14/06/2015

No hubo legítima defensa en el gatillo fácil contra Kiki Lezcano

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A Jonathan «Kiki” Lezcano y Ezequiel Blanco los mató el policía Daniel Veyga el 8 de julio de 2009 en un auto detenido en un pasillo de Villa 20. Dos días antes oficiales de la Comisaría 52 habían amenazado de muerte a Kiki. Hoy, la Justicia federal anuló el sobreseimiento de Veyga porque consideró que «no es posible afirmar que obró en legítima defensa al matar con su arma reglamentaria”. La mamá de Jonathan -Angélica Urquiza- no lo podía creer: «Â¡Fue Kiki desde arriba!”, dijo. Por Cosecha roja/Fotos: Nahuel Alfonso


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Ella fue quien apeló la decisión del juez Juan María Ramos Padilla de sobreseer por segunda vez al policía. Los magistrados Mariano Borinsky, Juan Carlos Gemignani y Gustavo Hornos coincidieron en que la resolución del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°24 de la Ciudad de Buenos Aires fue «prematura”. «No existe certeza para afirmar que efectivamente corriera peligro la vida de Veyga y que éste no tenía a su alcance medios menos lesivos para repeler la agresión, como ser, por ejemplo, disparar sin apuntar a órganos vitales”, escribieron.

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Cuando en julio de 2009 el joven de 17 años no volvió a su casa, Angélica se puso la búsqueda al hombro. Hizo denuncias, recorrió los pasillos de Villa 20, caminó, golpeó puertas en los juzgados y organizó marchas. Nadie sabía nada de su hijo. Dos meses después, en el Juzgado 49 a cargo de Fernando Cubas, le avisaron que su hijo había sido enterrado como NN, igual que Luciano Arruga.

«Pese a todas las trabas que quisieron ponerle al proceso, se demostró que hubo irregularidades policiales y judiciales”, dijo a Cosecha Roja Julieta Fernández, militante de La Casita de Kiki. El objetivo era sostener que el oficial actuó en «˜legítima defensa»™. En el fallo anterior, Padilla había condenado el accionar del Poder Judicial porque consideró que perjudicó el derecho de la familia de la víctima de conocer la verdad.

En el nuevo fallo, el magistrado Hornos dijo que el sobreseimiento «resulta incompatible con el estado de duda” y que se requieren certezas. No se comprobó que la vida de Veyga corriera peligro ni que los jóvenes tuvieran armas ni que -de tenerlas- estuvieran cargadas ni -menos- que hayan sido gatilladas.

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En Villa 20, desde entonces, Angélica armó «˜La Casita de Kiki»™, un espacio donde hacen actividades culturales y sociales. Desde ahí, también, militan y aguantan los reveses judiciales. Hasta ayer tenían miedo de que la apelación no diera buenos frutos. Angélica dudaba, pensaba, trataba de prepararse para seguir luchando aún si se daba el peor escenario. Ayer pudieron festejar. «Esperamos poder ver sentado al acusado en el banquillo y que la familia pueda preguntarle qué pasó esa noche”, dijo Fernández.

La villa 20 está repleta de santuarios, es un barrio atravesado por la violencia institucional. El 7 de agosto de 2014 la policía disparó a cuatro jóvenes que iban en un auto. Joni y Papu murieron, uno quedó con una bala cerca del pulmón y otro fue preso. El parte de la policía dice que habían robado el auto, que los persiguieron, que los jóvenes dispararon. Los vecinos dicen que fue un anzuelo, que los pibes estaban desarmados y que fueron fusilados.



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