05/04/2018

La Argentina de los papelitos


La historia argentina tuvo muchas veces a los «papelitos» como la síntesis gráfica de grandes escándalos políticos. La servilleta denunciada del ex ministro del Interior Carlos Corach con los nombres de los jueces federales que respondían al gobierno de Carlos Menem. El papel del genocida Miguel Etchecolatz que decía «Jorge Julio López», durante el fallo que lo sentenció a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad en octubre de 2014. Ayer, el papelito del actual ministro de Finanzas Luis Caputo pidiéndole a una legisladora que «no sea mala», mientras lo indagaban en el Congreso por la deuda externa y por haber sido testaferro de cuentas off shore. Sólo algunos ejemplos de muestra de una historia donde el secreteo en un papelito se instala como metáfora del show de la impunidad. Por ANRed.


«La servilleta de Corach»

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Imagen: La Izquierda Diario

El 15 de octubre de 1996 el ex ministro de Economía Domingo Cavallo inmortalizó el control del menemismo sobre los jueces federales con la imagen de la famosa servilleta del ex ministro del Interior Carlos Corach, en la cual aseguraba había una lista de los jueces federales que respondían a los deseos del gobierno de Carlos Saúl Menem. Cavallo nunca mostró esa lista y nunca se comprobó su existencia. Se cuenta que los nombres que asomaban allí eran los de los jueces Carlos Branca, Jorge Urso, Adolfo Bagnasco, Rodolfo Canicoba Corral y Claudio Bonadío, como la punta del iceberg de un sistema judicial de protección de contrabandistas, corruptos y evasores vinculados al gobierno.

Un gobierno que se caracterizó por la impunidad, los múltiples casos de corrupción, evasión impositiva, vaciamientos de empresas y bancos, causas por enriquecimientos ilícitos, el aumento de la deuda externa, la privatización de sectores claves del Estado, los despidos, los atentados, encubrimientos, magnicidios e, incluso, desapariciones en democracia.

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Domingo Cavallo, quien fue ministro de Economía hasta que renunció a comienzos del segundo gobierno de Carlos Menem

Los atentados impunes a la Embajada de Israel y la AMIA, la voladura de la fábrica militar de Río Tercero en Córdoba y su vinculación con la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia, el asesinato del hijo del presidente, la causa de contrabando de la «Aduana Paralela», la «mayoría automática» en la Corte Suprema, la leche adulterada vendida al Estado argentino en 1991 por Miguel Ángel Vicco y Carlos Spadone, el «Swiftgate», el «Yomagate», el «caso IBM-Banco Nación», la protección de prostíbulos por jueces y la Policía Federal, son sólo una muestra de algunos de los casos más resonantes del gobierno menemista en las cuáles algunos de los jueces señalados en la «servilleta» (y otros que no aparecieron en ese listado) tuvieron actuación. Una muestra de la magnitud del entramado de impunidad de la política con la justicia en un sistema capitalista, sintetizado en la colorida y anecdótica imagen de una servilleta con una lista de nombres.

El papelito de Etxchecolatz

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                                                                         Foto: Infojus

El viernes 24 de octubre, antes de que lo condenaran a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad, el genocida Miguel Etchecolatz, ex jefe de investigaciones de la policía bonaerense durante la última dictadura militar, miró a la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y en un papel anotó el nombre de Jorge Julio López, quien se encuentra desaparecido desde el 2006 hasta el día de hoy. Del otro lado del papel se leía nuevamente el nombre de López y al lado la palabra «secuestrar». Todo sucedió mientras el juez Carlos Rozanski leía la sentencia.

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                                                                          Foto: Infojus

Quien tomó las fotografías fue el fotógrafo de Infojus Leo Vaca quien luego relató: «vi cómo Etchecolatz miraba fijamente a Estela y a otros familiares. Entonces con sus dedos de la mano derecha empieza a tamborilear sobre la rodilla y sacó un papelito. En ese momento, lo observo que está escribiendo y cuando hice foco, no pude creer lo que estaba viendo. Después se levantó y se lo quiso entregar a los jueces, pero no lo dejaron. Mostré la foto a otros colegas y a la gente que estaba allí y se mordían los labios de bronca. Fue un escándalo», graficó en ese momento el fotógrafo ante los medios.

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                                                                                Foto: Infojus

Junto a él fueron condenados otros 14 genocidas por los delitos cometidos en el centro clandestino de detención La Cacha, donde estuvo detenida, entre otras personas, Laura Carlotto, hija de Estela.

Etchecolatz fue director de investigaciones de la policía bonaerense entre marzo de 1976 y fines de 1977, y fue la mano derecha del ex general Ramón Camps. En 1986 fue sentenciado a 23 años de cárcel como responsable de 91 tormentos. En 2006, luego de la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final de 2003, fue el segundo condenado por delitos de lesa humanidad en un juicio donde fue el único acusado y sentenciado a prisión perpetua por seis homicidios. Jorge López fue uno de los testigos clave que lo señaló como uno de los torturadores.

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                                                                              Foto: Infojus

Una muestra más – en éste caso, siniestra – del poder, que nuevamente habló a través de los «papelitos».

Luis Caputo: «No seas mala»

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                         Gabriela Cerruti muestra el papel de la «polémica» (Foto: Maximiliano Luna)

La muestra más cercana de un escándalo por un «papelito» fue el de ayer, cuando el ministro de Finanzas, Luis Caputo, envió un papelito a la legisladora de Nuevo Encuentro Gabriela Cerruti, en medio de un informe de gestión que dio ante diputados y senadores de la comisión Bicameral de Seguimiento y Control de la Gestión de Contratación y de Pago de la Deuda.

«¿Qué se cree, que soy una minita con la que está tomando una cerveza en un tercer tiempo? Caputo manda a su secretario, me hace señas y me señala que agarre el papelito, que dice: ’Mis hijas tienen 11 y 13 años, no seas tan mala’, con una carita dibujada. Soy una diputada, no puede mandarme un papelito en el medio de la sesión pidiéndome que no sea tan mala. No sé quién es, no lo conozco, es un funcionario público. Estaba mintiendo desde el primer momento, así es como se manejan. O es una amenaza, o una banalización. Es machista, es tilingo, es misógino. Es todo eso», denunció rápidamente la legisladora kichnerista Gabriela Cerruti, en conjunto con otros legisladores kichneristas que comenzaron a repudiar el hecho a los gritos.

El escándalo que generó el espisodio del papelito, muy incentivado también por las reacciones de los legisladores y legisladoras kichneristas – y que se dio un poco antes del turno de exposición de Cerruti – pareció superponerse en importancia a las indagaciones que estaban haciéndole al ministro Caputo, que decidió levantarse de la audiencia porque consideró que no estaban dadas las condiciones para continuar.

Durante la audiencia, al ministro le hicieron preguntas incómodas sobre el aumento de la deuda externa argentina, por haber sido testaferro de cuentas off shore y por beneficiarse con compras de dólar futuro. El ministro admitió que fue «tenedor» de offshores y dijo que fue para evitar pagar impuestos en Argentina, y luego, sin dar respuestas precisas en todos los casos y, habiendo aún legisladores que esperaban exponer sus inquietudes, el funcionario optó por retirarse.

El tema del «papelito» quedó de esa manera instalado en la agenda pública como tema central mientras el verdadero tema de la jornada quedó difuminado para el sentido común de un país que no suele profundizar en sus discusiones políticas, y que disolvió el tema en «memes» y chistes en las redes sociales.

Una muestra más de impunidad, mediocridad, banalidad y confusión en torno a temas graves e importantes como el endeudamiento de un país, la evasión fiscal y las empresas off shore.

La Argentina de los papelitos

Ha habido otras situaciones donde los «papelitos» tomaron protagonismo. Es recordada la anécdota del relator José María Muñoz, que durante el mundial 78’, en plena dictadura, aconsejaba a las hinchadas que «no hay que tirar papelitos» para dar una muestra mundial de orden y limpieza en el país.

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Clemente, personaje de Caloi, tuvo como aliada a la FIFA, que manejaba el cartel de la cancha de River, desde el que se convocaba a tirar papelitos para recibir al equipo argentino

«¿Cómo no vamos a tirar papelitos si los argentinos tiramos papelitos?», fue la respuesta del personaje Clemente, dibujado por Caloi, y a partir de ahí cada partido de la Selección Nacional fue una fiesta de papelitos y de burlas a Muñoz, que luego se materializaría en el tablero de la cancha de River durante los partidos.

Una anécdota más con los «papelitos», que quedó a medio camino entre una posible «resistencia» a la bajada de línea oficial del gobierno militar a través de la voz de Muñoz, y el sabor agridulce del fútbol como el dispositivo por el cual la dictadura ocultó debajo de gritos y goles el plan de desaparición sistemático de personas y la ejecución de políticas socio-económicas de entrega del país.

Se podría seguir dando otros ejemplos, pero para muestran bastan algunos botones.

Lo cierto es que asistimos una y otra vez, casi como una condena, a una imagen del poder, que a veces se muestra anecdótica, a veces graciosa, otras siniestra, y siempre en un marco de un clima de escándalo, sintetizada a lo largo de la historia argentina en la simple imagen del «papelito», como una metáfora del show de la impunidad que se mantiene hasta nuestros días.

Imagen de tapa: Disculpen la Molestia->https://www.facebook.com/Disculpen-la-molestia-1489170171362087/]



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