08/02/2015

Ayotzinapa: Un nuevo ¡Ya basta! contra la impunidad

unnamed_1_-13.jpgPara hablar de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa y cómo se han sucedido en México estos cuatro meses que se cumplieron el pasado 26 enero, entrevistamos a Gloria Muñoz Ramírez, periodista mexicana integrante del portal de comunicación alternativa Desinformémonos y autora del libro EZLN: 20 y 10. El fuego y la palabra. Por RNMA


Enredando las Mañanas: Sabemos que el contexto en México es muy duro y lo primero que te queríamos preguntar es cómo han transcurrido estos cuatro meses, de lucha incansable, de resistencia, pero también de muchos golpes, de hallazgos de un montón de fosas clandestinas en la búsqueda de los normalistas.

Gloria Muñoz Ramírez: Como ustedes dicen, han sido cuatro meses de lucha incansable, de movilización, de agitación. También de actos represivos del gobierno federal. A mi me parece que lo más importante son dos cosas: uno, la evidencia clara de la vinculación del crimen organizado con diferentes niveles de gobierno, es decir, con el Estado; y otra, un despertar de la sociedad mexicana, una indignación enorme, que como todos sabemos ha traspasado las fronteras y se ha convertido en una indignación mundial. Hay una deslegitimación del gobierno mexicano, una falta de credibilidad de todas las esferas que dependen de él. Estamos ante un momento muy crítico también porque hace apenas dos días el gobierno federal anunció por primera vez y dio por hecho que esos 43 estudiantes no estaban desaparecidos, que ya estaban en calidad de muertos, de asesinados, calcinados y cuyos restos fueron tirados al río. Hace hace dos meses también se dio esta versión oficial, pero la investigación quedó en ese entonces abierta, se les consideró todavía desaparecidos, y a pesar de que era la misma versión gubernamental, no se había dado carpetazo al caso como ahora. El día 22 prácticamente se da carpetazo al caso por parte del gobierno federal. Pero los diferentes sectores de la sociedad mexicana no creen en esta versión, la rechazan tajantemente, por eso las movilizaciones en México y en muchas partes del mundo continúan y el caso no esta cerrado.

ELM: De hecho el pasado lunes se realizó en Argentina una movilización, y ha habido movilizaciones en decenas de países y territorios a nivel global. Queríamos preguntarte por el contexto específico de Guerrero, un territorio que sufre el despojo y la represión constante, pero que también tiene una larga tradición de resistencia subterránea. Quizás nuestros oyentes no conocen en profundidad las raíces, la tradición histórica de lucha tan combativa de Guerrero. Puedes contarnos el itinerario, el sentido de esos profundos golpes que sufren, en función de la lucha tan digna que vienen librando.

unnamed_2_-11.jpgGMR: Así es, el asunto es que Guerrero no es cualquier estado, Guerrero es un estado guerrero, es un estado combativo, es un estado con una tradición de lucha histórica. Es un estado también por lo mismo muy golpeado, sumamente reprimido; Guerrero es un estado que tiene los municipios con los más altos nivel de marginalidad, los más altos niveles de pobreza, un estado también con un alto porcentaje de población indígena. Entonces estamos hablando de un estado que cuyo olvido, marginalidad, pobreza, también ha provocado una respuesta y una resistencia muy grande de parte de diferentes grupos. El estado de Guerrero en la década de los ’70 fue cuna de movimientos guerrilleros muy emblemáticos en México, después del movimiento estudiantil de 1968, cuando también todas las vías políticas de expresión ciudadana se cierran con la matanza del 2 de octubre en Tlatelolco. En ese contexto surgen una serie de movimientos guerrilleros, clandestinos, muchos de ellos en el estado de Guerrero, integrados por dos guerrilleros muy emblemáticas de la historia nacional que son Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, este último egresado de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa. Guerrero ha sido y es cuna de movimientos, no solamente armados sino emancipadores. Es gente combativa porque termina siendo un territorio de grandes recursos naturales, que en este momento esta sufriendo el despojo, principalmente a través de la instalación de minas e hidroeléctricas. Es un estado en el que justo donde se están llevando a cabo los proyectos mineros, ahí está la ruta de la militarización, es el segundo estado más militarizado del país, el primero sigue siendo el estado de Chiapas. Entonces nos estamos encontrando en un contexto de despojo por parte de empresas mineras e hidroeléctricas, un estado también de una militarización impresionante, de hecho durante la «guerra sucia” en la década de los ’70 fue el estado donde se llevó a cabo el mayor número de desaparecidos y asesinados por su combatividad. Es un estado que sigue resistiendo con un porcentaje de población indígena muy importante, y es un estado en que justo esta Escuela Normal Rural representa lo que dice en su puerta: un espacio de lucha y de conciencia social. No es cualquier normal rural, de hecho las escuelas rurales en el país tienen esta tradición de combatividad, son unas escuelas de mucha lucha y proyección ideológica, porque también a estas escuelas van estudiantes con características muy específicas: van estudiantes muy pobres, campesinos e indígenas, van estudiantes con conciencia social, o que ya saben a qué espacio de educación van a ir, porque además los maestros que egresan de allí van luego a escuelas rurales empobrecidas, que lejos de estar conformes con esta situación de marginalidad, están luchando por sus derechos.

ELM:¿Quiénes son Guerreros Unidos y que vinculación tienen con el alcalde de Iguala y con su mujer?

GMR: Guerreros Unidos es un grupo del crimen organizado que opera en esta zona, al igual que Los Rojos, que es el grupo contrario, y la familia Abarca, del presidente municipal y su esposa (del Municipio de Iguala), que están vinculados al grupo de Guerreros Unidos. Pero lo que yo quiero dejar bien claro es que la cuestión no es local, es decir la versión gubernamental lleva a justo la vinculación de unos cuantos policías del municipio de Iguala, unos cuantos policías del municipio de Cocula con sus respectivos jefes de las policías locales, y un presidente municipal vinculado a estos grupos delincuenciales. Pero esto no queda ahí, lo más preocupante no es este matrimonio de delincuentes -que está en este momento en la cárcel- asociado a Guerreros Unidos, el asunto es todas las instancias gubernamentales vinculadas a estos grupos, y no solo en Guerrero sino en el resto del país, que es lo que destapa Ayotzinapa. Se había hablado durante más de diez años de estas complicidades, y se daban por hecho en muchos análisis que existían estas vinculaciones ¿Qué es lo que da Ayotzinapa? La firme claridad, una prueba contundente, de hasta dónde han llegado esas complicidades. Y más allá de la pareja presidencial del municipio, lo que tenemos es a un Estado criminal, a las fuerzas armadas, al ejercito vinculado con el crimen organizado en México. Eso es lo más importante, más allá de que un presidente municipal y sus grupos policíacos estén involucrados y algunos de ellos en la cárcel. unnamed_3_-5.jpg

ELM: A modo de cierre, esta denuncia de lo que constituyó un crimen de Estado en el sentido más integral del término, por un lado implica toda la tragedia de lo que está padeciendo ese México profundo del que hablaba Guillermo Bonfil Batalla, pero por el otro lado aparece un Ya Basta!, un hartazgo profundo que generó un despertar nuevamente de la juventud y una politización muy fuerte de ciertos sectores que han salido a la calle; un nuevo ¡Ya Basta! como fue a su modo fue el del 1 de Enero de 1994 con el zapatismo, aunque en este caso vinculado mucho más a la descomposición del narco-Estado y a su faceta más descarnada y terrorista ¿Cómo ves este reverdecer del activismo por la denuncia de lo que constituye un crimen de Estado y la exigencia de justicia, pero también por el intento de anudar esas resistencias desde abajo y a la izquierda que tienen un faro emblemático en la lucha por Ayotzinapa?

GMR: Por supuesto que ese es uno de los puntos más notables de lo que está ocurriendo en el país. Ustedes mencionaban que hace 21 años tuvimos un primer despertar que fue el levantamiento armado del EZLN, lo cual llevó al pueblo de México a las calles.
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Pero acá hay una diferencia muy importante: en aquellos años en México, y en el mundo también, las manifestaciones eran con un enfoque muy distinto, la gente estaba en las calles con una esperanza, estaba en las calles acercándose a un movimiento que estaba representando una nueva forma de hacer política, y que la sigue representando, y la unión del zapatismo con Ayotzinapa en estos meses ha sido en ese sentido fundamental. Pero me refiero a que había en las calles una algarabía, un ¡YA BASTA!, junto a una propuesta política que en aquel momento nos estaban presentando al país, desde el Sur, desde el territorio de Chiapas, desde los zapatistas. En ese momento la indignación era muy fuerte, no es que no había una propuesta, sino que ésta apenas se estaba construyendo justo desde abajo y a la izquierda, con un descrédito hacia todas las instituciones, y con algo muy significativo, con un dar la espalda a todas las instituciones, a todos los procesos electorales. De hecho, este año en junio hay un proceso electoral al que la gente en las calles le está diciendo «NO, ya no les creemos”. Ayotzinapa nos lleva por supuesto a denunciar la desaparición, pero no solo eso, nos lleva a ya no creer a todos ustedes, ya no creemos que el cambio en México va a venir a partir de las instituciones, a partir de los procesos electorales, a partir de los partidos políticos. Y justo una de las reivindicaciones que están anunciando los padres de los 43 desaparecidos es que no habrá elecciones en Guerrero por lo menos hasta encontrarlos. Esto me parece muy significativo, porque 21 años después de que los zapatistas justo nos dijeron que el cambio no iba a venir a partir de los partidos políticos, sino de la organización de los pueblos, de la organización de abajo, esto ya es una realidad, la gente ha llegado, por diferentes medios, por diferentes vías, a la misma conclusión que ya nos habían marcado hace 21 años, y que en este momento, en los rincones más apartados del país, donde se están dando movilizaciones, los pueblos también están dando sus propios ¡YA BASTA!. Ya no es solamente un ya basta a estas vinculaciones del crimen organizado con el Estado, sino ya basta de la marginalidad, ya basta del despojo, ya basta de la violencia, cada uno de nosotros tiene su propio ya basta, ya basta por supuesto de tantos periodistas asesinados en este país. Tenemos muchos ¡YA BASTA!, y todos ellos están encontrando una expresión en las movilizaciones que han crecido cada vez más por Ayotzinapa, y una prueba de esto es lo que ocurrió este lunes 26 de enero en todo el país y en más de 100 ciudades de todo el mundo.



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