29/06/2007

«La normalidad debería ser la diversidad»

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En los primeros días de junio Muriel Villanueva estuvo por Buenos Aires presentando su libro «Dos madres», en el cual relata en forma de novela la experiencia de pertenecer a una familia homoparental. El libro introduce temas como los prejuicios y la discriminación instalados en la sociedad que suelen atacar a los más vulnerables, los niños y las niñas.


Hermosa tarde de junio en Buenos Aires. Ya es casi de noche. En la Librería de las Mujeres todavía se escuchan voces femeninas por las salas y por las escaleras, que apasionadas comentan la reciente presentación del libro «Dos madres», de Muriel Villanueva, que culmina por ese día con la actividad del local.

Entre esas voces está la de la misma Muriel, requerida por muchas de las mujeres que escucharon atentamente minutos antes sus palabras y ahora continúan la charla con la autora, intercambiando experiencias, riendo de anécdotas o felicitando la aparición de una obra donde verse reflejada.

Muriel se acerca amablemente a conversar con ANRed, para respondernos las inquietudes acerca de esa novela que cuenta la historia de esta valenciana y sus dos madres, y cómo vivó y vive el hecho de ser parte de un familia homoparental.

«Nosotros nos movíamos en el ambiente de los amigos y amigas de mis madres. El ambiente era bastante progresista, para nada vivíamos en un ghetto de lesbianas, mis madres tenían amigas lesbianas, pero también tenían muchos amigos y parejas heterosexuales, que sabían que ellas eran pareja y lo han vivido con total normalidad. Y mira mi abuelo. Mi abuelo hoy en día se va a las comidas y a los encuentros de padres y madres de gays y lesbianas, con gente a lo mejor de 40 o 50 años, que tienen hijos adolescentes y él se va para allí, con 80 años, y brinda por los gays y las lesbianas. Nuestro entorno ha sido muy bueno.» Así esboza Muriel sus primeras apreciaciones sobre lo que nos encontraremos en el libro.

– ANRed: ¿por qué escribiste este libro, querías contar algo distinto sobre el tema?

– Muriel: escribí el libro porque en España se empezó a hablar mucho de la ley de matrimonio y de adopción por parte de familias homosexuales, y cuando se hablaba de ese tema, yo me enfadaba muchísimo con las cosas que se decían, porque parecía que con la ley se estaba dando permiso para hacer algo extraño, y al contrario, con la ley se estaba regularizando una realidad que ya existía, porque ya había muchas parejas homosexuales estabilísimas, y muchas parejas además con hijos. Entonces, yo quise dar mi testimonio como hija, porque tengo 30 años, y desde los 2 años que vivo con la misma pareja lesbiana, o sea considero que tengo dos madres y sé bien claro que tipo de familia tengo. Nunca en ningún debate, ni en ninguna revista, ni en ningún articulo sobre el tema se habló de los hijos, que existíamos y de que pensábamos eso.

– ANRed: quizás en una sociedad conservadora muchos niegan realidades y quieren «normalizar» la vida para todos, como si no hubieran chicos de parejas heterosexuales que tengan traumas o sufrimientos

– Muriel: es que la «normalidad» debería ser la diversidad, lo que debería ser normal es que hay una diversidad que se acepta, que se ama. Siempre se habló de que si ahora se permite a los homosexuales tener hijos, pues claro, seguro que esos hijos prefieren un papá y una mamá, a tener una familia homosexual, como si no los hubiera. Yo dije perdón pero estamos aquí y esta es nuestra realidad, y se vive así y no hay ningún problema. Entonces por eso escribí mi libro. Un poco reconozco enfadada, o sea me salió un poco de la rabia, de decir «oye, perdona, esto no es así», pero claro el libro tiene por supuesto muchísimo amor, y ternura, pero la decisión de escribirlo fue una decisión de marcar ‘hasta aquí hemos llegado’, porque ya estoy harta de todo lo que se esta diciendo, se dijeron cosas incluso insultantes.

– ANRed: y desde que publicaste el libro, ¿qué repercusiones tuviste?

– Muriel: las repercusiones han sido más que nada en colectivos. Hubo mucha repercusión en un primer momento con la edición del libro a nivel de medios de comunicación de masas, o sea con la radio y la televisión de más audiencia se hizo una campaña fuerte al principio y luego lo que ha pasado con el tiempo es que bueno, al ser un libro conocido, mucha gente de los colectivos de gays y lesbianas con la preocupación de poder tener una familia, hijos, pues me han venido a buscar. Han venido a decir «Muriel, cuéntanos como está la cosa», porque creo que a la gente le sirve mi testimonio, piensan «claro, si esta tiene ya 30 años, lo lleva vivido, pues su experiencia nos puede servir, porque eso es a lo mejor lo que puede sentir mi hija o mi hijo», si es que lo quieren tener. Entonces para la gente eso es bastante terapéutico.

– ANRed: y dentro de la comunidad de gays y lesbianas ¿cuál fue la respuesta?

– Muriel: parejas de lesbianas me han dicho «que bien nos ha venido leer tu libro» y con que me lo diga una sola pareja, ya está, ya vale la pena haberlo escrito. Varias parejas me han contado que lo han leído juntas, en voz alta, leen el libro en común. Una pareja con dudas de si se atreven a tener un hijo o no, porque les parece que le están poniendo al hijo una losa encima, que la va a pasar muy mal, y que cuando cierran el libro dicen «ya no tengo ninguna duda, puedo tener un hijo sin problemas, que tranquila estoy ahora». Eso para mí es el todo, esa para mí es la repercusión importante.
Luego aparte, para mí una repercusión importante, es que le sirva también a los hijos. Que los hijos de gays y lesbianas puedan no sentirse solos. O sea que hay un libro que haya dicho una cosa, que la pueda entender todo el mundo, y que los hijos sientan que hay un libro que hace de portavoz también un poco para todos nosotros.
Y a mí lo que me encantaría decir luego es que sirva también para que todo el mundo nos vea de otra manera, que eso es importante.

– ANRed: y vos cuando eras pequeña, ¿tratabas de integrarte a esa familia o la rechazabas?

– Muriel: yo no me he avergonzado nunca, nunca. Lo que pasa es que yo también vivía con la sensación de que la gente no se lo debía ni imaginar. Yo lo vivía así, pensaba que mis amigas no debían tener ni idea de lo que es una lesbiana y mucho menos se iban a imaginar que mi madre sea lesbiana, y porque venga otra mujer no se van a pensar que yo tengo dos madres. Yo de verdad que de pequeña no recuerdo haberla pasado mal, no lo recuerdo, y creo que eso es la fuerza que me han dado ellas, ellas lo tenían muy claro. Siempre pensé que era un problema de la sociedad que no entendía, pero que no era un problema nuestro, sino de los otros. Pensaba de muy pequeña «las cosas avanzarán, a lo mejor esto algún día se entenderá, ahora no lo quieren entender, pero eso no quiere decir que mi familia sea rara». Claro, no les ponía estas palabras, porque no las sabía, pero la sensación era esa, con lo cual estaba muy tranquila, no estaba angustiada, nunca lo he estado. Sí tenía el problema de vivir en ese silencio de «esto mejor que no lo cuente porque nadie lo va a entender» y yo también tenia ganas de que mis amigas me aceptasen, de que nadie me mirara como a un bicho raro, que ningún profesor me dijera ninguna tontería, por lo que la tendencia era a no contarlo y a ocultarlo, que no se supiera.

– ANRed: las cosas eran distintas 30 años atrás, pero si eran conservadores, ¿no hubo manifestaciones a favor de tu padre?

– Muriel: no, jajaja, la verdad que mi padre en ese sentido hay que reconocerle que se portó muy bien. Porque mi padre, cuando mi madre se planta delante de él, con veintipocos años los dos, casados hace poco, hija recién nacida, y va ella y le dice «mira me quiero separar porque me he dado cuenta que soy lesbiana» -esto te hablo en el año 78- y el tío se calla y la abraza. Esa fue la respuesta de mi padre. ¡Espectacular! pero muy bien su actitud, por otro lado eso es lo que debería hacer todo el mundo. Pero desde luego en ese sentido se portó muy bien, lo entendió desde un principio y él lo sufrió mucho. Pero él lo que hizo fue abrazarla, supongo porque se habrá dado cuenta que para ella era un momento muy difícil, y la quería tanto que dijo bueno, pues te voy a entender, lo que quiero es que seas feliz, tampoco te voy a amargar la vida, porque si se empeña, hasta le podría haber quitado la hija.

Muriel en Buenos Aires

– ANRed: volviendo a la publicación, desde el punto de vista literario, ¿qué género abordas en el libro?

– Muriel: está novelado, primero porque es mi canal de expresión, porque me dedico a escribir, me gusta el placer de la narrativa y es lo que hago. Pensé cómo quiero decir esto: me puedo ir con una pancarta, tengo muchos canales. Pero yo mi canal tenia en claro que era escribir una novela sobre el tema. Tampoco quería eso del relato en primera persona, o relatos personales que puede tomar un tono raro. No quería ir de dramática, ni todo el tiempo decir «yo, yo y yo». Entonces si lo que quiero decir esta claro, ¿cómo se hace?: tu te creas tu historia, tus personajes y ejemplificas qué es crecer como hija en una familia homoparental, qué te puedes encontrar y qué significa eso, lo bonito y lo feo, lo dulce y lo duro, como siempre. Además esta novela tiene estamentos bien diferenciados, dentro de lo que es la temática de hijos, la situación de hijos creo que esta por un lado, o sea la situación mía. Luego la situación de mis madres, de decir soy lesbiana, tengo una hija, ¿qué hago con este tema?, luego la situación mía de ser decir soy una hija de madres lesbianas, ¿qué hago con este tema? Y luego la situación de mis hermanas, que son mucho más pequeñas que yo y lo han vivido muy diferente y eso también lo he notado, entonces yo quería dar estas tres visiones, los tres puntos de vistas: el de mis hermanas, el mío y el de mis madres, como madres.

– ANRed: en primera persona suena más duro, más pesado todavía, mucho «yo» llamando la atención, o dando lástima

– Muriel: he declarado siempre que es una experiencia personal, no lo voy a ocultar, pero quería darle ese otro toque. También, claro, mi autobiografía no es que soy hija de lesbianas, yo he hecho muchas cosas en la vida. Hacer una autobiografía para quedarme sólo en eso, entonces parece que agrandas el tema, lo dramatizas demasiado. Luego, aparte tiene una estructura literaria especial, ya que está cronológicamente invertida, porque yo quería dar una visión de optimismo, y para mí el optimismo es mirar mi historia desde hoy. Y yo quería que todo mundo lo viera desde hoy, no quería que nadie me viera en la escuela pensando «ay tengo dos madres y no lo puedo decir» porque eso es muy duro. Eso lo vas a leer, pero cuando sepas que la que te lo esta contando es una adolescente que le ha pasado esto, es una trabajadora que le ha pasado esto, es una escritora que le ha pasado esto. Quería que todo mundo lo viera con mis ojos del futuro, entonces lo he ido explicando al revés, para cuando llegues a la parte dura, que es cuando yo más pequeña, más dura es – no por nosotras, sino por la sociedad- pues que ya lo veas con ojos de decir «esto ya está superado». Todo esto con combinación de voces, todo eso hizo que yo decidiera hacerlo como novela, yo sabia que quería hacer un texto más literario, y no tan autobiográfico.

– ANRed: entonces, con tu optimismo, ¿cómo ves las cosas de aquí en adelante?

– Muriel: cuando mis madres se casaron (que fueron de las primeras parejas cuando salió la ley) las amigas de mi hermana, que es pequeña, fueron a la boda. Tal y como están las cosas en España, que un matrimonio hétero deje a su hija de 12 años ir a una boda de lesbianas, con lo que eso implica, las cosas han cambiado mucho. Yo soy muy optimista, la gente que dice «queda mucho por hacer, sigue habiendo racismo y muchos problemas» tiene razón, yo sé que queda mucho por hacer, pero por otro lado yo sólo tengo 30 años que en la historia de la humanidad eso es nada, y he visto muchos cambios. Porque si yo fuera lesbiana, y tuviera una hija, comparo lo que yo he vivido con lo que pueda vivir ella, ha habido un cambio increíble. Yo he ido a las reuniones del colectivo de gays y lesbianas con hijos en edad escolar y por ejemplo me contaba una madre «fui a hablar con la maestra y le he dicho que somos dos madres, y el día de la madre mi hija ha salido con dos regalitos de esos que se hacen en el colegio». Eso es una cosa que jamás me hubiera pasado a mí, y ahora pasa. Los maestros son de otra manera, pero yo sé que falta mucho, yo soy la primera en militar ese espacio. Vengo a Buenos Aires y me mato por encontrar un lugar donde decirlo, sé que queda mucho por hacer y la primer militante soy yo, no esta todo hecho, hay que trabajarlo mucho aún, pero soy optimista, porque he visto muchísimo cambio.

Muriel ha visto tantos cambios que nos llena de optimismo también a nosotros. Es difícil para algunas personas asumir su diferencia todavía hoy en esta sociedad, frente a la familia, el barrio, el entorno, el trabajo. Mucha gente vive en el silencio doloroso. Por eso, libros como el de Muriel traen un fresco alivio de ilusión y esperanza, para poder ver nosotros también esos cambios.

Ernestina Arias



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