14/05/2016

«Ganan quienes trafican, pierden quienes usan”

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Luis Osler, director del Centro de Estudios de la Cultura Cannábica, analiza la movilización masiva del sábado 14 de Mayo de la Marcha Mundial de la Marihuana, como también las declaraciones de la Ministra de Seguridad sobre el tema drogas y como «combatirlas”. Por Ana Schimelman para La Revancha


-Vimos en la cabecera de la movilización del sábado pasado a un grupo de madres que cultivan y utilizan aceite de cannabis para un tratamiento medicinal para sus hijos. Incluso, una de las consignas principales de la marcha tuvo que ver con la regulación medicinal del uso de esta sustancia. ¿Por qué en esta edición se privilegió este eje en particular?

 En principio tuvo que ver con una urgencia de las madres, que normalmente chocaban contra sus neurólogos que les decían «hasta acá llegamos” y les entregaban cuerpos inertes de miradas perdidas. Descubrieron que existía un aceite en base a cannabis con el cual los chicos empezaron a responder, e inclusive a recuperar su vida, pudiendo volver al jardín. «Yo me perdí 9 años de mi hija por no conocer esto antes”, decía Valeria, una madre de Mamá Cultiva. Entendemos que es urgente que se haga algo, por lo menos en este aspecto. Porque quienes allanan no preguntan si el cultivo está destinado o no a usos medicinales, entonces van presos quienes fabrican el aceite, o las madres por ir a buscarlos o tenerlos encima. Necesitan una solución porque es la cura para sus hijos.

-Otra de las consignas de la marcha fue por la despenalización de la marihuana. ¿Quiénes ganan y quiénes pierden con la prohibición?

 Como siempre, a lo largo de la historia con las prohibiciones, ganan quienes trafican y pierden quienes usan. Esto es clarísimo. Con la marihuana también pasa esto, y ya nos alejamos del terreno de las hipótesis. Las últimas estadísticas demuestran que los carteles dedicados al tráfico de marihuana en México han bajado muchísimo sus ganancias, solo por la legalización de Colorado en Estados Unidos. Queda en evidencia que quienes ganan con la prohibición son quienes hacen negocio con el tráfico de estas sustancias, que no son solo los narcotraficantes sino también los cooptados por la corrupción necesaria para que estos puedan actuar.

-En los últimos años, en Uruguay se está dando una política diferente en relación a las drogas, con una fuerte intervención del Estado más apuntada a regular que a perseguir. ¿Cuál es tu opinión sobre esta experiencia? ¿Qué otras experiencias se pueden tener en cuenta para este debate instalado en la Argentina?

 La experiencia en Uruguay está avanzando muy bien. En mi opinión, la intervención del Estado en nuestro país debería ser informando, haciendo prevención y reducción de daños. Esto evitaría, sin ir más lejos, algo como la Time Warp, donde se juntaron muchos factores, pero sin duda hubo una gran desinformación y falta de prevención absoluta. Hace mucho tiempo que tenemos la posibilidad de implementar los testers de sustancias y sin embargo no se hace. Los muertos también se deben a eso. El Estado entonces debe educar, informar, prevenir, y si lo entiende necesario, regular. Lo que nunca debe hacer es manejarse en la oscuridad y permitir que pasen las cosas que pasan.

-¿Cuál es tu opinión sobre el «˜Operativo Kambo»™, que se realizó de la mano de la Ministra de Seguridad Patricia Bulrich?

 Es un ejemplo claro de una absoluta falta de información, utilizada por supuesto con algún tipo de interés que desconozco, pero que no creo que sea casual. Pretendía hacerle creer a la gente que sustancias que son de uso ceremonial y terapéutico con efecto absolutamente introspectivo fueron usadas en una fiesta electrónica. En una gran bolsa se juntó todo lo que se sugería a partir de ciertas escuchas. Por suerte fue frenado con mucha racionalidad por el juzgado interventor. Es un claro ejemplo de desinformación, que puede ser usada de cualquier manera. La base está en informar bien y en educar respecto de las sustancias, no de ocultar.

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