26/06/2011

Los desafíos de nuestras organizaciones sociales son los desafíos de nuestros hermanos latinoamerica

maristela_svampa.jpgA las 18 hs, el aire fue para Pañuelos en Rebeldía. Claudia Korol dialogó con la socióloga Maristella Svampa sobre las continuidades y cambios al cumplirse nueve años de la Masacre de Avellaneda. Luego conversó con Laura, de Honduras, y Cristina, de Colombia, quienes relataron la actualidad de sus países, ambos cercados por la violencia estatal, la persecución y fuertes represiones a la voz de sus pueblos. Por RNMA.


Maristella Svampa y Claudia Korol coincidieron en que los asesinatos de Darío Santillán y Maxi Kosteki fueron un punto de inflexión desde varios puntos de vista. El gobierno de ese entonces, presidido por Eduardo Duhalde, había decidido disciplinar a las organizaciones sociales. Maristella recordó que durante el juicio por la masacre, Carlos Soria, titular de la SIDE en ese año, reconoció que uno de los grandes temores del gobierno era la posibilidad de articulación de las luchas que tenían como actor central a las organizaciones piqueteras. Svampa aseguró que la masacre «fue la puesta en evidencia de la asimetría de fuerzas entre las organizaciones y el gobierno. Fue un momento de onda reflexión de los movimientos sociales de cuál era su rol y las vías para lograr mayor presencia y satisfacción de sus demandas. Hoy a nueve años, el país no es el mismo, hay otros actores en lucha. Los que estaban en lucha hace nueve años ahora están incorporados al gobierno, otros siguen luchando”.

Korol le consultó sobre cuáles son los desafíos que tiene hoy la militancia. Svampa respondió: «La Argentina tiene un mapa mucho más complejo de conflictos. En el 2000 la problemática era el desempleo, hoy se suman otra problemáticas, como el corrimiento a la frontera de los conflictos sindicales: derechos sociales, precarización, reflejadas en el asesinato de Mariano Ferreyra. Otra temática actual es la defensa de los recursos naturales amenazados, la defensa de la tierra y el territorio. La militancia se ha mantenido en los barrios, ha mantenido un ideario, un trabajo territorial muy firme, pero se ha encapsulado en un trabajo micropolítico con pocas vinculaciones con otras escenas de la política”.

«No es lo mismo repudiar un gobierno como el de Menem o Duhalde que repudiar a un gobierno que tiene fama de ser progresista, que tiene deficiencias pero también ciertos logros que son reconocidos por algunas organizaciones sociales”, reflexionó la socióloga y afirmó que el contexto político es diferente no sólo en Argentina, sino también en muchos países de América Latina: «Las organizaciones sociales deben reflexionar sobre esta doble realidad, sobre los gobiernos latinoamericanos sobre si son parte de la solución o siguen siendo parte del problema, del conflicto”.

Claudio presentó luego a Laura, del Consejo de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, quien se refirió a cómo está su país a dos años del golpe militar y tras su entrada a la OEA: «En Honduras se sigue viviendo en un sistema de represión, contra los derechos humanos, es una avanzada del capitalismo y una permanente venta del territorio, de los recursos naturales. La entrada de Honduras a la OEA lo único que hace es legitimar el golpe de Estado y el régimen que sigue reprimiendo nuestro territorio. Honduras se convierte en un laboratorio, que sólo sirve para dejar pasar el tiempo, que se naturalice el gobierno y la violencia que se vive. Estamos hablando de la violencia del gobierno y las empresas privadas contra las organizaciones sociales. A dos años del golpe, sigue habiendo muerte, persecución que se legitiman con la entrada a la OEA”.

Luego se sumó a la charla Cristina, compañera colombiana. Se le preguntó por el actual gobierno de Juan Manuel Santos en su país, respecto a los derechos humanos. Lo primero que dijo Cristina es que Santos es más peligroso que el mandatario anterior, Álvaro Uribe: «Santos llega con una cara democrática de negociación pero él es de la elite, de la oligarquía tradicional de Colombia, lo que él ha hecho es mostrar una cara ‘amable’ de Colombia para el exterior y de ese modo acercarse a gobiernos como el de Ecuador o el de Venezuela, logrando así que aparezca el acuerdo de Catargena que legitimó el golpe de Estado en Honduras”. Y agregó: «Es un momento de cooptación del movimiento y organizaciones sociales más peligroso que el de Uribe”.

También se explayó sobre la situación de lxs presxs políticxs en su país. «Distintas organizaciones de solidaridad con presxs políticxs venimos denunciando la vulneración de los derechos humanos en las cárceles de Colombia. Las condiciones de hacinamiento, las persecuciones, la falta de higiene y salud. La agudización de los procesos jurídicos”. Señaló además que la situación de lxs presxs está muy olvidada en Colombia: «A su vez, se los pone en un lugar de estigmatización, se los considera terroristas, no se los defiende y además se ataca a las organizaciones que los ayudan. Los detenidos en Colombia por razones políticas no son terroristas sino luchadores del pueblo”.



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