01/06/2010

¿Más trabajo, más explotación?

1-342.jpgEl lunes 24 de mayo, el Taller de Construcción Colectiva (TCC) sacó a la calle su primer intento de reflexión, formación y discusión alrededor de temas que tengan que ver de forma directa con la vida y la organización de las y los trabajadores en Argentina, en este caso, en Mendoza, para que más trabajo no signifique más explotación. Por Noticiero Popular


El espacio ha sido denominado TCC, es decir, Taller de Construcción Colectiva; a partir de las distintas motivaciones que despertó el TEL. ¿Qué es el TEL? es el Taller de Estudios Laborales que produce información, capacitación y otros recursos destinados a fortalecer el accionar reivindicativo de lxs trabajadorxs y sus organizaciones gremiales en Argentina.

A partir de esta experiencia que ya cuenta con 10 años en el país, un grupo de personas pertenecientes a distintos ámbitos, viene trabajando la temática desde algunos meses en la provincia. Y fue el pasado lunes el día en el que se desarrolló el primer taller del TCC denominado «Condiciones laborales de los y las docentes y sus repercusiones en la salud”.

Entre estudiantes, docentes y trabajadorxs de otros rubros, se reflexionó sobre las condiciones laborales desde el inicio de la última dictadura, pasando por la precarización y flexibilización del menemismo, el escenario económico de la crisis del 2001 y las variables que se han puesto en juego durante la gestión kirchnerista. Las reflexiones apuntaron en base a la regla básica más trabajo, más explotación, en donde el miedo, la represión y la cooptación, aparecen como herramientas fundamentales de la clase dominante para continuar con el disciplinamiento social y político que inició la dictadura genocida del `76. Así, mientras en 2003 hubo una cierta recuperación económica, lo cierto es que no repercutió en el bolsillo de la clase trabajadora, ya que no hubo incremento de la masa salarial.

Según datos del INDEC y hasta el 2007 (es decir, sin tener en cuenta las consecuencias de la crisis financiera internacional) el 47% de lxs trabajdorxs estatales cumplen sus funciones en negro, lo que tiene dos impactos estructurales insalvables: por un lado cobran alrededor de un 65% menos que lxs trabajadores blanqueados, y por el otro, quedan excluidos de cualquier tipo de protección social (jubilación, acceso a la salud, etc). Cabe preguntarse cómo es posible que casi la mitad de las personas que trabajan para el estado, estén en semejante nivel de desprotección. Y claro, es que hay nuevas estrategias para viejos modelos económicos; por ejemplo, las distintas figuras legales que maquillan la relación de dependencia, la venta de la fuerza de trabajo al gran patrón (a través de contratadxs, becadxs, pasantes, suplentes, talleristas, planes sociales).

Organización para la lucha

Ante estas condiciones generales hay que organizarse. Y debe ser el mismo movimiento trabajador quien lleve a cabo su propia forma de organización y resistencia política ante esta situación. Pero claro, el TCC después de un tiempo de investigación y formación en el tema, comparte datos muy fuertes que hablan de la pérdida de identidad política e ideológica alrededor de un proyecto superador. Así es que en 1954, el 55% de la clase trabajadora estaba afiliada a alguna organización sindical y hoy, el nivel de afiliación está representado por un 20%. De ese 20% de afiliadxs, un 80% no entra en discusiones paritarias. Para llevarlo a una organización concreta, en Mendoza, el SUTE nuclea a 47 mil trabajadorxs de la educación, pero sólo 20 mil están afiliados al sindicato (es decir, menos de la mitad). De esos 20 mil afiliados, en las últimas elecciones votaron 9 mil, de los cuales, 3.500 afiliadxs eligieron a la lista ganadora (que responde al gobierno nacional). ¿Qué significa esto? ¿Qué significaciones están expresadas a través de esos números? Cuando se habla en cifras, hay que recordar que detrás de esas cifras hay personas y muchas. Muchas que no están organizadas políticamente para lograr conquistas concretas, muchas que no entran a negociar con la patronal, muchas personas que no votaron -aun estando afiliadas- y muy poquitas que terminaron tomando la decisión por el resto. Es decir, de 47 mil trabajadorxs, sólo 3.500 eligieron a la conducción de su sindicato.

Se intercambiaron posturas desde la experiencia de todos los días, desde esa realidad material y concreta que nos golpea siempre, a lxs de abajo. Y en ese sentido, también se compartieron en el taller, determinadas situaciones que hacen creer que lxs trabajadorxs de la educación (como así también lxs profesionales de la salud) no sufren las consecuencias de las condiciones laborales, tanto en su subjetividad como sujetxs, como en su salud psíquica y física. Así, hay estudios que demuestran que, en el caso de la docencia, una persona que trabaja 30 hs semanales frente al aula, en realidad trabaja 45 hs en la semana, por la cantidad de tareas fuera del lugar de trabajo que deben levarse a cabo (corregir, preparar la clase, capacitarse). Por lo cual, esto indica que son aproximadamente 15 las horas que no son remuneradas por el estado.


Condiciones que se sienten en el cuerpo

Otro capítulo ocupan las consecuencias físicas y psíquicas que se padecen; intentando romper con el mito de la docencia como actividad sacralizada y destinada a sufrir y dedicar la vida para lxs alumnxs. La docencia es el arte de enseñar, enseñar a contar, a escribir, a reflexionar, a pintar. Pero no es el arte de cubrir con todo aquello que el estado y la sociedad en su conjunto parece haber decidido ignorar. La pobreza, el abandono de padres y madres, las amenazas y situaciones de violencia física y psíquica de parte de lxs alumnxs hacia lxs docentes, la violencia intrafamiliar que llevan lxs pibxs a la escuela, es parte de todo eso que atraviesa a la actividad docente y que tenemos que reconocer colectivamente.

Várices, difonía, estrés, depresión y autocastigo, son las enfermedades que aparecen más comúnmente en Argentina, según un estudio de la UNESCO. Y lo que el Taller de Construcción Colectiva intentó demostrar en este primer taller, es que tales consecuencias no son individuales o que afecten a pequeños grupos, sino que responden a resultados directos de la misma actividad y que tales, no son reconocidos por el estado como enfermedades y riesgos laborales.

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Para esto, se trabajó en una segunda instancia del taller, en pequeños grupos para trabajar un texto escrito por un mecánico dental, que ha padecido un largo camino junto a su esposa, quien hoy posee el «síndrome del quemado” (burnout). Gladys, era vicedirectora de la escuela EPB-15 del Barrio La Chechela, de Escobar, provincia de Buenos Aires y dadas ciertas circunstancias laborales que padeció durante años, hoy está postrada en una cama, medicada y con este síndrome psicológico a cuestas. Después del análisis del caso, se reflexionó colectivamente, se intercambiaron miradas del caso. Y lo más rico, es que se elaboraron conclusiones del taller que sirvieron como disparadores de muchas otras cosas pendientes que tenemos en Argentina y que hablan de cuestiones básicas que no hemos resuelto y que, evidentemente, no resolverán las autoridades de turno; por ser ellas mismas parte del sistema que genera tales condiciones salvajes de explotación y ganancia para unos pocos.


Para comunicarse con el TCC llamar al
: 0261-156344691; 0261-153043736

Por Noticiero Popular

www.noticieropopular.tk

noticieropopularmza@yahoo.com.ar



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