25/10/2017

Otorgaron la licencia a la docente Quimey Ramos luego de haber sido violentada por una institución

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Mediante una carta publicada en su cuenta de Facebook, la docente trans Quimey Ramos hizo pública una denuncia por violencia institucional, ya que le denegaron un pedido de licencia luego de haberse realizado un cirugía. Los argumentos para denegarle la licencia fueron que la médica que la atendió encuadra la intervención quirúrgica en una cirugía estética, sin tener en cuenta los derechos contemplados por la Ley Nacional 26.743 de Identidad de Género Autopercibida, donde se menciona que no se trata de una intervención estética, si no de una «adecuación» a una identidad de género percibida. Luego de sufrir el maltrato – incluso que se dirigieran a ella en masculino – logró obtener la licencia laboral. Por ANRed.

Carta de Quimey Ramos

Ayer tuve una intervención quirúrgica en la que me saqué la nuez de adán y también me cambié la nariz. Cierto es que no tendría por qué estar haciendo ésto público, porque es una decisión propia y personal. Pero lamentablemente, la forma en que nos trata el Estado y la sociedad a las personas trans, me obliga a tener que hacer pública mi situación, me empuja a tener que hacerme pública, para que algún día consigamos que nadie más deba volver a pasar por esto.

Hoy fui a tramitar mi licencia como docente. Mi médica de cabecera me dio 20 días de reposo. No estoy en condiciones de estar frente a un aula. La oficina de reconocimientos médicos docentes, ubicada en calle 50 entre 10 y 11, depende de una empresa tercerizada. Allí fuí junto a mi mamá. Cuando me llegó el turno, la médica que me atendió me dijo que normalmente no cubrían cirugías estéticas, de acuerdo a la normativa provincial de salud laboral. Le respondí que según la Ley nacional 26.743, Ley de Identidad de Género Autopercibida, esto no se trataba de una intervención estética, si no de una «adecuación» a mi identidad de género percibida. Es importante recalcar que las leyes tienen jerarquías, y que ante una situación de éste tipo en la que hay una aparente contraposición, siempre se debe dar a lugar a la ley de mayor jerarquía, en este caso la ley nacional.

La médica (Dra. María B. Montes Calafell) me pide que espere en la sala mientras hacían una junta médica para unificar criterios para darme una respuesta. Mientras nos acompaña por el pasillo, le dice a mi mamá: «igual quedate tranquila, a vos te puedo dar el día por cuidarlo a ÉL».

Esperé 20 minutos. Mis heridas aún secretan líquidos por lo reciente de la operación. Vinieron tres veces a repetirme que era muy probable que no me dieran la licencia. Entre otros argumentos, dijeron que bien podría haber esperado yo a hacerme la cirugía en verano. Les repetí sobre la Ley, y que tuvieran en cuenta que estaban tratando con alguien que no dudaría en usar todos los recursos que tuviera a mano, siempre en muy buenos términos.

De tanto que me hacen esperar, me ofrecen pasar a un consultorio, para no esperar en la sala común. Luego de otros 20 minutos, entra la médica, diciendo que la decisión ya estaba tomada, y como vé que yo tenía el celular en mis manos, me dice que yo no podía grabar ahí dentro, a lo que yo respondo que estaba en todo mi derecho debido a que se estaba cometiendo un incumplimiento de la Ley. Y que no me iba a ir hasta no tener al menos la negativa por escrito para hacer la correspondiente denuncia. A los cinco minutos entra el guardia de seguridad, diciendo «se van a tener que retirar». Se dirige corporalmente a nosotras, a lo que yo respondo «de acá a mi no me vas a mover». Viendo en mi corporalidad que yo estaba muy decidida, el guardia decide quedarse en la puerta del consultorio, no permitiéndonos el paso libremente, aunque sin tocarnos. Nos quedamos ahí en total más de tres horas.

Minutos antes de que cierren, entran para darme la negativa por escrito: tenía mi nombre anterior, y decía «DENEGADA POR CIRUGÍA ESTÉTICA». Lo peor es que , si bien la ley plantea que no es necesario tener el cambio de dni para respetar la identidad de género autopercibida, yo ya tengo la partida de nacimiento hecha y el dni en trámite. OTRA FALTA AÚN MAYOR A LA LEY.

La oficina cierra su atención al público a las 16 hs. Siendo las 16 y 20 minutos, entran por tercera vez a decir que nos debíamos retirar, y que en caso contrario realizarían una presentación penal contra nosotras por ocupación ilegal. Ante nuestra reiterada resistencia, aparecen con un teléfono. Del otro lado estaba una de sus jefas, quien me decía que me espera mañana en una audiencia médica en 1 entre 45 y 46, para discutir mi caso.

En esa conversación, que está grabada, dicha persona, Lorena Dewey, me dijo que yo era la primera persona, y me preguntó que cuántas cirugías más me voy a hacer, teniendo en cuenta que ya me hice una hace tres meses en el hospital de Gonnet. Con ésto deduje que no hablaba de mí, sino de otra persona trans, y ella misma tuvo que admitir que se había confundido, por lo que yo NO SOY LA PRIMERA. Y por sobre todo, no seré la última.

Esta situación inadmisible, no puede pasar más. Si bien creo que es probable consigamos lo que pedimos, esto es inadmisible, no sólo porque ya me vi vulnerada en mis derechos durante ese momento, sino porque además tanto mi mamá como yo estamos vulneradas en tanto estamos descubiertas ante las ausencias de ayer y hoy en nuestros trabajos.

Por esto les pido que mañana me acompañen a las 11.30 hs de la mañana a 1 e/ 45 y 46. Para que en tal caso, si la situación se dirime a mi favor, no se trate del goce de un privilegio, sino del goce de un derecho, al cual debemos tener acceso todxs.



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