22/07/2017

El Polaquito, la baja de la imputabilidad y la construcción del sujeto peligroso

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Una semana después de que se hicieran públicas las estadísticas que indican que 7.600.000 chicos/as son pobres y sufren carencias estructurales en todo el país, en el programa Periodismo Para Todos (PPT), conducido en Canal 13 por el periodista Jorge Lanata, se construía y presentaba la historia del «Polaquito». Una vez más, un medio tradicional echa mano a la construcción manipulada del sujeto peligroso para la sociedad: el chico o adolescente morocho, pobre, de una villa, que se droga, usa visera, ropa y zapatillas deportivas. Un sujeto peligroso que abre siempre el debate de la baja de la imputabilidad a los/as menores. Pero la realidad responde con contundencia: en los últimos días las fuerzas policiales asesinaron a tres jóvenes, de 14, 22 y 24 años respectivamente, y detuvieron arbitrariamente a otros, demostrando quiénes realmente están en peligro. Por ANRed / Imagen de tapa: Juan Paz (Disculpen la Molestia).


Divina TV Führer

Justo una semana después de que se hicieran públicas las estadísticas que indican que «Periodismo Para Todos (PPT)” – que conduce el periodista Jorge Lanata en Canal 13 «“ presentó [la historia manipulada del «Polaquito”->https://www.anred.org/spip.php?article14603»>7.600.000 chicos/as son pobres y sufren carencias estructurales en todo el país, un chico de 12 años que supuestamente «aterroriza a todo el barrio”, donde el chico aparece diciendo que anda con armas, que se droga y que alguna vez mató a alguien.

Tras el informe, el Movimiento de Trabajadores Excluídos (MTE) emitió un comunicado denunciando a Lanata, su programa, la policía local y el secretario de seguridad de Lanús Diego Kravetz, por haber por haber intimidado e instigado al «Polaquito” para que realice esas declaraciones para su informe. Tras la denuncia, que luego se formalizó ante el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), Lanata sacó al aire en su programa «Lanata sin filtro” (Radio Mitre AM 790), a Juan Grabois, referente del MTE, donde se cruzaron:

Además de tratar de «demente” a Grabois y de desvirtuar la denuncia del MTE – que en ningún momento habló de que hubo un «secuestro” del «Polaquito”, sino que hubo «coacción» y «presión» hacia el chico – Lanata en su defensa deja clara su ideología y visión estigmatizadora de los chicos pobres, de lo que se destacan las siguientes frases:

«Fue un éxito Grabois, lo felicito. Sus intervenciones lograron muchísimo” (dando a entender que el «Polaquito” es producto de la mala intervención barrial y territorial del MTE, y no de las condiciones sociales y económicas estructurales de pobreza).

«Las organizaciones se cagan en el «Polaquito”. Ustedes lucran con él” (descalificando a las organizaciones sociales que hacen trabajo territorial).

«¿Yo lo convertí en un yonqui (drogadicto) y chorro?”, se pregunta de forma irónica hacia el final del video, dejando entrever una visión estigmatizadora de los pibes pobres.

Ante las repercusiones que tuvo el informe con la historia de su hijo, la madre del «Polaquito” desmintió en una entrevista radial el informe de Lanata: «Dieron a entender: «˜la negra está acostumbrada, ya le mataron dos hijos, los cría para que se los maten»™, y yo no crío hijos para que me los maten. Yo ahora no sé si quiero que lo internen, tengo miedo a cómo lo puedan llegar a tratar después de todo esto”.

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Su mayor miedo se cumplió: las instituciones del Estado, que no dan una respuesta definitiva al problema estructural de la pobreza y marginalidad de miles de niños y niñas, y ante la repercusión mediática del caso, vuelven a dar como respuesta la institucionalización y el encierro. El Juzgado de Familia N°2 de Lanús [ordenó ayer la internación por la fuerza pública del «Polaquito”→http://www.lanacion.com.ar/2045806-ordenan-la-internacion-por-la-fuerza-publica-de-el-polaquito].

Sobre la supuesta falta de fuerza de las leyes punitivas contra los pibes, la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) señala y desmiente esa tesis: «Un chico de 12, 15 o 17 años que es detenido por las fuerzas de seguridad, queda a disposición de un juez de menores. La ley 22.278/22.803 permite que a los chicos se le impongan las mismas penas que a los adultos, posibilita que los menores de 16 años (no punibles) estén internados en institutos por tiempo indefinido o hasta alcanzar los 18 y aplica un modelo tutelar, en el que los jueces disponen y deciden en forma discrecional. En este momento son 650 las personas que no alcanzan los 18 años pero están judicializados porque aún siendo menores (conforme la ley) los jueces deciden su internación”. Es decir, la mano dura, que se pide tanto en los medios tradicionales cada vez que instalan el debate sobre la baja de la edad de imputabilidad, ya se cumple, de hecho.

Construyendo al sujeto peligroso: chico, joven y pobre

El sujeto peligroso para la sociedad que construyen los medios tradicionales es fácil de identificar en los relatos periodísticos, que luego se hacen carne en los imaginarios y relatos del resto de la sociedad. El sujeto peligroso es pobre, morocho, vive en una villa, usa visera, ropa y zapatillas deportivas, y por reunir todas esas condiciones, es considerado violento ya por su origen social.

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Crisol Proyectos Sociales presentó en diciembre del año pasado un relevamiento llamado «Visiones sobre los y las jóvenes pobres en los medios gráficos argentinos», que hizo un seguimiento de las noticias de los principales medios gráficos (Clarín, La Nación, Página/12, Diario Popular y Crónica) durante 9 semanas, leyendo alrededor de 9.500 noticias de los diarios, y entre las principales conclusiones se destaca que:

El 60 por ciento de las noticias que tienen como protagonistas a jóvenes pobres en Argentina salen por la sección «Policiales» y asociados a temáticas que tienen que ver con delitos.

Ocho de cada diez noticias asocian a los adolescentes con el delito violento, no como víctimas sino como causantes de violencia, siendo el 78% del total de las noticias.

La franja etaria de entre 14 a 19 años es la que más veces aparece representada en las noticias vinculadas a la delincuencia y los sucesos policiales.

La vinculación que hacen los medios de comunicación entre el «delito» y el «barrio» donde ellos/as viven «es alarmante».

Pero en las estadísticas criminales, sólo el 3,2% de los homicidios (que es la referencia que se toma como índice criminal) son realizados por personas menores de 18 años.

Del estudio se desprende que los medios asocian de forma sistemática a un sector de la población (chicos/as y jóvenes de barrios pobres) con la violencia social y los delitos, lo cual no se corresponde con la realidad, más teniendo en cuenta que son la parte de la población que por excelencia son víctimas de la violencia represiva del Estado, a través del gatillo fácil, las torturas, vejámenes y asesinatos en cárceles. Sin embargo, sobre éstas construcciones es que se apoya el pedido de «endurecer las leyes” y pedir la baja de la edad de imputabilidad para los/as menores.

CORREPI salió al cruce del informe de Periodismo Para Todos: «En este momento Lanata milita por la baja de la imputabilidad, mientras calla los datos objetivos: menos del 3% de los delitos son llevados adelante por personas que tienen menos de 18 años, según la Procuración General de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires. Sobre un total de 80 mil presos en las 250 cárceles que hay en el país, apenas 1000 son pibes y de esos, 96 los que están por delitos muy graves. Cuenta sólo una parte, cuando es sabido que el delito organizado (organizado en gran parte por efectivos de las fuerzas de seguridad) utiliza a los menores como mano de obra barata, cuando no esclava, como sucede en Santa Fé con los chicos que son encadenados dentro de bunkers narcos”.

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«La policía, la fuerza que aterroriza a los barrios”

Tomando los datos que arroja la realidad: ¿Veremos en algún momento que Lanata y su programa «“ o cualquier medio tradicional – presenten un informe sobre «La policía, la fuerza que aterroriza a los barrios”?

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En los últimos días varios hechos de represión estatal contra jóvenes de barrios pobres contrastan con esa construcción del sujeto peligroso que hacen los medios tradicionales.

Policías locales de Luján decidieron pasar un Día del Amigo con seis menores detenidos ilegalmente, golpes y disparos con balas de goma, en el marco de una intervención policial en una discusión entre menores que improvisaban hip hop en la plaza Colón, frente al palacio municipal.

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El sábado Cristian Toledo, de 24 años, fue asesinado por el bombero de la Policía de la Ciudad Adrián Gustavo Otero quien vació el cargador de su arma sobre el joven, en un claro caso de gatillo fácil. Ayer por la tarde familiares, amigos/as y vecinos/as de Cristian se movilizaron con antorchas y velas desde la Villa 21-24 hasta el Ministerio de Seguridad junto a la Red de Organizaciones Contra la Violencia Institucional de Villa 21-24 (ROCVI) en reclamo de justicia por el caso de gatillo fácil.

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El domingo, un niño de 14 años fue asesinado y dos amigos fueron heridos el domingo en San Martín por un efectivo policial integrante del GAD. Según los vecinos, se escucharon catorce disparos.

Hace un mes, Gonzalo Fernández, de 22 años, murió en un supuesto suicidio en la comisaría tercera de Temperley, tras ser detenido por una pelea vecinal en San José. Familiares y amigos, junto a la CORREPI realizaron una marcha para exigir justicia, y esclarecer las causas de la muerte de Gonzalo, que consideran que es responsabilidad policial. Una semana después, varios móviles policiales comenzaron a rondar por las inmediaciones de la casa de los padres de la víctima. El 17 de julio, se presentaron en el domicilio de los padres de Gonzalo y preguntaron si tenían pensado realizar otra marcha, y que de ser así «tuvieran cuidado» y «que no se los recomendaba por qué les podía pasar algo».

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Sólo tres casos que muestran dónde está el peligro: cada 25 horas muere un joven por una bala policial. La mayoría de los medios tradicionales no registran ese tema: eligen militar la baja de la imputabilidad a los jóvenes, una imputabilidad que día a día se ejerce de hecho contra los jóvenes de los barrios pobres, en conjunto con las ejecuciones disciplinarias policiales en los barrios. Los pibes no son peligrosos, están en peligro.


Notas relacionadas:

Lanata y la fábrica de polaquitos

[El Polaquito y cómo la TV violó los derechos del niño→https://www.anred.org/spip.php?article14617]

«Yo no crío hijos para que me los maten”, desmiente la madre del «Polaquito”

«El Polaquito”: el montaje en el programa de Lanata

[7.600.000→https://www.anred.org/spip.php?article14570]

CABA: Denuncian un nuevo caso de gatillo fácil en la Villa 21-24



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