24/10/2017

Acerca del goteo y algo más en el ferrocarril

sarmiento-e1355494622818.jpgLos trabajadores ferroviarios denuncian la aplicación arbitraria del nuevo convenio colectivo de trabajo y una ola de despidos y suspensiones en todas las lineas. A su vez, resaltan que el vaciamiento de empresas y el desmantelamiento de vías forman parte del achique del sistema en su conjunto, por parte del Gobierno de Cambiemos. Por trabajadores ferroviarios.


A principios del 2016, Macri fue claro con su política ferroviaria cuando afirmó que de cada tres ferroviarios sobraban dos. Para llevar adelante ese proceso designó a Marcelo Orfila como presidente de la Operadora Ferroviaria del Estado; este señor pasó a ser el funcionario nacional con el sueldo más alto de todo el país.

Pero veamos quién es Orfila. Como en tantos otros casos, este funcionario viene de servir en las grandes corporaciones del sector privado: fue gerente general en Alpargatas SA, miembro del directorio de Aeropuertos Argentina 2000, director de Nuevos Negocios de Corporación América (una de las tantas empresas del Grupo Eurnekian), gerente general del Grupo Monarca, dedicada a emprendimientos inmobiliarios, y director de su propia firma de consultoría y asesoramiento empresario, Orfila Consulting.

Con las directivas del presidente y la larga experiencia empresaria, la nueva dirección fue implementando diversas medidas en sintonía con los lineamientos del achique anunciado:
Se contrató una consultora privada encargada de «entrevistar» a los trabajadores, solicitando datos personales y laborales, con la excusa de profundizar «la búsqueda de ñoquis» ejecutada por el área de RRHH.
El vaciamiento de FerroBaires, empresa del Estado encargada del funcionamiento de los trenes de media distancia en la provincia de Buenos Aires.
La firma del decreto que habilita a desmantelar y levantar las zonas de vías, estaciones y material ferroviario, legalizando lo que viene sucediendo hace años en predios ferroviarios urbanos y en los viejos pueblos ferroviarios abandonados.
La aplicación de molinetes en todas las cabeceras urbanas para aumentar la recaudación y la contratación de una empresa de seguridad que actúa de forma violenta con los usuarios.

En el marco de estas medidas, la modificación estratégica del convenio colectivo de trabajo merece una consideración aparte. El gobierno anterior había firmado fraudulentamente un convenio con la lista Verde, Unión Ferroviaria (que tiene a Sergio Sassia como secretario general de UF Nacional), que habilitó a la empresa a despedir por cuestiones tecnológicas, modificó la implementación de sanciones, se le dio vía libre a las tercerizadas y se elevó el sueldo a las comisiones de reclamos al salario de las categorías máximas (jefes). Pero fue el nuevo gobierno de Cambiemos el que logró que ese convenio fraudulento fuera aplicado de manera plena en todas las líneas, sin siquiera tener que enfrentar medidas de acción directa, a pesar de las asambleas y las denuncias realizadas.

Por otra parte, existe desde hace algunos años un convenio colectivo de trabajo paralelo que achica los derechos a los trabajadores firmado por la empresa y la mafia sindical de la Unión Ferroviaria, con la complicidad del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

El «SOFSE» propone en los hechos la flexibilización de las condiciones laborales. De esa manera, hoy conviven en las líneas dos convenios colectivos distintos, elaborados de manera fraudulenta y silenciosa. En el Sarmiento, por ejemplo, la única línea donde se planteó la necesidad de resistir al fraude, hoy hay más de 200 compañeros contratados bajo el convenio paralelo. Lamentablemente, a medida que el tiempo pasa, esta situación ilegal va siendo aceptada y naturalizada.

Lo cierto es que, con la muerte del convenio anterior, legítimamente aprobado, comenzaron a avanzar a pasos agigantados sobre nuestros derechos:
Se aplican sanciones desproporcionadas, extemporáneas y se modificó el procedimiento de sanción; dejaron de existir los apercibimientos para pasar directamente a las suspensiones.
Se implementaron medidas de ajuste en el servicio médico, con protocolos que apuntan a dejar de justificar las licencias de los compañeros que se enferman y a sancionar a aquellos que, por criterios arbitrarios no se les justifican los días acreditados por sus médicos de cabecera.

Estas medidas fueron implementadas en todas las líneas sin sufrir ninguna resistencia gremial, con la excepción del Sarmiento, donde se limitaron a discutir la cantidad de días de suspensión y a llevar adelante una presencia de delegados en el servicio médico a modo de repudio sin ningún resultado y continuidad en la medida de fuerza. Mientras tanto, las empresas tercerizadas no le escaparon a la flexibilización. Sólo para nombrar dos empresas del ferrocarril Sarmiento:
CI5 (empresa de seguridad del Sarmiento): durante el 2016 sufrieron despidos masivos en represión a la organización que estaban logrando los compañeros (no lograron revertir la situación y sus condiciones empeoraron).
Pertenecer (empresa de limpieza en zona de vía), durante 2017 sufrieron el despido de casi la totalidad del plantel, alegando cambio de firma. En ese caso los compañeros cortaron vías del Sarmiento en distintas ocasiones, pero los desgastaron y hoy en día no ven más a los compañeros trabajando en zona de vías. Lamentablemente no hubo de parte de los trabajadores del Sarmiento un apoyo concreto con medidas de solidaridad directa.

Todo este proceso se enmarca en un plan general que apunta al achique del ferrocarril y este sólo es el comienzo. Hoy existe concretamente el ofrecimiento de retiros voluntarios a los compañeros y en las últimas semanas se han llevado adelante una serie de despidos en la línea Roca, Sarmiento y Mitre que, más allá de los argumentos y motivos particulares, no deben ser tomados como casos aislados.
En línea Mitre se habla hoy de 150 despidos. En el Sarmiento, el mes pasado la empresa despidió a 5 compañeros utilizando distintos argumentos. La forma de enterarnos fue de boca en boca, hasta que la incertidumbre generada empezó a producir asambleas por sectores (aún no todos fueron cubiertos) y todavía está pendiente una asamblea general de cada línea del ferrocarril.

Esta guerra empezó hace rato, pero hace algunas semanas el gobierno de Cambiemos decidió librarla de manera frontal. Lo que está sucediendo en el ferrocarril no es nada distinto de lo que sucede a nivel nacional y un adelanto de la reforma laboral que nos quieren imponer para desarmar la estructura de vida los trabajadores y engordar los índices de desocupación.

Sólo nos queda resistir. La historia del movimiento obrero tiene momentos altos y bajos. Los momentos más altos se caracterizan siempre por la discusión, la concientización y la politización de la mayor cantidad de trabajadores, utilizando como instrumento principal para decidir las luchas las Asambleas Generales. No solo con declaraciones vamos a frenar este nuevo ataque a los trabajadores, decidamos entre todos como y con qué medidas enfrentamos esta situación. Los despidos actuales en el ferrocarril están pasando sin pena ni gloria, la necesidad de que trasciendan la barrera del ocultamiento es urgente.

Por todo esto decimos: Basta de persecución y despidos en todas las líneas. ferroviarias.



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