07/10/2015

Maten a Yalet: protocolo para un nuevo genocidio en el país

yalet.jpg El asesinato de Juan Martín Yalet el último 26 de agosto en la ciudad de La Plata, luego de ser aprendido por el accionar conjunto de las fuerzas de seguridad Policía Local, el Comando de Patrulla Comunal (CPC) y la Comisaría 9º, mientras acababa de cometer una supuesta «entradera” en el barrio El Mondongo, reabrió el debate en torno a la violencia sistematizada de las fuerzas represivas del Estado en su accionar para el control del delito, mediante la vieja metodología del gatillo fácil y las tácticas corporativas de ocultamiento de pruebas. Por ANRed/Fotos: ANRed.


En dialogo con ANRed, Damián Raboso (DR), integrante del CIAJ desde hace 5 años, responsable de prensa de la entidad y Sofía Caravellos (SC), integrante del CIAJ y abogada de la causa por el asesinato de Martín Yalet, junto a Analía Carrillo, nos presentan un análisis sobre el hecho, que sirve como voz de alerta para un posible recrudecer de las políticas represivas que los Estados municipales, provinciales o nacional pueden desatar hacia los sectores más vulnerables: las juventudes y los trabajadores y trabajadoras desocupados.

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El Colectivo de Investigación y Acción Jurídica (CIAJ) es una organización política que trabaja en la promoción y protección de los derechos humanos. Su trabajo implica tres líneas de acción: la Acción Jurídica «“ofensiva y defensiva- en casos de violaciones de derechos humanos; Capacitación a organizaciones sociales sobre los ejes temáticos: Protesta social, Derecho a la Ciudad, Violencia policial y Género; y Comunicación, como proceso de producción de discursos alternativos dentro de ese universo temático.

Aquí presentamos la entrevista que resultó de este encuentro.

ANRed: ¿Quién era Yalet? ¿Cómo llega a la situación de la detención? ¿Cómo terminó muerto en un patrullero?

SC: Lo primero que conocí de Juan Martín Yalet, como me suele pasar en la mayoría de los casos, tiene que ver con lo que leí en su expediente. La dueña de la casa donde él, supuestamente, hace esta «entradera”, relata que entró y tuvo cierto cuidado con el chico que estaba en la vivienda.

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Ahí aparecen las primeras referencias, otra dimensión, personal, de Juan Martín. Él le dice que tiene un hijo de la misma edad (que el chico que estaba en ese momento en la casa), un chico de 9 años, de hecho lo agarra de la mano y lo acompaña por todas las habitaciones de la casa, y tiene especial cuidado en no apuntar en ningún momento con el arma ni a ella ni al pibe. De hecho tiene un dialogo con el pibe, donde le dice «no hagas esto que yo estoy haciendo”, a lo que el nene le pregunta «¿y vos por qué lo haces?”, a lo que Yalet le responde: «porque tengo un hijo de tu misma edad, al que le tengo que dar de comer, y no tengo la guita”.

Aquí empieza a construirse lo que nosotros conocemos de él: que era una persona marginal, en el sentido de que donde vivía con su pareja es una vivienda precaria, que tiene dos únicos hijos, uno nene de 9 años y otra chiquita de 2, con la misma pareja con la que convivió durante casi 11 años, una mujer menor que él, que es Jorjelina Dubal, que es nuestra representada.

A los dos hijos los tuvo mientras Yalet estaba privado de su libertad, lo que demuestra un siguiente dato que es que él estuvo durante mucho tiempo en situaciones de cárcel; tiene toda una trayectoria con el delito y una vinculación con ese mundo del delito: armas, policía y, obviamente, la cárcel.

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En este contexto ha tenido muchas historias de supervivencia: de hecho tenía montones de marcas en el cuerpo, que han servido en su momento para identificarlo y saber que se trataba de él, ya sea en esta causa o en otra.

Toda esta trayectoria lo ha marcado, le ha dejado marcas en su cuerpo: tenía puntazos en la cara, puntazos en el ojo, en las manos; que son marcar que evidencian su paso por estas instituciones que no tienen otro objetivo que obligarlos a situaciones de supervivencia; permanentemente atravesando situaciones de extrema violencia.

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Lo han tenido permanentemente cautivo, a él y a su familia, ya que su esposa y sus hijos han estado siempre a la expectativa de ver cuándo sale, cómo sale; y cuando salga, cómo reorganiza su vida, que no fue fácil: para una persona de 35 años, entablar una dinámica distinta, atravesado por una institución que te enseñó de violencias y nada más, era bastante complicado.

Esto es lo que sabemos; después está la otra versión, que son cada uno de todos los antecedentes penales, con esto nos podemos enganchar, claro está, porque es lo que demostraría que Yalet tenía vinculaciones con lo que es el mundo de la administración del delito, como una relación con cierto sector de la policía. Nos interesa por esto, no para remarcarle todo el prontuario y hacer el equivalente al Diario El Día, publicar todo el prontuario para mostrar lo peligroso que era.

ANRed: ¿Cuál es el estado actual de la causa y las investigaciones que derivan de la misma?

SC: En principio lo que hizo la Fiscalía Nº2, a cargo de la fiscal Betina Lacki, fue reconstruir los hechos en tres puntos: diferenciando el momento de la «entradera”; el momento en que a Yalet lo colocan en el interior de un patrullero; y el último momento, en el que el vehículo inicia su marcha hacia la comisaría 9º (lugar al que nunca llega), se detiene y termina en el hospital. Lo que hace la fiscal, en un primer momento es determinar que la muerte de Yalet es posterior al momento en que es alojado en el vehículo de la policía, una vez que arrancó y con determinados actores en esa escena, que son estos ocho imputados, en principio, que son personal del CPC (Comando de Patrulla Comunal), de la Policía Local y de la Comisaría 9º.

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Esta primera observación que hace la fiscal después se revé en un nuevo fallo de los camaristas y, en definitiva, los ocho imputados quedan en libertad. Lo que dice este fallo de los camaristas, es que no estaba demostrada la participación real de cada uno de los imputados en el hecho; y con este estado de situación: con las pericias por hacerse, con la reconstrucción del hecho por venir (que aportó un montón de datos), no se podía hablar de exactitudes.

Para nosotros, este fue un fallo apresurado y creemos que complicó la situación, porque en definitiva permitió que se entretejieran aún más los relatos, se complejizaran los relatos y se transformaran «“aún más- en un discurso mucho más corporativo.

ANRed: ¿Cuáles son los primeros resultados que arrojó la reconstrucción del hecho? ¿Qué les llamó más la atención de los datos obtenidos?

SC: En principio quedaron demostradas estas tres escenas, descartemos la primera que es la «entradera”, que no es la más interesante, pero sí las otras dos: que tienen que ver en primera instancia con el lugar de aprehensión, donde Yalet es detenido y subido a un patrullero; y la segunda escena, que es en 2 y 62, en la «ochavita”, donde el móvil policial se detiene y en principio, se ubicó la escena del crimen.

En la primera escena de crimen, lo que sucede es que están corridas todas las jerarquías policiales. O sea, efectivamente, en la aprensión y en el traslado de Yalet al patrullero, y en la permanencia de Yalet en el patrullero; esa escena, que está rodeada de personal policial, custodiada por personal policial, está presente la jerarquía del procedimiento. En el procedimiento de aprensión y traslado, está presente.

Cuando esta situación se traslada a la «ochava” de 2 y 67, la jerarquía queda corrida de la escena y esto es lo que sucedió con la detención de estos ocho policías: donde no se da la aprensión de oficiales de jerarquía superior. Mientras que en primer lugar estaba la presencia de un comisario (Vargas), un sub-comisario (Garolla) y un comisario inspector, nada más ni nada menos, que es Gandolfi.

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Las pericias van a estar luego, pero en ese lugar habría sucedido el disparo. Eso puede corroborarse, porque en el lugar se encontró el núcleo de un proyectil, que luego se determinará si es el mismo que terminó por perforar la cabeza de Yalet, lo que es bastante probable por la ubicación donde se lo encontró; esto se corresponde con otro dato, que tiene que ver con otros restos encontrados en el lugar, de un proyectil, que la pericia balística se encargará de comprobar.

A raíz de esto empiezan a tener otro protagonismo, otras jerarquías policiales, que son los que estaban a cargo del operativo.

De lo que no hay dudas tampoco, es que Yalet no podía tener el arma en la espalda, de ninguna manera. Puede haber dudas si fue requisado en su totalidad: si el pecho fue revisado, si la panza fue revisada, pero Yalet no pudo haber salido de esa vivienda (donde fue aprendido) con un arma en la espalda. Si no estaba en la espalda, no hubiese habido forma de que pudiera tomar un arma, porque estaba esposado con sus manos en la espalda. De esto tampoco hay dudas, porque todos los que lo requisaron, revisaron su espalda, vieron la faja, el color de la faja, cuando lo esposaron fueron claros en que lo esposaron de atrás, y dijeron cómo estaban las manos, cómo le pusieron la capucha, cómo él hacía algunos movimientos con la cabeza. No había dudas de que él, cuando salió de esa casa, salió sin nada en la espalda y esposado por la espalda.

Hay que decir además, que hubo bastantes disputas jurisdiccionales entre lo que es el CPC y la 9º, respecto de quién tenía el control sobre ese detenido, sobre quién finalmente detentaba el poder, el control sobre ese cuerpo; y finalmente, sobre lo que no cabe duda alguna es quién lo ve por última vez con vida y cierra ese patrullero, que es el Comisario Vargas.

ANRed: ¿Cómo continúa la causa? ¿Hacia dónde se dirige la investigación?

SC: En principio lo que buscamos es abrirnos del relato policial, de aquí la idea de poder convocar a los vecinos, hay fotos que muestran que había una gran cantidad de vecinos presentes en el lugar; lo que vuelve totalmente inverosímil creer que, entre casi medio centenar de policías, y tantos vecinos presentes, nadie pudiera haber distinguido entre un disparo y la aceleración de un camión o una piedra que golpea la chapa de un vehículo. Por formación y entrenamiento, un policía debería poder distinguir el sonido del disparo de un arma 9 milímetros.

Entonces, la necesidad que tenemos es que se pueda comprobar la existencia de ese disparo, más allá de que se hayan encontrado restos del proyectil, para ello es necesario salirnos de ese relato policial, hacia un relato de la gente civil que estaba en el lugar y que pudo oír o ver algo.

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DR: Y también la presencia de medios de comunicación en el lugar: estaba la Red 92, las imágenes de Crónica TV. Nosotros solicitamos esas imágenes, que serían muy importantes para la causa. Creemos que esas pruebas pueden echar luz sobre el relato de lo que sucedió que ofrece la policía. Es decir, las imágenes pueden servir para corroborar si existió un camión que atravesó una calles cortada por vehículos, que pudo pasar por una calle estrecha entre otros autos estacionados en el lugar; puede aportar a corroborar si verdaderamente existió un tercer disparo y distinguir el sonido de ese disparo.

Entonces la idea es poder encontrarnos con esos relatos. El pedido que hacemos, tanto a la fiscal como a los vecinos que estuvieron presentes, es ese.

ANRed: ¿El objetivo final es demostrar la existencia de un nuevo caso de gatillo fácil?

SC: No tenemos ninguna duda de que es un caso más de gatillo fácil. Este es un término acuñado históricamente y por eso lo seguimos usando. Pero aquí estamos hablando de un contexto institucional y de corporación. Estamos hablando de un caso que excede por mucho la individualidad de un sujeto que se excedió en sus funciones.

Para poder dimensionarlo estamos hablando de casi 50 efectivos, de tres fuerzas de seguridad, presentes en el lugar y que están teniendo una respuesta corporativa. Es mucho más que el exceso de un funcionario policial, al cual «se le escapó un tiro”. Estamos hablando de una respuesta corporativa, que no solamente aparece por cómo declaran, cómo no escuchan el tiro, cómo van variando las declaraciones, cómo están generando diferentes versiones para que se diluyan las posibilidades de reconstrucción, cómo se van cubriendo distintas líneas entre sí. Pero sobre todo, por cómo tienen la representación del Ministerio de Seguridad.

Los imputados comenzaron con un patrocinio, que no sabemos a quién respondía; los efectivos y familiares y el grupo de policías que quieren la gremialización, hicieron marchas en relación a este caso y a otros casos por la falta de apoyo político que están teniendo los efectivos en otros procedimientos; y al día siguiente se presentaron abogados del área legal del Ministerio de Seguridad, con domicilio en calle 2 entre 51 y 53.

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Sin ningún tapujo los están representando, directamente, los abogados del Ministerio de Seguridad. O sea, Granados dispuso, que el cuerpo de abogados de su ministerio, los represente técnicamente en esta causa, que no solamente tiene que ver con el triple agravamiento de un homicidio, sino además con la falsificación de documentos públicos, que son las actas de recibimiento, que es la actividad principal de la policía.

La reconstrucción también versó sobre esto: todo lo que tuvo que ver con la reconstrucción policial, todo lo que hicieron después del hecho los policías, las actas que relataron la situación, que se consideran falsificadas. Sobre esto, tampoco quedan dudas, de quien escribió también tiene que ver con la autoridad.

Evidentemente hay una corporatividad y una institucionalidad en toda esta operatoria. Nuestra idea es, justamente, develar esta práctica además de la cuestión puntual del gatillo fácil.

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DR: Estamos hablando de un asesinato, de un homicidio, a plena luz del día, frente a cámaras de televisión, frente a vecinos, frente a altos mandos de la policía (el comisario de la novena, el subcomisario de la novena, el jefe de distrito del CPC). O sea, hay un contexto que necesariamente tiene que ser interpretado como político, en el asesinato de Yalet. Y, estos ocho abogados, que están defendiendo a estos policías imputados, en un caso de muchísima gravedad institucional y con comprobados comportamientos contrarios a sus funciones, nos habla de una verdadera dimensión política en todo esto y no lo podemos entender de otra manera.

ANRed: ¿Quiénes participan durante la reconstrucción?

SC: La reconstrucción es una recreación d los testimonio. Lo que se hizo fue volver a pedir a testigos e imputados que declararan escenificando su testimonio, utilizando el escenario real donde ocurrieron los hechos y utilizando, incluso, los móviles que habían sido utilizados en ese mismo contexto.

En esta situación, las únicas dos personas que declararon y no eran policías, fueron la dueña de la casa donde Yalet fue a hacer el robo y la dueña de la casa donde se encontró en el fondo a Yalet.

Todos los demás testigos, 22 en realidad, no se llegó a tomar todas las declaraciones que estaban previstas que son cerca de 40, las 20 restantes eran policías.

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DR: Si se ven las fotografías del momento de la detención, la presencia policial es fastuosa: cantidad de policías rodeando al móvil, haciendo como una especie de biombo. Es realmente significativo ver esa imagen, porque si alguien no quiso escuchar nada, cualquier cosa pudo haber sucedido. Estaban como tapando una escena.

ANRed: ¿Este hecho puede ser entendido como la antesala a una nueva escalada represiva por parte del Estado?

DR: Lo que nosotros notamos, lo que verdaderamente nos preocupa y nos asusta, es lo que está sucediendo a nivel social, los discursos sociales que se están hachando a rodar. Este es un país que sufrió un genocidio no hace mucho y que vivió otro genocidio hace más tiempo atrás. Es un país que acarrea dos genocidios sobre sus espaldas: primero los indios, después los subversivos y ahora el discurso, el caldo que se está cultivando, es este de que «a los chorros hay que matarlos”. Es un discurso que habilita a la muerte. Nosotros decimos, se está gestando un consenso social para un protocolo del genocidio: la respuesta a la inseguridad, la respuesta al sentido de desprotección ciudadana se encuentra en la desaparición del otro, en donde la expresión más cabal de esto es el linchamiento.

Esto nos marca la pauta a nosotros de un consenso social, que en un contexto de crecimiento de mano dura, puede significar algo extremadamente grave.

SC: Nosotros estamos atentos a todo lo que está pasando en ese barrio en particular (barrio EL mondongo, zona Hospital San Martín), el Diario El Día está sacando desde hace semanas que en esa zona está operando «la banda de los nenes”; además, hay muchos grupos vinculados a la protección de los derechos de los niños que plantean que hay muchos chicos que frecuentan esa plaza (Plaza Matheu 1 y 66), zona vinculada con la droga y la venta de droga, vinculada con la zona roja.

Entonces, pedirle a los vecinos que contemplen la situación de los pibes, contemplen la situación de las chicas trans, entendemos el grado de saturación que tiene toda esa zona pero también entendemos cómo opera la policía en todo ese relato y cómo interviene en ese contexto, para hacer perfectamente la administración de su negocio o de otros sectores que no necesariamente tienen que ser la policía exclusivamente.

Estamos atentos a este discurso, y vemos cómo opera ese discurso. Esto salió mucho en la reconstrucción cuando se decía que «en buena ley murió”, «qué bueno que lo mataron, porque sale al día siguiente”.

En este contexto Yalet termina siendo la concentración de todo ese desgaste, de todo ese malestar, que los vecinos vienen soportando y que vienen operando desde los medios de comunicación, la policía, los políticos, etc.

ANRed: ¿Cuál es próximo paso formal a seguir después de la reconstrucción?

SC: Lo que empezamos a hacer al día siguiente de las declaraciones es pedir a los medios que colaboren con información, con grabaciones, con audios, para reconstruir el disparo, el sonido del disparo y la hora del tercer disparo, y determinar dónde ocurrió y así identificar que el personal implicado es el que se encontraba en el lugar rodeando al patrullero.

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Insistimos en que se cite a declarar a los vecinos, que no lo hicieron. Hay gente que escuchó un ruido, a lo que la policía les dijo que era un camión. Empezaron a decir esto, luego de que la policía les dijera que se trataba de un camión, esa versión se construyó.

Y después corroborar todas las pericias balísticas, para llegar a alguna imputación. Nosotros no queremos que esto termine desarmándose en las veinte o cuarenta versiones que están generando desde las esferas policiales, que buscan generar la imposibilidad de reconstruir una única versión, que es otra forma de diluir responsabilidades.



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