27/04/2012

«¿Por qué defendemos el Gaumont?»

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El cine Gaumont es el último refugio que encuentra la producción nacional frente al dominio total de las pantallas por parte de las multinacionales que proyectan primordialmente cine norteamericano producido por Hollywood. Es a su vez el complejo que ofrece un valor de entrada más accesible. Estas dos condiciones excepcionales que deberíamos trasladar a toda la exhibición cinematográfica como política cultural nacional y de la ciudad se encuentran identificadas socialmente con este espacio. Por Doca Documentalistas Argentinos

¿Qué sucede?

Desde la sanción de la Ley de Cine, en 1994, que creó los fondos para el fomento de la actividad, la producción cinematográfica creció exponencialmente. Pasó de 11 estrenos en el ’94, a 45 en 2000 y llegó a 95 estrenos en 2010. Ese crecimiento, sin embargo, fue acompañado por una concentración mayor de las salas en manos de exhibidores ligados a las «˜majors’ de Hollywood. Dicha concentración supone una nueva disposición territorial de la ubicación de la sala cinematográfica, que cierra en los barrios y abre en los shoppings, a su vez que representa una mayor elitización del público asistente que tiende a bajar en cantidad total mientras los precios de las entradas suben en dólares provocando un aumento significativo de las recaudaciones de las compañías extranjeras.

Al descenso en la cantidad total de público asistente al cine, lo acompaña una menor asistencia aún para el cine nacional. Este se ve muy disminuido en la competencia publicitaria que todo film precisa para su lanzamiento, en relación a la producción extranjera. A su vez, tampoco cuenta con pantallas estables debido a la asociación económica de las empresas de distribución y exhibición, con las de producción de Hollywood. Si bien la ley de cine 17.741 establece una cuota de pantalla para las producciones nativas, así como la obligación de los exhibidores de programar cortos nacionales, éstas nunca se hicieron efectivas.

Los exhibidores en manos de capitales extranjeros convocan a 60 de cada 100 espectadores y acapararon dos tercios de los ingresos totales del cine. Es así que el 90,31% de las recaudaciones del Gran Buenos Aires equivalieron a ingresos obtenidos por los cuatro circuitos de procedencia foránea (Hoyts, Cinemark, Showcase, Village). Producciones de apenas cuatro países diferentes lograron recaudaciones superiores a los 10 millones de pesos (el 97,35% de las recaudaciones totales), optando 8 de cada 10 espectadores por filmes provenientes de los Estados Unidos. Los tres filmes más exitosos del año 2010 (Toy Story 3, Shrek para Siempre y Avatar) acapararon juntos un cuarto de la recaudación total del cine en nuestro país.

Recientemente se ha dispuesto el arancel a la copia extranjera que establece la resolución 2114/2011. El año pasado, un solo título extranjero desembarcó en el país con 350 copias ocupando más del 40% de las pantallas. Ningún distribuidor dispuesto a salir con más de 120 copias se va a amedrentar con el impuesto aprobado, cuando la inversión que realiza en lanzamiento y publicidad es millonaria.

La proporción con la que los distribuidores y exhibidores invaden las salas no se limita a estos espacios que luego del proceso de concentración quedaron limitados al acceso de una elite, sino que se replican tanto en la televisión como en la distribución legal e ilegal de DVDs.

Las estadísticas de la producción cinematográfica televisada durante el año 2010 (según DEISICA) dan cuenta de que las películas de origen norteamericano alcanzaron los 59,86 puntos porcentuales, mientras que las de origen latinoamericano, incluyendo las realizadas en nuestro país alcanzó un 12,02%, siendo de origen nacional sólo el 9,01% del total proyectado.

La proporción resulta desvirtuada por la oferta realizada por Canal 7, que programó un 40% de películas nacionales, pues si se toma lo programado por Telefé y Canal 13, la oferta de cine norteamericano asciende al 82,09%; siendo estas dos señales las que concentran la mayor audiencia y, a su vez, las que suman el 46,20% del total de películas emitidas por la televisión por aire.

Para revertir esta colonización cultural es necesaria la defensa del Gaumont, así como la pelea por una activa política de apertura de salas a precios populares que permita poner en pie la exhibición de la gran producción nacional cinematográfica son necesarias políticas que vayan mucho más allá de la preservación de una sala, sino que requieren que se afecten los beneficios extraordinarios de las empresas que la llevan a cabo.


Este es el carácter de nuestro apoyo.

Comisión Directiva de DOCA



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