09/03/2006

Brasil: Manifiesto de las Mujeres Campesinas

mst3.jpg«Inspiradas por la historia de mujeres del mundo entero que murieron en la lucha por la vida, nos manifestamos contra todas las formas de violencia y explotación que sufrimos en Brasil, como parte del pueblo pobre, como campesinas y como mujeres. Y, sobre todo, reafirmamos el compromiso con la lucha por una sociedad socialista, sin desigualdades de clase, género y etnia», afirma la Vía Campesina de Brasil, en un Manifiesto de las Mujeres Campesinas dirigido a la II Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural, que se realiza del 7 al 11 de marzo en Porto Alegre.


A la II Conferencia Mundial de la Reforma Agraria y
Desarrollo Rural – FAO

Manifiesto de las Mujeres Campesinas

Vía Campesina – Brasil

Somos Mujeres Campesinas, hijas de esta tierra brasilera, que hace 500 años fueron regadas con sudor, sangre y mucho trabajo de tantas generaciones de mujeres y hombres de diferentes etnias. A pesar de tantas luchas de resistencia de los pueblos indígenas, negros y blancos pobres, nuestro país continúa siendo un territorio para extracción de riquezas que alimentan los lucros de grandes grupos capitalistas. Brasil está lejos de ser una nación libre y soberana.

En este 8 de marzo, durante la realización de esta II
Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y
Desarrollo Rural, inspiradas por la historia de mujeres del mundo entero que murieron en la lucha por la vida, nos manifestamos contra todas las formas de violencia y explotación que sufrimos en Brasil, como parte del pueblo pobre, como campesinas y como mujeres. Y, sobre todo, reafirmamos el compromiso con la lucha por una sociedad socialista, sin desigualdades de clase, género y etnia.

Para los capitalistas, la tierra, las aguas, las semillas, el aire, las florestas, son recursos que tienen que ser explorados conforme a sus intereses económicos. Para nosotras y nosotros, campesinas y campesinos, estos elementos de la naturaleza son la base de la vida, son riquezas que no tienen precio y no pueden ser mercantilizadas. En nombre del desarrollo, del progreso y de la modernidad, el capitalismo avanza sobre el mundo sin respetar los límites, leyes, colocando en riesgo la vida de todos los seres vivos, inclusive de la humanidad.

Las empresas capitalistas, con la conivencia de la mayoría de los gobiernos, transformaron la agricultura en un negocio, en el agronegocio, y se apoderaron de nuestras riquezas naturales, de nuestro territorio, utilizándolos como mercaderías descartables y convirtió nuestra población en «mano de obra barata» para ser explorada, utilizando inclusive trabajo de esclavos en varias regiones de Brasil.

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Marchamos rumbo a la Conferencia Internacional sobre
Reforma Agraria y Desarrollo Rural (CIRADR) porque:

 1. Estamos contra el dominio autoritario de empresas
multinacionales y las políticas de los bancos e
instituciones internacionales (especialmente: Organización
Mundial del Comercio – OMC, Banco Mundial – BIRD, Fondo
Monetario Internacional – FMI y Banco Interamericano de
Desarrollo – BID), asumidas por la mayoría de los gobiernos
del mundo, que transforman nuestros países en servidores
del proceso de acumulación de capital y globalizan cada vez
más la pobreza, principalmente entre mujeres y niños.

 2. Exigimos Reformas Agrarias Integrales, que sirvan de
base para la construcción de la soberanía alimentaria de
los países. La producción agrícola tiene que ser orientada
hacia las necesidades y las costumbres de cada pueblo, y no
hacia las metas de lucro de una media docena de grupos
multinacionales.

 3. Estamos contra los desiertos verdes, las enormes
plantaciones de eucalipto, acácia y pinos para celulosa,
que cubren miles de hectáreas en Brasil y en América
Latina. Sólo en el estado de Río Grande del Sur ya son 200
mil hectáreas de eucalipto. Donde el desierto verde avanza,
la biodiversidad está destruída, los suelos se deterioran,
los ríos se secan, sin contar la polución enorme generada
por las fábricas de celulosa que contaminan el aire, las
águas y amenazan la salud humana.

En Brasil, las empresas que controlan el desierto verde
tienen total apoyo del gobierno para instalar fábricas de
celulosa y ampliar las plantaciones de maderas. En los
últimos 3 años sólo la Aracruz Celulose, que tiene cerca de
250 mil hectáreas plantados con eucalipto en Brasil,
recibió del gobierno brasilero casi 2 billones de reales.
Si el desierto verde continua creciendo, en poco tiempo
faltará agua para beber y tierra para producir alimentos.
No conseguimos entender como un gobierno que quiere acabar
con el hambre patrocina el desierto verde en vez de
invertir en la Reforma Agraria y en la Agricultura
Campesina.

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Marchamos con las siguientes propuestas:

 1. Reforma Agraria Integral, estableciendo límites de
propiedad para acabar con el latifundio y garantizar
justicia social en el campo brasilero.

 2. Soberanía Alimentaria, garantizando la recuperación y la preservación de la biodiversidad, florestas, plantas
medicinales, semillas criollas, agua, tierra, que son
patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad.

 3. Que los gobiernos implementen políticas de incentivo a
la producción de alimentos sanos para el autosustento que
posibilite una diversidad grande de productos, quebrando el
monopolio de grupos económicos que controlan las semillas y
promueven la agricultura, imponiendo las mismas costumbres
alimentarias a todos los pueblos.

 4. Para nosotras y nosotros, campesinas y campesinos, la
tierra tiene que cumprir una función social no comercial,
tiene que alimentar la vida y no los lucros. Defendemos la
agricultura campesina que produze comida preservando la
biodiversidad, respectando la pluralidad cultural de los
pueblos y generando trabajo, rienda y dignidad para mucha
gente.

 5. Inversión pública en la ciencia, tecnología y estudios
para la agricultura campesina ecológica.

 6. Valorización de la renta generada por la agricultura
campesina, garantizando precios justos para los productos
agrícolas campesinos y construyendo una red de
comercialización popular y solidaria, incentivando los
mercados locales.

 7. Políticas públicas dirigidas al campo: salud,
previdencia, crédito, seguro, transportes, estradas, lazer,
habitación, infraestructura básica, control sanitario,
educación.

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En este 8 de marzo nos solidarizamos con las mujeres
campesinas y con las trabajadoras urbanas de todo el mundo,
que sufren con las varias formas de violencia impuestas por
esta sociedad capitalista y patriarcal.

Estamos en las calles porque acreditamos que los verdaderos
cambios en las sociedades son realizados por el pueblo
organizado.
Y acreditamos que sea posible la construcción
de una nueva globalización, basada en la solidaridad entre
los pueblos, con respecto entre las diversidades étnicas,
religiosas, culturales, en la igualdad de género, en la
cooperación para la preservación de las riquezas naturales y
en la producción destinada a atender necesidades de las
personas y no del capital.

Y es con esta convicción que nosotras las mujeres
campesinas, trabajadoras continuaremos luchando.

¡Viva el 8 de marzo!

¡Globalicemos la lucha, Globalicemos la esperanza, Globalicemos la solidariedad!

 Movimento de Mulheres Camponesas (MMC)

 Movimento dos Sem Terra (MST)

 Movimento dos Pequenos Agricultores (MPA)

 Movimento dos Atingidos pelas Barragens (MAB)

 Pastoral das Juventude Rural (PJR)

 Comissão Pastoral da Terra (CPT)

Porto Alegre, 08 de marzo de 2006.


Fotos: MST-Brasil



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