14/06/2010

En exactas le dijeron no a la CONEAU

coneau.jpg El momento en que el Consejo Directivo de la FCEyN-UBA votó el rechazo a las acreditaciones de grado y posgrado en la tarde del 2/06 de 2010 marcó un hito en la historia de nuestra facultad: el movimiento de estudiantes, docentes y graduados organizados en la lucha, había logrado que el Consejo Directivo (CD) excepcionalmente hiciera valer la opinión de la mayoría y le dijera NO a la CONEAU. En un aula colmada de estudiantes, con muchos docentes y graduados presentes y muy pocos profesores, se veía claramente lo antidemocrático del CD. Sentados decidiendo el futuro de nuestras carreras, estaban 8 profesores y tan solo 4 graduados y 4 estudiantes. Por Colectivo desde el Pie.


Hace aproximadamente un año, las mismas autoridades que ahora decían necesitar imperiosamente conocer la opinión de las masas para decidir, habían comenzado un sigiloso y constante proceso que pretendía meter las acreditaciones por el agujero de la cerradura, dejando la decisión en mano de los Consejos departamentales (CoDeps). En silencio, a espaldas de la comunidad. En sintonía con la reciente aceptación por parte de las autoridades de los fondos-soborno de la minera la Alumbrera. En sintonía con los intentos privatizadores de la tecnología generada en la facultad (como el caso Konabot, como INCUBACEN, la incubadora de empresas de la FCEyN).

El conflicto, que se puso sobre el tapete gracias a la controvertida toma del decanato, comenzó en Noviembre de 2009. Gracias a la toma, se desencadenó un interesante y profundo proceso de debate que involucró a la mayoría de la comunidad académica. Frente a la gran movilización las autoridades debieron comprometerse a realizar jornadas de debate y una consulta en 2010.

Durante finales del año 2009 y el año 2010 se destacaron las asambleas periódicas y la formación de comisiones como la de LES y CONEAU como dinamizadoras y oxigenadoras de la organización de estudiantes, trabajadores y docentes. El movimiento de estudiantes debatió políticamente y en un ejercicio democrático ejemplificador para las autoridades. Salió a discutir con argumentaciones claras y sólidas, una por una, lo falaces que eran las excusas que se daban para acreditar. Además, en estado de asamblea permanente, los estudiantes y docentes de la facultad decidimos que este proceso se llevaría adelante bajo un modo de construcción realmente democrático, horizontal y de base, trascendiendo los tan impuestos sistemas verticalistas con los cuales se construye la realidad «oficial” de nuestra facultad todos los días Esto permitió abrir la participación, masificar y democratizar la toma de la decisión del movimiento frente a las trabas burocráticas que significaba el Consejo Directivo.

En mayo se realizó un plebiscito organizado por el CECEN y la AGD en donde más del 90% de casi 2000 estudiantes, graduados y docentes que participaron votaron rechazar las acreditaciones de las carreras de la FCEyN. Como si fuera poco las acreditaciones fueron también rechazadas en la consulta obligatoria, tramposa y tendenciosa, organizada por el decanato. Las autoridades, ya conscientes de que el No a la CONEAU se imponía, hicieron los últimos intentos desesperados por interpretar la consulta de modos que ofendían la inteligencia de los estudiantes, graduados y docentes de la FCEyN. Intentaron una vez más desviar el eje de la discusión, haciendo evacuar la facultad, acusando de modo grotesco a los compañeros que colgaban una bandera de querer envenenar el agua y de vestir palos y pasamontañas.

Ya era imposible negar la realidad: la mayoría de la comunidad de Exactas no quería dejar entrar a la LES y la CONEAU a Exactas. ¿Cómo salir airosos de la cuestión? El decano, con un giro de 180 grados y aduciendo ahora un inquebrantable espíritu democrático que no le permite desconocer la opinión de la comunidad, trató de limpiar su nombre presentando un proyecto para rechazar las acreditaciones. Algunos consejeros, conscientes de que no podían seguir actuando de espaldas al movimiento de lucha contra las acreditaciones, decidieron acatar con su voto la decisión de la mayoría. Otros, que representan el sector más conservador, retrógrado y antipopular del cuerpo de profesores, presentaron un proyecto antagónico. Mas aún, durante la votación del proyecto que rechazaba las acreditaciones en el CD, estos consejeros manifestaron que a pesar de reconocer que la mayoría no quiere acreditar, de todas formas iban votar en función de su propia conciencia. ¿Esa es la democracia representativa que tanto nos conviene?

Un capítulo aparte merece la actuación de Sumatoria, agrupación oficialista de graduados. Su falta de toma de posición, la tibieza y ambigüedad de su discurso en las escasas manifestaciones públicas, hicieron agua frente al claro posicionamiento político del movimiento estudiantil. Este comportamiento se reprodujo en la sesión extraordinaria del consejo, cuando con un discurso oscilante e interminable intentaban justificar lo injustificable: no tener la fuerza de defender una posición política clara respecto al tema. A pesar de reconocer que en esta decisión sí se jugaba el modelo de universidad, los consejeros de Sumatoria se permitieron votar en contra del proyecto en general y luego divididos en muchos de los artículos del proyecto que frenaba las acreditaciones. ¿Así deciden en el CD el modelo de universidad que tendremos?

Pese a todo, resultó aprobado el rechazo de las acreditaciones no solo de las carreras de grado sino incluso de las carreras de posgrado que las autoridades ya habían acreditado, mostrando que la organización estudiantil y docente pasó de defensiva a ofensiva. Las autoridades perdieron y eligieron hacerlo mediante una retirada decorosa, a sabiendas de que la imposición de su verdadera voluntad en CD hubiese puesto en juego el sistema antidemocrático de gobierno.

El rechazo a las acreditaciones refleja una victoria en una de las tantas batallas contra el modelo que pretende que la educación sea un servicio para el mercado en lugar de un derecho. Pero también refleja una derrota para el autoritario y jerárquico sistema de gobierno que pretende que un puñado de profesores le imponga a miles de estudiantes, graduados y docentes auxiliares su particular visión de la realidad. Incluso más importante, esta lucha refleja que se puede cambiar la realidad. El año pasado pocos pensaban que se podía llegar a este punto. Se pudo. Con organización, con solidaridad, con lucha.

Más información en:

http://colectivodesdeelpie.blogspot.com/



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