29/10/2015

«Â¡Jorge Reyna presente, ahora y siempre!»

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El pasado lunes 26 de octubre, en Capilla del Monte, Córdoba mientras el frente «Cambiemos”, con la reelección del actual intendente Radical Gustavo Sez, festejaba su triunfo, vecinos y vecinas del pueblo se dispusieron a marchar alrededor de la Plaza San Martin exigiendo, una vez más, «Justicia por Jorgito: juicio y castigo a los responsables de su asesinato». Por Corresponsal ANRed en Capilla del Monte


Capilla del Monte, Córdoba, Octubre 2015.-

Para los que eligen no olvidar

Jorge Daniel Reyna, era un joven de 17 años perteneciente al pueblo de San Esteban, ubicado a 9 kilómetros de la localidad de Capilla del Monte. Al igual que muchos jóvenes, fue utilizado por la policía como mano de obra para sus ilícitos. Jorgito había sido detenido con un arma reglamentaria y luego llevado al Complejo Esperanza (denunciado reiteradas veces por maltratos, abusos y casos de «suicidios”) Al salir del mismo, comenzó a trabajar ayudando en un taller mecánico intentando recuperar su vida. Sin embargo, aquellos que otrora lo utilizaron para sus sucios negocios, no se lo permitieron. Fue detenido el sábado 26 de octubre de 2013 por agentes policiales de la comisaría de Capilla del Monte a cargo del comisario Juan Castro (luego reubicado en otras localidades del Departamento de Punilla) y llevado a dicho establecimiento donde fue golpeado salvajemente y luego fallece. Como en tantos otros casos, la hipótesis que establecen los uniformados es la de suicidio, algo que luego será rebatido dado que el cuerpo de Jorge, tal como sostuvo el primer médico que lo vió, estaba desnudo, tirado en el piso y boca abajo.

El fiscal de Instrucción de Cruz del Eje, Martín Bertone, actualmente fiscal de Cosquín, junto con el Comisario Departamental se hacen presentes en un operativo cargado de irregularidades, impiden el ingreso de su madre y de la abogada de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos que, al conocerse la terrible noticia, se acercan junto con vecinos y vecinas y jóvenes del lugar. Mientras se les niega el ingreso y prohíben verlo bajo el pretexto de que «su madre, con sus lágrimitas, podría alterar la escena” se garantiza la salida de los policías que estuvieron de turno cuando sucede el hecho. Luego vinieron la pueblada y el que se vayan todos, los piedrazos impotentes de los jóvenes cansados de tantos atropellos, la represión por las calles del centro de la ciudad, la detención arbitraria de decenas de jóvenes y el silencio cómplice de los funcionarios. La fiscal Alejandra Hillman, a cargo del caso a partir de la segunda autopsia, no quiso ser menos en la cadena de complicidades: dictaminó muerte por asfixia mecánica y concluyó que los golpes fueron producto del traslado del cuerpo de Jorgito hacia la ciudad de Córdoba. Tal como sostuvo su madre, no es posible que un cuerpo sin vida adquiera moretones dado que ya no circula su sangre.

El caso de Jorgito, no fue un hecho aislado, son varios los jóvenes víctimas de abuso policial en Capilla del Monte, al igual que en el resto de la provincia. Pese a todos los elementos disponibles que conducen a la responsabilidad policial en la muerte de Jorge Reyna, la causa tiene carátula de muerte dudosa y los responsables están en libertad.

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El pueblo de Capilla del Monte se moviliza

La movilización fue convocada para las 17 hs. por el espacio «Familiares y amigos y amigas de Jorge Reyna” en la plaza San Martin ubicada a metros de la comisaría de Capilla del Monte. La jornada comenzó con mucha incertidumbre acerca de cuantas personas se acercarían a marchar luego del fatídico panorama electoral. Y como no serlo, el pueblo que sufrió la pérdida de uno de sus jóvenes en manos de la policía, en la comisaria ubicada en el centro la ciudad, nuevamente eligió en las urnas a aquel candidato cómplice, cuya familia es dueña de la funeraria que trasladó el cuerpo de Jorgito con la orden de velarlo a cajón cerrado, con la presunta intención de que su cuerpo flagelado por los golpes de los borcegos de sus asesinos, no fuera descubierto por sus amigos y familiares. Ni Gustavo Sez, ni el resto de los candidatos de los partidos tradicionales hicieron mención del caso de Jorgito en sus campañas.

Finalmente la convocatoria superó las expectativas y muchas personas comenzaron a reunirse en la plaza dispuestas a marchar alrededor de la misma. Allí estaban su mamá Olga y su papá Jorge, sus hermanas Emilse y Selene y sus hermanos Alexis y Adriel, su amigo y poeta El Polaco y vecinos y vecinas de Capilla del Monte y de otras localidades del Valle de Punilla y Córdoba. Bajo la bandera de «Justicia por Jorgito” marcharon alrededor de la plaza. Cuando parecía finalizada la recorrida, su hermana mayor decidió cambiar el recorrido y dirigirse a la puerta de la comisaría; y con el canto de «Yo sabía, yo sabía, a Jorgito lo mató la policía” enfrentaron las miradas vergonzantes del cordón policial que esperaba, los oficiales se mantenían firmes, incapaces de sostener sus miradas a los manifestantes.

La jornada concluyó en el Jardín de la Memoria, ubicado en la Plaza, con las palabras de su mamá, quien dió inicio y finalizó la ronda de oradores. Se hicieron presentes distintas organizaciones, entre ellas la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos del Norte Cordobés, el Frente de Izquierda de los Trabajadores, el Frente Organizado contra el Código de Faltas y Radio Roja de Casa Grande. Integrantes del colectivo organizador leyeron la declaración, las adhesiones, los mensajes de apoyo y solidaridad y las poesías escritas por su amigo El Polaco y su hermana Selene. Muchos ojos se llenaron de lágrimas pero también muchas caras vislumbraban atisbos de sonrisas: la alegría de encontrarse nuevamente exigiendo justicia, eligiendo salir a luchar por una sociedad sin violencia, donde los responsables de la muerte de Jorgito sean juzgados y castigados.



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