Día de las almas: tradición y memoria en Guerrero, Jujuy
En Guerrero, localidad distante a más de 16km de San Salvador de Jujuy y
que alojara duarante la dictadura al mayor Centro Clandestino de
Detención (CCD) de la provincia norteña, la tradición del día de las Almas adquiere ribetes particulares. Vecinos, vecinas , integrantes de organizaciones de DDHH y ex-presos políticos, homenajean a detenidos desaparecidos. Por Colectivo Radio Pueblo
En Jujuy, en tiempos del consumismo extranjerizante y alienante, y en tiempos de la
enajenación mercantil del Halloween, la antigua tradición del día de las almas se
encuentra a la orden del día. En un sitio de la localidad de Guerrero se homenajea
también con la misma devoción familiar a los detenidos-desaparecidos.
En toda la provincia de Jujuy miles de familias de este pueblo, rico en tradiciones,
preparan para estas fechas unas abundantes mesas dedicadas a las «almitas» de
nuestros seres queridos el día previo al 2 de noviembre y durante este día visitan
los cementerios donde reposan sus cuerpos de manera tan masiva que distintos
operativos de tránsito deben realizarse a las entradas de los mismos.
La elaboración del banquete previo se realiza con bastante antelación y con el
esmero del cariño se realizan meticulosos platos de las comidas que eran más amenas
a nuestros seres queridos, acompañada de las bebidas, los dulces y otros manjares
que los sastisfacían. Los cuales se sirven el 1 de noviembre en una colmada mesa
acompañada de panes que con formas de escaleras, palomas, muñecos y otros
imaginativos diseños que homenajean, nombran y saludan a las almas de los difuntos,
las cuales, reza la tradición, degustan halagadas las esencias de las comidas y
bebidas servidas, rondando entre las coronas, subiendo por los panes con formas de
escaleras y compartiendo un hermoso momento con los vivos.
Pasado el mediodía, cuando se estima las «almitas» ya han dejado, satisfechas, el
banquete, se comparten las comidas, los postres y las ofrendas entre los invitados y
se suele marchar al cementerio a dejar las coronas y algunas ofrendas.
Así se renueva el vínculo y la armonía con nuestra herencia, en una respetuosa
alegría que trasciende los límites de la muerte y a la vez renueva el vínculo
comunitario y retributivo entre los vivos. No nos viene a aterrorizar ningún
espíritu psicópata, no se dilapida en productos industriales, no hay consumismo ni
competencia, sino se conmemora y comparte.
En Guerrero, localidad distante a más de 16km de San Salvador de Jujuy y que alojara
cuando la dictadura al mayor CCD (Centro Clandestino de Detención) de la provincia,
esta tradición adquiere además ribetes particulares.
En la mesa de la casa de Chela, vecina del lugar e integrante de la Asamblea de
Trabajadores Desocupados (FOL Jujuy), las comidas, los postres y las ofrendas
homenajean por igual a familiares de la familia como a los compañeros y compañeras
desaparecidos que pasaron por ese centro de tortura y muerte.
Chela explica que los desaparecidos son también seres queridos, y que en la memoria
colectiva del pueblo de Guerrero las impresiones del tortuoso paso de ellos por el
CCD se calcaron a fuego, tanto que incluso en la creencias populares locales no
faltan las referencias a las «almitas» de ellos que vagan por entre los edificos
donde fueron masacrados a la espera de un resarcimiento moral. Incluso «la gente
(del pueblo) dice que desde que hacemos las marchas al CCD y las ofrendas para el 2
de noviembre las almitas están más tranquilas y aparecen menos».
«No están ni vivos ni muertos, están desaparecidos», fue la frase lapidaria de los
responsables del genocidio, y es por ello que en estas importantes fechas no hay
cementerio adonde ir, ni siquiera foso que señalar, para los desaparecidos del CCD
de Guerrero, por ello no hay lugar de reposo adonde dejar las ofrendas, así que
todos los invitados caminan hasta la misma puerta del CCD, último sitio donde los
vieron con vida, y donde se improvisa un altar en que se depositan las ofrendas.
El respeto de los habitantes del pueblo se evidencia en que al llegar al sitio aún
perduran, tocadas sólo por el tiempo, las coronas y los restos de las ofrendas del
año anterior.
Esto es lo distintivo del día de las almas del que participamos en Guerrero, junto a
los vecinos, integrantes de organizaciones de DDHH y ex-presos políticos,
homenajeamos a nuestros deudos y a los compañeros y compañeras desaparecidos,
aquellos que dieron su vida en la lucha por un mundo mejor. De esta última tradición
también nos consideramos deudores.
Colectivo Radio Pueblo