28/10/2015

Lo que dejaron las elecciones 2015

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Pasaron las elecciones nacionales y, luego de una jornada record en participación ciudadana, quedó constituido el balotaje impulsado por el empate técnico entre las principales fuerzas políticas y electorales del país: el kirchnerismo sciolista y la fórmula cambiemos encabezada por Macri. De cara a este inédito y complejo proceso, desde ANRed presentamos un balance de la situación arrojada por los resultados y los cambios en gobernaciones e intendencias; analizamos la propuesta de derecha vs derecha que muestra como particularidad esta instancia; la performance y los desafíos de la izquierda de cara a lo que se viene, y aportamos una proyección del nuevo marco político-económico-social que se viene a la vuelta del 22 de noviembre.
Por ANRed / Informe de Jujuy: Sebastián Fernández, (Radio Pueblo).


Las elecciones presidenciales de octubre de 2015 quedaron atrás, dejando a nivel nacional prácticamente un empate de cara al balotaje que, pese haberse ya presentado en 2003, el entonces ganador de la primera vuelta Carlos Saúl Menem se bajó, declarando a Néstor Kirchner presidente, sería la primera vez el próximo 22 de noviembre, entre Daniel Scioli del Frente para la Victoria y Mauricio Macri de Cambiemos, que también ganó la provincia de Buenos Aires y por primera vez va a ser gobernada por una mujer. María Eugenia Vidal le ganó casi por 5% a Aníbal Fernández. Otro de los batacazos de la fecha fue el amplio triunfo de Gerardo Morales a gobernador en Jujuy sobre Fellner.

En el marco de un recambio regional latinoamericano caracterizado por un avance de expresiones políticas de derechas más duras y rancias en Brasil, Chile, Perú, Colombia, Venezuela y Uruguay – como variantes que supo encontrar el sistema capitalista para pendular entre gobiernos nacionales y populistas, y de derecha dura – lleva a arribar a una situación de una elección inédita, con resultados que sorprendieron a propios y extraños, incluidas todas las consultoras, que volvieron a demostrar que sus guarismos no son del todo confiables.

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Una muestra ejemplar de esto es la pérdida del bastión peronista que siempre fue la provincia de Buenos Aires, ganada por el PRO, que muestra un claro comportamiento de la mayoría del electorado bonaerense que optó por el corte de boleta en rechazo a la candidatura de un Aníbal Fernández devaluado políticamente, más una apuesta por intendentes desgastados y una supuesta «traición» de caudillos regionales con respecto al voto a gobernador, que parece reeditar el enojo que mostró en su momento Néstor Kichner ante la pérdida en las elecciones legislativas en la provincia ante Francisco de Narváez en junio del 2009.

Diferentes caras, mismas propuestas

En esta última elección del ciclo kirchnerista, que muchos analistas caracterizaron como un «Fin de Ciclo», todos los candidatos se expresaron por derecha, todos mostraron mas policías, otras policías y hasta Sergio Massa habló de utilizar al ejército en las villas miserias como medida para luchar contra el narcotráfico. Daniel Scioli – un político que viene construyendo su carrera política desde 1997, cuando se impuso como diputado del Partido Justicialista durante el gobierno de Carlos Saúl Menem – que se presentaba a la vez como como el más «moderado” de los tres candidatos con más posibilidades de ganar las elecciones, y que suponía una continuidad de las políticas del gobierno kichnerista, no escapó a esa apuesta al discurso de derecha dura.

El pueblo argentino se encontró entonces con dos opciones principales que buscaron polarizar la elección. Dos principales opciones con un gran aparato, sostén y capacidad publicitaria: una expresión de derecha peronista, que ofreció un kichnerismo que no supo construir en el tiempo un cuadro político carismático de su propio riñón que pudiera continuar con la acumulación mística que supieron concentrar Néstor Kircher y Cristina Fernández, y que provino de parte de un gobierno que desde lo discursivo mantuvo consignas de izquierda. Y por el otro, un ejemplar candidato de derecha explícita, cuyo perfil coherente como pretendido líder de la derecha argentina viene construyendo hace años.

Este esquema apenas se vio matizado por el llamado al «Voto Útil”, sea para evitar al menemismo 90′ (que encarnaría Scioli), sea para poder ir a segunda vuelta contra el kirchnerismo (capacidad que se autoadjudicaba Macri), o sea como la única posible opción para ganarle a Scioli, por provenir del mismo mundo peronista (Sergio Massa).

En este escenario el PRO triunfó posicionándose para el ballotage, generando un temblor en la política argentina, alcanzando proyección nacional, y ganando en las ciudades más grandes del país, como Córdoba, Rosario, Jujuy, como en diferentes distritos de la provincia de Buenos Aires, además de renovar con contundencia el tradicional voto antiperonista en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Esto deja hacia adelante un escenario político abierto, donde sea cual sea la fracción política de la burguesía que triunfe en el ballotage, deberá negociar en un Congreso se verá dividido entre varias fuerzas, rompiéndose el esquema de una mayoría absoluta. Aunque los acuerdos entre el PRO y el gobierno nacional en la legislatura porteña durante los últimos años para votar en conjunto leyes de entrega de terrenos públicos a proyectos de empresas privadas deja abierta la puerta para un futuro entendimiento de estas dos principales fuerzas políticas, dentro y fuera del parlamento.

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De la sorpresa en la gobernación bonaerense a la trama en las intendencias

Algunas perlas en números que dejó la última elección de cara a próximo balotaje del domingo 22 de noviembre:

Varios intendentes «vitalicios” se fueron. Como fue el caso de Hugo Curto en Tres de Febrero, que luego de 24 años al frente de la municipalidad, perdió dejando en manos de Diego Valenzuela de Cambiemos el municipio con el 43% de los votos.

Otro intendente, de 20 años de permanencia en el cargo, Jesús Cataldo Cariglino, en Malvinas Argentinas, perdió con el candidato kirchnerista Leonardo Nardini.

En el oeste otra sorpresa fue la derrota de Hernán Sabbatella en Morón a manos de Ramiro Tagliaferro, también de Cambiemos, con el 42% de los sufragios. De esta manera Nuevo Encuentro perdería las dos elecciones más importantes en juego: la intendencia en ese distrito y la candidatura de Martín Sabbatella a vicegobernador bonaerense.

En La Matanza, el distrito bonaerense con mayor densidad poblacional, volvió a imponerse el peronismo: ganó el Frente para la Victoria, con la particularidad de que la primera intendenta, Verónica Magario, candidata del actual intendente Fernando Espinoza.

En Moreno no hubo sorpresas, luego que el actual intendente perdiera en las PASO con Walter Festa, éste último corroboró los porcentajes obtenidos en las internas abiertas.

El retorno de Mario Ishi en José C Paz, ganó con amplio margen con el 48% de votos, contra el 20% que obtuvieron los candidatos massista y de Cambiemos.

En San Miguel, el candidato de Massa (ex FPV), Joaquín De la Torre, logró revertir el resultado de las PASO y le ganó al kirchnerista La Porta.

En el conurbano norte, revalidó el PRO en Vicente López, con una aplastante victoria de Jorge Macri.

Abel Pose, en San Isidro, con Cambiemos obtuvo el triunfo con algo más del 50%.

En San Fernando, en cambio quien obtuvo la mayor cantidad de votos fue el Frente UNA, con Luis Andreotti con más del 50%. En tanto que en Tigre el massista Julio Zamora obtuvo cerca del 45% y continuará al frente de la comuna por 4 años más. En segundo lugar se ubicó el candidato del Frente para la Victoria, Sergio Szpolski.

Nicolás Ducoté de Cambiemos/PRO, será el nuevo intendente de Pilar, derrotó a otro peso pesado del conurbano: Humberto Zúccaro, en el poder municipal hasta el momento por el Frente para la Victoria.

Y Ariel Sujarchuk, del FPV, se impuso en las elecciones de Escobar, con más del 45% de los votos.

Queda claro que hubo corte de boleta cruzado y, con los números en la mano, Daniel Scioli obtuvo el 37% contra 33% de Macri en la presidenciales, y María Eugenia Vidal le ganó por 39% a 37% de Aníbal Fernández, consagrándose como la próxima gobernadora de la provincia de Buenos Aires, y como queda claro, no perdió todas las intendencias, como presumirían los números de la futura gobernadora bonaerense


Batacazo en Jujuy

En cuanto a resultados sorprendentes, la provincia de Jujuy es una de las principales.

Gerardo Morales con el Frente Cambia Jujuy superó por amplio margen de casi 24 puntos al actual gobernador, Eduardo Fellner (que ya había sido relecto entre 1998 y 2007, habiendo asumido por renuncia del gobernador titular Carlos Ferraro y reelegido en dos oportunidades). Entre uno y otro mandato como gobernador de Jujuy fue presidente de la Cámara de diputados de la Nación.

En el rubro presidente, el Frente Renovador de Sergio Massa le ganó por 4 puntos a la fórmula del Frente para la Victoria.

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La nota saliente de las elecciones en la provincia fueron los sufragios en blanco, que están un 4% en la cuestión presidencial, un 7% en el ítem gobernador y lo más llamativo está en los rubros diputados nacionales y provinciales: algo más de 17%, lo que evidencia un claro enojo social interno. En todos los casos los votos en blanco son la tercera fuerza.

En cuanto a la interna provincial, el Frente Unidos y Organizados por la Soberanía Popular (FUyO) de Milagros Salas no llega a ocupar un cargo de diputados provinciales y el caudal de votos apenas supera la lista de sus afiliados. Casi calcados son los números del Frente de Izquierda y Los Trabajadores (FIT), que tuvo un retroceso con respecto a las elecciones del 2013.

El Partido Por La Dignidad del Pueblo, que llevaba a Carlos «Perro” Santillán, no alcanzó el 2% en los ítems de gobernador y diputados.

Informe: por Sebastián Fernández, de Radio Pueblo, desde Jujuy


Avances, límites y desafíos de la izquierda

El voto del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) – como la expresión electoral más fuerte y contundente del amplio y complejo campo que es la izquierda nacional – es minoritario: logró 798.031 votos, lo que representó un 3,27%) y sus organizaciones no han logrado articular esa unidad electoral en las diferentes luchan que se dan en la calle.

Pero eso no debe quitar la atención sobre que se ha consolidado como la cuarta fuerza nacional, desplazando a una centro izquierda, que vendría a encarnar Margarita Stolbizer.

El hecho de mantener la cantidad de votos (casi un millón) en la disputa electoral con los tres candidatos principales, con propuestas políticas casi similares con respecto a la seguridad y las medidas de ajuste necesarias para ordenar la economía nacional, y con una centro izquierda derrotada, deja campo al FIT para avanzar como un posible polo opositor (desde la izquierda al centro izquierda). Dependerá de si el frente, la propuesta electoral de izquierda con mayor capacidad de aglutinar una alternativa en las urnas, logra mantener esta unidad más allá de la necesidad de juntarse para unas elecciones que, PASO mediante, son proscriptivas para las expresiones políticas más chicas que quieren presentarse como alternativas a las principales en el país, y en cómo esa unidad se mantenga y se emplíe de forma generosa en el amplio campo popular argentino.


Posibles conclusiones

Desde el aspecto económico, el próximo ciclo político será determinante en el sentido contrario al proceso que se dio durante el gobierno kirchnerista: el petróleo, el gas, el oro, la plata, la soja, el maíz, y demás commodities, oscilarán en promedio en un precio entre un 20 a un 60 por ciento mas abajo que como estuvieron los commodities durante el proceso kichnerista, caracterizado muchas veces como «el viento de cola». Es decir, se puede esperar que la situación económica mundial empeore, con una economía latinoamericana y argentina absolutamente dependiente de esas fluctuaciones de los mercados.

La debilidad estructural en que gobernaría el nuevo presidente dejará amplios márgenes para que recrudezca la protesta social, en el cual no se debería descartar una hipótesis (una entre tantas) de enfrentamiento frontal entre el peronismo y el macrismo en el marco de una caída económica generalizada.

Un fin de ciclo y recambio se asoma en Argentina, un ajuste económico también. El clima dependerá del grado de legitimidad que amplios sectores del pueblo adopten para aceptarlo o no.



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