21/05/2016

«Trabajamos en llamarnos lesbianas, tortas o tortilleras”

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A partir que la OMS (Organización Mundial de la Salud) decidiera el 17 de mayo de 1990, que la homosexualidad dejaba de ser considerada una enfermedad mental, desde esa fecha se celebra el Día contra la discriminación homofóbica, lesbofóbica y transfóbica. Dialogamos con La Fulana, grupo de tortas como ellas se autodeterminan adueñándose de un concepto que alguna vez fue un insulto. Por Silvana Pérez para ANRed


Silvana Pérez: ¿cuéntenme qué es La Fulana?

La Fulana: Bueno, es muy amplio. La fulana tiene casi 18 años, trabaja con ejes fundamentales como la visibilidad, violencia y salud. Y después, a su vez tenemos los grupos de encuentros. Los grupos son nuestros contactos con las chicas que no son activistas. Por eso mujeres lesbianas y bisexuales están invitadas a venir. No es un grupo de autoayuda, ni seminario ni talleres. Es como la militancia de base.
De hecho casi todas las activistas empezaron con los grupos de encuentro.

S: ¿Y qué surgen en esos talleres, qué imagino que deben tener cierta consigna, pero se deben desbordar por las historias personales’

LF: Por ahí las compas nuevas que llegan a espacio, se presentan. Se pregunta qué es lo que quiere contar cada una. Se cuenta lo que nos pasa, tratamos de deconstruirnos cada una. Una cosa es ser lesbiana en La fulana, pero en la calle es otra. Tenemos chicas que aún no salieron del closet. Que no se pueden nombrar como lesbianas, que no tiene referencias de otras lesbianas. Ahora es más complejo que no tengan referencia, porque en los medios hay más visibilidad a partir de la ley de matrimonio igualitario, pero aún pasa.

SP: En esos grupos de encuentro deben surgir muchas anécdotas de violencia, discriminación»¦

LF: Si, surge de todo, y obviamente lo que se cuenta en el grupo queda en el grupo: desde vínculo de violencia entre lesbianas, es decir una relación amorosa entre dos lesbianas en la que hay violencia, eso cuesta muchísimo que salga a la luz. Por eso el año pasado lanzamos el observatorio de medios sobre violencia. De hecho se dice que es el segundo closet, una vez que saliste del primero, es muy difícil admitir que estas en un vínculo de violencia, admitir que sos lesbiana y que además estas sufriendo violencia. Muchas veces queda instalada como riña. Es decir: «cómo va a haber violencia entre dos mujeres”»¦ y ahí hay toda una reproducción de los vínculos heteronormados. Es lógico, nosotras nacimos en este sistema, en patriarcado, por eso trabajamos en los grupos qué aspectos de nosotras reproducimos del patriarcado en las situaciones más cotidianas.

SP: ¿Como por ejemplo?

LF: No es lo mismo ir con tu compañera por la calle y que un tipo la mire, y decir qué la miras si está conmigo, en vez de qué la miras si es una persona autónoma que no te dio su permiso para que la mires. No estamos salvadas por el hecho de ser lesbianas. Esa es la idea fundamental de los grupos, hacer grupos de pares, generar redes de contención, hay muchas que no han salido todavía que no tiene contacto con otras lesbianas, y es muy difícil salir del circulo, y por ej saber que estas en un vinculo violento, si nadie sabe que estas en una relación lesbica, como vas a decir «mi novia me pega”.

SP: Cuando aparecen estas historias ¿ustedes generan, a parte de los vínculos de contención, algún otro apoyo institucional?

LF: Nosotras articulamos con la Defensoría LGBT que es el punto clave. La Fulana es una de organizaciones fundadoras de la Federación Argentina LGBT (una organización de organizaciones de la diversidad en todo el país). Sobre todo hay muchos casos de fertilización que nos llegan (fertilización humanamente asistida). Después también casos de salud, por ejemplo se piden ginecólogos de confianza, y ese es otro tipo de violencia, pero institucional. Ahí tenemos armado un listado de profesionales para recomendar, también vamos armando material sobre salud sexual, porque hay muchos profesionales de la salud que no tienen todo el conocimiento, por ejemplo te dicen que si sos lesbiana no tenes que hacerte el pap, o que como no corres riesgo de quedar embarazada, no te podes contagiar ningún enfermedad de transmisión sexual; incluso damos charlas a ginecólogos en las que ellos mismos se sorprenden. Así que nos cuidamos entre nosotras y sacamos material que circula por redes sociales y que logra legar a chicas del interior también.

SP: ¿Y cómo es ese contacto con sus compañeras que viven en el interior del país?

LF: El exilio lesbio aún existe. De hecho La Fulana comenzó siendo una casa donde se quedaban las lesbianas que habían sido echadas de la casa. También muchas que vienen de turismo a Buenos Aires pasan por acá. Ya conocen el espacio, se sienten seguras y vienen a compartir. Y es genial que nos vengan a compartir las experiencias del interior, donde es muy distinta la realidad.

SP: Dentro de la contención que todo marco legal genera ¿cómo están funcionando leyes como la del matrimonio igualitario o identidad de género?

LF: El matrimonio igualitario funciona muy bien. Hay casos aun en que no se deja casar a la pareja en determinados registros, y ahí nosotras articulamos con la Defensoría LGBT para explicarle que deben casarlas en cualquier registro. Igualmente de las tres leyes, Fertilización humanamente asistida, Identidad de género y Matrimonio igualitario, esta última es la que mas funciona.

SP: ¿Por qué creen que pasa eso? ¿Porque es una institución del sistema?

LF: ¡Sí! te iba a decir, es porque está más aceptado. La realidad es que si, que es una institución. Digo, nosotras apoyamos mucho la ley, y si queremos combatir esa institución tenemos que primero poder acceder; si no la tenemos es imposible combatiría. La realidad es que no existíamos si no la teníamos. No teníamos acceso a nada. El matrimonio es una institución arcaica, pero de entrada si no hay acceso igualitario para todo el mundo, es todo más difícil. Digo, ahora que la tenemos podemos ir por más: trabajar sobre matrimonio mutiles por ejemplo.
La ley de identidad de género es mucho más compleja, hay mucho maltrato institucional, no se cumple con la medicación por ejemplo.
Y con respecto a fertilización asistida, es muy difícil. Es la más nueva, y aún hay muchos frenos. Sobre todo el problema es con las obras sociales.

SP: Si se quieren casar sí, pero tener hijos ya no»¦

LF: (risas) si, hasta prefieren que una mujer sola los tenga. O que la adopción. Y la realidad es que dentro de lo que es el colectivo lgbtiq, las lesbiana somos las únicas que accedemos, hombres gay no acceden a la gestación solidaria, entonces deben recurrir a la adopción o gastar fortunas para ir afuera. Ahí también hay un bache enorme.

S: Debo preguntarles por las próximas peleas a dar

LF: ¡La ley antidiscriminatoria! Incluso desde la fulana y la federación seguimos trabajando en el tema de la discriminación. Hemos ido logrando otras cosas, más allá de los objetivos mayores. Logramos por ejemplo que se instaure en CABA el día de la visibilidad lesbia. Lo empezamos en el 2010 y en 2011 se aprobó. La idea es que sea a nivel nacional y quede dentro del calendario. Es ir sumando cambios culturales.

SP: ¿Funciona el día de la visibilidad? ¿Cuál es la reacción de la gente?

LF: Al principio lo hacíamos en un mismo lugar. Después empezamos a movernos. Por eso este año fuimos a Plaza Miserere y tuvimos muy buena reacción. Vino gente a participar, a escuchar la radio. Se llevaron volantes. Es otra reacción, y ahí notas que hay que moverse a otros lugares. Esta vez la gente se sumaba sola. Nos sorprendió un montón.
Nosotras siempre decimos que no nos queremos quedar en el «tupper”. Por eso los encuentros nos devuelven a la realidad distinta a la que tenemos entre activistas. Por ejemplo ves chicas que aun no pueden nombrarse lesbianas, o ni siquiera decir que les gustan otras mujeres, estando entre lesbianas.
Hay cosas que siguen pasando, y debemos seguir laburando. Seguimos con los «kilómetros fulana”, vamos a algún pueblo y nos plantamos en la plaza principal para apoyar a las lesbianas que no puedan moverse libremente allí, este año por ejemplo fuimos a Rojas.

SP: Y en cuanto a la discriminación en los medios de comunicación, ¿piensan que hay más inclusión? Hay pocos personajes lesbicos, y si hay personajes homosexuales, suelen ser hombres, y encima hay pocas escenas de amor y sexuales, por no decir nulas.

LF: Justo la semana que viene, vamos a dar una taller en la UNA, sobre el cambio de los medios de comunicación, antes y después del la ley del matrimonio igualitario. Antes solo aparecíamos en mujeres asesinas, personajes de ese tipo. O con historias que iban por el conflicto sobre su sexualidad. Pero notamos un cambio después del matrimonio.

SP: ¿Pero notaron que hay casos en que las escenas de amor son después de las 10 de la noche, es decir en el horario de protección al menor?

LF: Igual creemos que el cambio va a ser muy lento. El personaje lo tenes que ir metiendo muy lentamente. Sí, en series extranjeras se da con mucha más naturalidad. No es el conflicto principal el ser lesbiana.

SP: En algunos movimientos lesbofeministas, se habla de que el gran movimiento homosexual usa a la minoría de lesbianas. O que estas no están incluidas en los reclamos de los hombres gays

LF: La realidad es que no nos sentimos usadas. Pero de todas formas pasa»¦ hay temáticas que son profundamente diferentes. No es igual la problemática de una lesbiana, que de una mujer trans, de un varón trans, o de un varón gay. Pasa que en las organizaciones de diversidad la voz cantante la lleva un hombre gay, pero en La Federación trabajamos fuertemente para que eso no ocurra, incluso ahora la presidenta de la FALGBT es una mujer, Marcela Romero.
Por eso trabajamos en llamarones lesbianas, tortas o tortilleras, pero NO GAY. Somos lesbianas, y nos gusta nombrarnos. La palabra lesbiana es muchas veces difícil de verbalizar porque tiene una carga fuerte. Laburamos mucho para instaurar la palabra, para generar identidad, desde una lugar empoderado. Por eso nos repropiamos de la palabra TORTA.

SP: ¿Qué sueños tienen como agrupación?

LF: (risas) fijar el día de la visibilidad lesbica en el calendario. La ley antidiscriminatoria. Que dejemos de usar la palabra fobia, lesbofobia, transfobia, homofobia. Entendemos que es un concepto. Pero no es una fobia, es violencia. No tiene justificación médica. Son crímenes. La fobia es un miedo.
También que desde el observatorio podamos tener estadísticas reales. Romper con la violencia médica (ginecólogos). Romper con la violencia entre lesbianas, que aún está muy naturalizada.
Es todo un aprendizaje, nosotras también vamos cambiando y aprendiendo juntas.



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