23/05/2018

El dolor se transformó en fuerza y mural

Hace pocas semanas los rostros de Micaela, Bárbara, Marisol y Susana fueron plasmados en vivos colores y rodeadas de mariposas sobre una extensa pared frente a la plaza Paso de La Plata gracias a que sus familiares, amigas, artistas y organizaciones feministas trabajaron colectivamente para lograr en pocos días rehacer el mural por la memoria de las víctimas fatales del cuádruple femicidio ocurrido en noviembre de 2011. El mural original, tapado por la empresa de energía eléctrica Edelap a principios de este año había sido realizado al año de la tragedia, cuando la familia de las víctimas apenas comenzaba el camino incierto para lograr justicia, mediante movilizaciones y con el acompañamiento de diversas organizaciones feministas. En esta segunda oportunidad, con un femicida cumpliendo la pena a cadena perpetua, Lorena Galle, tía de Mica, resignifica este proceso de reconstrucción del mural: «Una al terminar el duelo vuelve a pintar el mural y le quita todo ese dolor, y después de tantos años ahora es tenerla a Mica a mi lado diciéndome ¡vamos tía, dale!». En la nota te invitamos a recorrer el mural en imágenes y a través de las reflexiones de Lorena Galle y la muralista Paula Okada. Por ANRed

Hace unas semanas familiares, amigas, artistas y organizaciones feministas concluyeron un mural que se ha vuelto emblema en la búsqueda de justicia por el femicidio de Bárbara Santos (29), Micaela Galle Santos (11), Marisol Pereyra (35) y Susana de Bárttole (63); el caso conocido como cuádruple femicidio de La Loma, ocurrido en 2011. El mural realizado nuevamente por la memoria de las mujeres asesinadas forma parte otra vez del acervo de espacios públicos recuperados por las organizaciones de mujeres, trans y travestis para visibilizar y para honrar a las víctimas fatales, las que ya no están por la violencia machista.

Fotografía: Gabriela B. Hernández

El mural original fue realizado en noviembre de 2012 durante el primer aniversario del femicidio de las cuatro mujeres. Un año antes Micaela tenía 11 años y miraba tele en su casa del barrio platense de La Loma donde vivía con su mamá Bárbara y su abuela Susana. La noche del 26 de noviembre de 2011 Javier Quiroga, el hombre que tomaba mate con su abuela en la cocina las mató a las tres con golpes y un cuchillo; incluso a Marisol, una amiga de Bárbara que llegó después de cometida la matanza. Pero gracias a la lucha, el «crimen pasional» se transformó en cuádruple femicidio y Micaela es también Mica, como la recuerda su tía, es la niña retratada en 2012, y tras ser borrada a principios de año por Edelap, es otra vez una niña sonriente junto a su mamá, su abuela y Marisol en el mural ubicado en 13 y 44, un mural realizado colectivamente con familiares, muralistas y activistas unidas por el deseo de recordarlas con amor en el espacio público.

-Fue totalmente distinto pintar este mural. Primero que en el primero que hicimos hacía muy poquito que había ocurrido esa tragedia y bueno, los familiares estaban muy sensibles, hubo mucha tristeza, fue muy triste en ese sentido, sumado a la lucha del movimiento de mujeres y que todavía no había sido el juicio, entonces hacer el mural tenía como un sentido diferente al de ahora porque era reclamar justicia porque se venía el juicio oral y estaba cargado de todo eso-reflexiona Paula Okada, artista plástica que también trabajó en el mural por Sandra Ayala Gamboa plasmado sobre la entrada a Arba, el lugar donde fue encontrada violada y asesinada en 2009. -Ahora quizás tenía el sentido de no olvidarlas, de mucha más alegría dentro de todo esto tan triste, mucho más de compartir y luchar colectivamente por justicia, y no tanto con la presencia de la tragedia tan viva. Por otro lado, en este mural no hubo ni los varones militantes ni las banderas ni bombos, esto fue como más de un colectivo más grupal: todos juntos haciendo una actividad, fue eso lo que conmovió esta vez, la unión-.

A principios de este año, un día de enero el mural apareció tapado y pintado completamente de blanco como si no hubiese existido nunca un mural por las víctimas del cuádruple femicidio. A los pocos días Lorena, la tía de Mica, junto a organizaciones de mujeres fue recibida por Carolina, la encargada del área de comunicación de EDELAP y logró que la empresa de energía eléctrica reconozca que el mural por su sobrina y las víctimas de femicidio es un emblema de la lucha contra la violencia machista en La Plata. Se reconocieron los gastos de pintura, andamios y el pasaje del padre de Marisol que vive en Tucumán.

Así fue como a casi siete años del aniversario de la tragedia, Lorena Galle encabezó la organización de la reconstrucción de un nuevo mural en homenaje a las víctimas del cuádruple femicidio en la misma pared donde había estado todos esos años, aunque esta vez algo cambió. -En el mural antes las caras estaban en tonos cremas, el fondo blanco. Ahora fue otra cosa porque Lucía, mi hija que era muy unida a su prima Mica fue diciéndome que a ella le gustaban las mariposas, los colibríes y yo también fui recordando cosas. Ahora las caras están mas pop y el fondo con colores vivos-. Lorena cuenta que «una al terminar el duelo vuelve a pintar el mural y le quita todo ese dolor». –Después de tantos años ahora es tenerla a Mica a mi lado diciéndome ¡vamos tía, dale!-. El dolor se transformó en fuerza.

Colibríes, mariposas, las ramas de un árbol que rodea a los cuatro rostros fucsias. Sobre calle 44 sobre un andamio el tío de Lorena, letrista de toda la vida, termina de escribir en negro una frase que ocupa tres renglones y se abrazan con su sobrina Lorena que se emociona hasta las lágrimas. -La frase representa lo que yo siento adentro. Esa frase me la regaló la ex novia de Daniel, mi hermano, y la tuve pegada en la pared siempre. Cuando hicimos el mural a mí se me ocurrió ponerla . Los chicos me dijeron que es de una canción que se llama «Creo», es de Callejeros. Quedó buenísima ahí, sintetiza lo que siento. Pensé que no iba a venir nadie y vino un montón de gente, estuvo la mamá de Johana Ramallo y Quimey-. Lore También estuvo acompañada por la agrupación feminista Las Rojas en la cual militó hasta hace poco y la agrupación La Garganta Poderosa entre otras.

 

En los tres días que trabajaron para pintar el mural algunos conductores aminoraban la marcha de sus vehículos para mirar la pared que iba tomando color y forma; una mujer anciana se detenía a observar los rostros de Bárbara y Marisol, unas niñas se sumaron a pintar mariposas. Paula Okada estudió las intervenciones artísticas en homenaje a víctimas de tragedias como por ejemplo las que hay en el barrio de Once en CABA. –Yo le llamaba santuarios de la ciudad, son esos espacios donde la locura del transeúnte que anda a mil por hora se detiene, es como que está presionado a detenerse y entrar en otro espacio y tiempo diferente que tiene que ver con lo religioso, lugares de culto de lo sagrado, algo así como conectarse con la vida y la muerte-. Pero qué hay de específico en el trabajo callejero sobre la violencia  machista. -Por un lado me parece que esto de los murales relacionados con los femicidios son fundamentales porque son una manera de apropiarse del espacio público porque justamente tiene que ver con esta problemática de género que las mujeres son siempre relegadas al ámbito privado, a lo doméstico y bueno, salir de las casas y plasmar todo lo que pasa al interior de los espacios privados en las calles, en la vía pública me parece súper importante, porque es parte justamente de la problemática, que las violencias hacia las mujeres ocurren puertas adentro entonces salir afuera y mostrar lo que pasa adentro es fundamental-.

-Por otro lado, lo que sucede con los murales, el arte y las luchas es que lo que hacemos en el espacio público se resignifica a partir de la intervención y de la construcción de un mural porque esas paredes se transforman en lugares donde los familiares se encuentran con sus familiares que ya no están, pasan a ser ámbitos casi sagrados te diría, entonces el lugar del arte es un lugar que roza lo religioso en esos espacios y en esas formas de construir colectivamente los murales.

En el tercer día/noche de laburo a la luz de los reflectores faltaban los últimos detalles para terminar el mural y le preguntamos a Lorena si tenía ganas de darle un mensaje a las mujeres que sufren violencia por ser mujeres o sufren la pérdida de amigas, madres, tías, abuelas…

Si yo tendría que dar un mensaje es primero… me quedó en la memoria una frase que dijo Elsa Pavón, abuela de Plaza de Mayo, que dice que el dolor destruye pero también reconstruye, y a cada mujer que está sufriendo violencia, que está sufriendo abuso, que está sufriendo golpes le digo que se puede salir de todo el dolor, que yo sé que es muy difícil salir del dolor, sé que sentís que morís a cada instante pero yo a Mica la tengo muy cerca mío y ella es la que me da fuerza todos los días para continuar la lucha ya hace siete años, y que las mujeres somos muy poderosas, somos fuertes y cuanto más juntas estemos más empoderadas nos sentimos, que no tengan miedo, que siempre hay una ayuda, que yo en la calle encontré mujeres maravillosas que me ayudaron a seguir y por más que una siempre esté con ese dolor y la calle te ayuda y te da muchas fuerzas y también te hace sentir maravillosa, creo que eso es lo importante. 

                

Polémica sentencia por el cuádruple femicidio

La Plata: Marcha contra los femicidios

 

Carta abierta de Daniel Galle, padre de la nena asesinada en el cuádruple femicidio

 

 



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