23/05/2014

Nuevo golpe de Estado en Tailandia

T_Tapa.jpg Las fuerzas armadas tailandesas tomaron el poder luego de que fracasaran las negociaciones entre las facciones políticas enfrentadas. El Ejército declaró el toque de queda, suspendió la Constitución y destituyó al Gobierno, pero mantuvo en funciones al Senado. Es el duodécimo golpe de Estado desde el fin de la monarquía absolutista, en 1932. El anterior había sido en 2006. Por Laureano Larroza para ANRed


El comandante del Ejército tailandés, Prayut Chan-O-Cha, quien se autoproclamó como primer ministro, justificó la toma de control como medida para restaurar el orden e impulsar reformas políticas. Los militares habían declarado hace dos días la ley marcial para garantizar «paz y orden» en medio de una aguda crisis política que dejó cerca de 30 muertos. «Para que el país vuelva a la normalidad», las fuerzas armadas «deben tomar el poder a partir del 22 de mayo», señaló Chan-O-Cha en un discurso televisivo, luego agregó que «todos los tailandeses deben mantener la calma y los funcionarios públicos deben continuar trabajando como de costumbre».

Prayuth realizó el anuncio luego de que se celebrase sin éxito una segunda reunión entre representantes del gobierno, la oposición y líderes de los manifestantes en el Club del Ejército. Canceló la reunión después de dos horas de negociaciones sin resultados y los soldados se llevaron a todos los asistentes a las dependencias del Primer Regimiento de Infantería, excepto a los miembros del Senado y la Comisión Electoral. Los responsables de los partidos en el poder y de la oposición en Tailandia habían comenzado una ronda de conversaciones este miércoles y jueves en Bangkok, la capital, para estudiar las diferentes soluciones posibles para las tensiones entre el Gobierno tailandés y la oposición que han dejado 28 muertos y cientos de heridos.

Los soldados trasladaron en furgones del ejército a Chaikasem Nitisiri, titular de Justicia, así como a los cabecillas de las manifestaciones y de los partidos políticos hasta las dependencias del Primer Regimiento de Infantería. Luego del anuncio, el ejército ordenó a los manifestantes de los dos bandos que se dispersen y regresen a sus casas y comenzó a desalojar los campamentos de protesta de ambos bandos.

De acuerdo con un portavoz del Ejército, los ciudadanos tienen prohibido salir de su casa entre las 22:00 y las 05:00 (hora local); todos los canales de televisión y radios del país recibieron la orden del Ejército para suspender su programación e informar a la población del nuevo régimen militar. «La Constitución de 2007 está suspendida, con excepción del capítulo sobre la monarquía”, afirmó ayer un portavoz militar a la televisión, precisando que eso permitirá «dirigir el país sin sobresaltos”. «El Senado sigue funcionando, mientras que el gobierno está suspendido”, aseveró. Además, las autoridades militares ordenaron tanto a opositores como a seguidores del Gobierno regresar a casa además de prohibir toda concentración de más de 5 personas.

Tailandia ha registrado 12 golpes de Estado durante los últimos 80 años. El más reciente, tuvo lugar en 2006 contra el ex primer ministro Thaksin Shinawatra del partido Phue Thai, actualmente en exilio. Desde ese momento, el país vive una grave crisis, ya que los detractores de Shinawatra sostienen que conducía el gobierno desde la deportación, debido a que quien tomó el mando luego de su caída fue su propia hermana, Yingluck Shinawatra.

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Aunque todo el periodo de gobierno de Thaksin se caracterizó por fuertes protestas en Bangkok impulsadas por los empresarios y sostenidas por sus obreros, el ministro fue reelegido en 2005. Entre los habitantes de la capital, creció el descontento y la prensa lo acusó de ataques a los derechos humanos, corrupción y malversación de fondos públicos. En 2008 fue condenado a dos años de cárcel por el cargo de corrupción. Thaksin mantuvo el exilio para así evitar el cumplimiento de las penas.

Desde el golpe de Estado de 2006, los seguidores de Thaksin, denominados los «camisas rojas” y que pertenecen mayoritariamente a sectores rurales, y la oposición, los «camisas amarillas” del Partido Demócrata que encuentran apoyo sobre todo en las zonas urbanas, se enfrentan ferozmente.

En 2007 volvieron a celebrarse elecciones, en las que el Tribunal Constitucional prohibió la participación de los «camisas rojas”, y se nombró como primer ministro a Abhisit Vejjajivap, líder del Partido Demócrata. Sin embargo los partidarios del partido Phue Thai de Thaksin realizaron en 2010 intensas manifestaciones contra el Gobierno en Bangkok que fueron fuertemente reprimidas y dejaron 92 muertos.

Nuevamente se convocó a elecciones y la ganadora esta vez fue la hermana de Thaksin, Yingluck Shinawatra. Su gobierno fue colmado de polémicas a partir de la decisión de emitir en noviembre de 2013 una ley de amnistía que preveía condonar los crímenes políticos cometidos desde el 2004, a excepción de los delitos contra la monarquía. La ley provocó rechazo en las grandes ciudades y los manifestantes antigubernamentales tomaron las calles.

En un intento para frenar la crisis Yingluck disolvió el parlamento en diciembre de 2013 y convocó a elecciones para febrero de 2014. Los comicios fueron boicoteados por la oposición, que preveía un nuevo triunfo del Phue Thai, y los resultados fueron anulados.

El pasado 8 de mayo, el Tribunal Constitucional tailandés destituyó también a Yingluck Shinawatra por abuso de poder y por «vulnerar la Constitución». Seguida y rápidamente, nombró al vice primer ministro y ministro de Comercio Niwatthumrong Boonsongpaisan como el nuevo premier de Tailandia. Sin embargo los manifestantes, que desde hace seis meses realizan protestas en las calles de Bangkok, consideran «ilegítima” la designación provisional de Boonsongpaisan, pues alegan que está manipulado por Yingluck a pesar de haber sido destituida del cargo.

Los opositores exigen una reforma del sistema político, que consideran corrupto, y proponen la creación de un consejo no electo para llevar a cabo cambios antes de celebrar elecciones. El gobierno de los hermanos Thaksin se ganó la simpatía de los sectores pobres y rurales de Tailandia gracias a políticas como la universalización de la salud pública, la entrega de microcréditos a pequeños productores y campesinos y la compra por parte del Estado del arroz a un precio mayor al del mercado luego de desastres naturales.

Ahora, luego del nuevo golpe de Estado, al arresto de dirigentes de distintos grupos en pugna, incapaces de consensuar una salida a la crisis nacional, siguió la disolución de campamentos protestas del progubernamental Frente Unido por la Democracia contra la Dictadura (UDD) de los «camisas rojas» y del opositor Comité de Reforma Democrática Popular (CRDP). Entre los arrestados figuran el ministro de Justicia, Chaikasem Nitisiri y otros miembros del gabinete, y los líderes respectivos de las dos últimas formaciones citadas, Jauporn Promphan y Suthep Taugsuban.

El general Prayuth hoy justificó el golpe de Estado con el argumento de que los conflictos que sufre el país no se podían resolver de otro modo y aseguró que el rey de Tailandia no tuvo relación alguna con la toma de poder. El general Prayuth transmitió este mensaje durante una reunión con mandos militares celebrada este viernes. El encuentro se llevó a cabo en el Primer Regimiento de Infantería y asistieron, entre otros, el jefe de Estado Mayor de la Defensa de Tailandia, el general Thanasak Patimaprakorn, los jefes de Estado Mayor de la Marina y la Fuerza Aérea, el comandante de la primera zona del Ejército de Tierra, el teniente general Thirachai Nakwanit y otros altos mandos de las Fuerzas Armadas tailandesas.

En todo caso, Tailandia esperaba volver a celebrar elecciones en julio de este año, pero, a raíz del golpe de Estado impera la incertidumbre acerca de si esta posibilidad se mantiene vigente. El Ejército habla de establecer una «reforma política”, sin especificar de qué se trata, cabe imaginar que los comicios no se realizarán en la fecha prevista, por lo que resta saber cuándo se restablecerán las libertades democráticas en el país. Andrew Buncombe, periodista de «The Independent” de Gran Bretaña, sostiene que varios analistas creen que uno de los motivos de la actual crisis es la lucha por el poder entre los miembros de la familia real para definir quién será el sucesor del monarca enfermo, el rey Bhumibol Adulyadej, de 86 años, que controla activos de Tailandia por un valor de más de 306 mil millones de dólares.



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