23/11/2017

La incipiente resistencia demora el tratamiento de la reforma laboral

reformalaboraleneko.jpgTras el aval del triunvirato de la CGT a la reforma laboral propuesta por el oficialismo, Cambiemos apretó el acelerador para imponer su tratamiento en el Congreso. Sin embargo, Miguel Ángel Pichetto, presidente del bloque FPV-PJ, hoy anunció que no debatirán el proyecto hasta tanto la dirigencia de la CGT no unifique su opinión. El Moyanismo y la Corriente Federal de los Trabajadores ya habían planteado su disidencia con el triunvirato, así como distintos sectores políticos, que van desde la izquierda hasta el Frente Renovador. Por ANRed.


Luego de la reunión exprés en La Rural, donde los triunviros cegetistas claudicaron frente al proyecto de reforma laboral, el quiebre en la central parece no tener vuelta atrás. Por un lado, quedaron los representantes de la Confederación General del Trabajo: Héctor Daer, de Sanidad; Juan Carlos Schmid, de Dragado y Balizamiento y Carlos Acuña, del personal de Estaciones de Servicio, en conjunto con las 62 Organizaciones Peronistas. Por el otro, Pablo Moyano busca rearmar el histórico MTA -que en los 90 lideró su padre, Hugo Moyano, en oposición a las políticas del menemismo- de la mano de Sergio Palazzo, titular de la Asociación Bancaria y referente de la Corriente Federal de Trabajadores, en unidad con ambas CTA, de Gustavo Vera y de Monseñor Sanchez Sorondo de la Pastoral Social argentina. Algunos dirigentes ya hablaron de «CGT Luján”, ya que este acuerdo comenzó a gestarse en un encuentro realizado en la localidad bonaerense.

La ruptura se tornó irreconciliable después de que los triunviros matizaran el acuerdo y salieran a defenderlo públicamente. Y no es para menos. Héctor Daer afirmó que «la integridad del derecho laboral está a salvo. Esto no es la reforma de Brasil ni una reforma que haya tocado los derechos fundamentales de ningún trabajador; quedan en pie los derechos colectivos». Por su parte, Schmidt reconoció que «al fin y al cabo, es una reforma, no a la brasilera, pero sí una reforma». El que ha ido más allá de todos fue el líder de la UOM, Antonio Caló, quién luego de aprobar el congelamiento de paritarias hasta 2020 declaró: «Los compañeros entendieron que para mantener los puestos de trabajo tienen que poner algo y que con el sueldo que tienen pueden tirar un año o dos».

El proyecto de reforma laboral que intenta aplicar Cambiemos contiene 130 artículos y ha sido rechazado por la oposición al triunvirato, entre otras cuestiones, por limitar el principio de irrenunciabilidad de derechos adquiridos, por lo cual un trabajador puede ser coaccionado a ceder beneficios; excluir el cálculo de aguinaldo y extras en las indemnizaciones; precarizar a los trabajadores jóvenes mediante pasantias; permitir la creación de fondos de despido, donde cada trabajador aportaría mensualmente de su sueldo para pagarse a sí mismo su propia indemnización; y por eliminar la corresponsabilidad de las empresas que tercerizan. Los únicos puntos «favorables» estarían expresados en la extensión de la licencia especial por nacimiento de hijo -a 15 días- y en la posibilidad de licenciarse planificadamente sin goce de sueldo por 30 días.

Pese al visto bueno de los líderes sindicales, el bloque del FPV-PJ -que preside Miguel Picheto- exigió al gobierno que la CGT avale el acuerdo de manera presencial en el Senado y no sólo mediáticamente, pero hoy directamente afirmó que no discutirán la reforma hasta nuevo aviso, reclamando «la unificación del discurso de la dirigencia de la CGT para saber su opinión». La demora agrega otro ingrediente: la asunción como Senadora de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner el 10 de diciembre.

Otra de las incógnitas proviene del aliado táctico de Cambiemos: el Frente Renovador. La diputada Graciela Camaño, jefa del bloque en Diputados, declaró que el espacio no va a acompañar ni la reforma laboral ni la reforma previsional. «Son un ajuste brutal», sentenció, variando su postura a diferencia de otras medidas de corte neoliberal que sí han acompañado en el pasado reciente.

La izquierda también se ha mostrado contraria a la aprobación del proyecto de reforma laboral. Tras distintas reuniones se acordaron al menos dos movilizaciones. Una ya tiene fecha: será el 6 de diciembre. La otra, el día que finalmente se trate la reforma. Además de los partidos de izquierda, la protesta callejera cuenta con sectores obreros de trayectoria combativa, como el SUTNA, Suteba-La Matanza, Suteba-Tigre, los Metrodelegados, Choferes Autoconvocados, la Unión Ferroviaria y la Federación Aceitera, así como el sector de la CTA liderado por Hugo Godoy, secretario general de ATE Nacional. Esta coordinación, junto al bastión rebelde de la CGT, promete movilizarse y paralizar el país el 6.

La movilización de masas, sumada a la capitulación de los aliados tácticos del macrismo, hacen que la intentona derechista de Cambiemos tenga altas chances de naufragar. El interrogante está abierto.



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