya no dieron resultados se pueda generar una mayor cantidad de dólares con una optimización en la producción de los próximos años.”

“Pasados dos años no se resolvió ninguno de los desequilibrios macroeconómicos qué Argentina ya tenía. No sólo no se resolvieron sino que se profundizaron. Ahora el Banco Central tiene una montaña de deuda al mismo tiempo de que se están vendiendo parte de las reservas. Estas deudas en forma de lebacs irán venciendo. Habrá momentos en que el humor de los mercados sea mejor y otros en que sea peor, y se producirán variaciones abruptas en los cambios de moneda.”

“Ahora el país es rehén, con las políticas monetarias con metas de inflación, del humor de los mercados. La sociedad argentina desde ahora va a enfrentar muchos más riesgos de los que enfrentaba antes.”

La economía tendrá una fragilidad e inestabilidad que afectará principalmente el bolsillo de la clase trabajadora. Este año la devaluación golpeará el poder adquisitivo de la gente lo que producirá un decaimiento de la producción de bienes que se producen para el mercado doméstico. No obstante, el economista prevé que para el 2019 exista la posibilidad de expandir un poco la economía utilizando parte del espacio fiscal, “habrá que ver el rol que juegue el FMI. Al gobierno le va a convenir esta mejora del ciclo político. Se podría generar una recuperación a corto plazo a costa de problemas en el largo plazo. No sería sorprendente que el año que viene las cosas vayan mejor que este año, pero esto no quiere decir que la argentina se recupere.”



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