03/10/2010

La participación en ganancias, ¿cambia esta pirámide?

piramide_el_roble.gifEn las últimas semanas se instaló en los medios el debate sobre la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas, a raíz del proyecto de ley para reglamentar el artículo 14 bis de la Constitución Nacional, que establece ese derecho. Más allá de «cuánto” percibirían los empleados, surgen otras cuestiones: ¿cómo conseguirían los trabajadores esa «participación”? ¿Se trata de una participación en las ganancias conseguido a partir de un auge en la lucha de clases, que augura mayores avances? ¿O se trata de una participación subordinada, que ata al trabajador aún más a la suerte de las empresas? Por Equipo El Roble.


¿10% en las ganancias? ¡Participación subordinada!

Por Equipo El Roble

En las últimas semanas se instaló en los medios el debate sobre la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas, a raíz del proyecto de ley para reglamentar el artículo 14 bis de la Constitución Nacional, que establece ese derecho.

Como no podía ser de otro modo, la burguesía miope salió en pleno a través de sus cámaras y voceros más importantes a condenar el proyecto, contraponiendo el sacro-santo derecho a la propiedad privada y el derecho a ejercer una industria lícita y embolsarse con las ganancias.

Como es habitual, el debate es más complejo de lo que se lo plantea en los medios masivos de comunicación. Para nosotros el problema debe ser enfocado desde una perspectiva de clase y ver si esta medida constituye un avance en su independencia, organización y combatividad o no.

Al igual que un aumento salarial pactado por la burocracia, no podemos oponernos al aumento en sí. El problema más importante, a nuestro entender es que lo propone Recalde y no la clase obrera organizada que es la verdadera creadora de toda la riqueza. En otro contexto, de avanzada, la discusión sobre la ganancia al interior de las fábricas resquebraja la concepción dominante de que el salario es de los trabajadores y las ganancias de los empresario y abre la posibilidad para dar el debate de a quién corresponde las ganancias y el control de la producción. Pero en otro contexto, de retroceso y con la clase despolitizada, una «participación en las ganancias” puede encubrir una política efectiva para aumentar la productividad o disfrazar a los trabajadores de «socios” con salarios bajos que oscilan al compás de las superganancias.

Los empresarios hacen cuentas y ven que si reparten un 10% quedará menos riqueza para su disfrute personal y el de sus familias o menos dinero para reinvertir. Y se oponen.

La CGT por su ideología y programa, dada su visión unilateral economicista de los problemas de la clase trabajadora (y también por su subordinación al partido gobernante en año preelectoral), se contentaría con un reparto moderado de las ganancias.

elroble.jpgDesde El Roble nos hacemos la siguiente pregunta. Más allá del «cuánto”. ¿Cómo conseguimos los trabajadores esta «participación”? ¿Se trata de una participación en las ganancias conseguido a partir de un auge en la lucha de clases, que augura mayores avances? ¿O se trata, por el contrario, de una participación subordinada, que ata al trabajador aún más a la suerte de las empresas?

En la fundamentación del proyecto, más allá de toda fraseología igualitaria y de recursos a la gastada Doctrina Social de la Iglesia, Recalde afirma claramente que lo «que busca es estimular en el trabajador un mayor interés personal en la producción y en general en los resultados de su labor, incrementando su rendimiento y permitiéndole además gozar proporcionalmente de los frutos de su esfuerzo y dedicación.”

Es decir, una ley para aumentar la productividad del trabajo, en coincidencia con los intereses de las patronales, que desde Ford para adelante no dudaron en pagar «altos salarios” si ese era el costo de disciplinar a la mano de obra.

Una triste reedición jurídica del pacto social, que al menos tenía la virtud de ser firmado por los sindicatos y con ello llevar, de una u otra forma, el debate a los trabajadores… Con este proyecto se somete al Congreso de los empresarios una solución a la medida de sus necesidades, que no toca siquiera el punto más relevante del artículo 14bis que es el que establece «el control de la producción y colaboración en la dirección” por parte de los trabajadores.

¿Cuánto se repartiría? Un ejemplo…

Digamos que una empresa concluye su ejercicio anual con un resultado positivo de $100.000.000. Supongamos que de estos, $80.000.000 se reinvierten, quedando para repartir $20.000.000. De estos, $18.000.000 irán a parar a las manos de los empresarios y sólo $2.000.000 a los trabajadores. Supongamos que dicha empresa emplea a 500 trabajadores. $2.000.000 dividido entre 500 da la cifra de $4000 para cada trabajador. Supongamos por otro lado que la empresa tiene cuatro dueños, cada uno propietario del 25%. Ellos ven incrementado su capital en $80.000.000 por la reinversión y además reciben al contado $4.500.000 cada uno.

De un lado $4.000 a cada uno de los 500 trabajadores que día a día producen riqueza, y de por otro lado cuatro millones y medio para cada patrón que lo único que hacen es «tomar decisiones” o a veces ni siquiera eso.
Agreguemos que muchas empresas hoy por hoy tienen sistemas de doble aguinaldo o bonos de fin de año… ¿Qué pasará con estos beneficios? El proyecto de ley no dice nada al respecto.



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