Testimonio de Victor Basterra

Compartimos el testimonio de Victor Basterra, transmitido en esta transmisión y preparado por La Retaguardia.
Hoy estamos en instancia de juicios, que responde a una pelea muy larga de organizaciones de derechos humanos.
Uno podria pensar que el diez de diciembre, cuando se retomó el camino democrático, se acabo el terror y no es así.

Fotos tomadas por Victor Basterra

Victor Basterra es testigo ESMA, y fue quien sacó las fotos que hoy permiten identificar a muchos de los represores:

«Yo fui liberado 3 de diciembre del 83. En mayo del 84 di mi primer declaración a la CONADE. Alrededor de junio o julio, empiezo a recorrer lugares, organismos de derechos humanos, etc. Con mucho cuidado porque estaba vigilado. Hasta agosto del 84 estaban los milicos en mi casa. Seguíamos controlados después de establecido el estado de derecho. No sé como habrá sido en otros lugares, pero la ESMA funcionó hasta el 3 de diciembre del 83.
Hay un caso, que es el de Cecilia Viñas. Ella habla por teléfono con su madre en el 84. Fue detenida desaparecida en el 77, y siete años después habla con la madre diciéndole algo como que estaba en esa situación, que por ahí la largaban… y nunca más. Hay una película en torno al tema que se llama «La playa del silencio”. Ese el último caso que yo conozco.

Ellos decían que uno tenía «franco permanente”, mirá el lenguaje que usaban. Me acuerdo de Jorge Manuel Diaz Smith, alias Luis, un oficial de Prefectura, que había estado encargado del «sótano” que era la sala de torturas y donde estaba el laboratorio y se hacia la parte de fotografía. Yo era mano de obra esclava, estaba ahí desde las 7 de la mañana hasta las 2 de la madrugada. Un día viene y me tira una revista y me dice «este no vuelve más”, y era un artículo sobre un compañero que yo conocía, Roberto Ramirez. A él lo liberan en el 80, se va a Suecia y ahí arma un testimonio. Me tira la revista y me dice «este no vuelve más, yo me encargo de matarlo”

Yo estaba en ese lugar, dormía en ese lugar, en el laboratorio. El tipo viene en pedo y me cuenta llorando que había matado a «40 perros”. Esas cosas que a uno le quedan como una duda, como decir «nadie pudo hacer esto”. Y si podían.”