03/09/2009

Osvaldo Chamorro es la»otra pata» del «Fino» Palacios

tapa-160.jpg«Con la movilización popular que hubo, la juntada de firmas, las protestas de distintos sectores se logró finalmente que «El Fino» Palacios no ejerza la jefatura de la Policía Metropolitana. Eso es un logro de la lucha, pero eso es sólo un primer paso, porque el que queda, Osvaldo Chamorro, es la «otra pata» del «Fino», alguien que es compañero de él en las empresas de seguridad privada desde el mismo momento en que dejaron la Federal» afirmó a ANRed Gerardo Etcheverry, abogado de CADEP.


Hace un semana atrás, más precisamente el martes 25 de agosto por la noche, el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, daba a conocer que Jorge «Fino» Palacios presentó su renuncia a la Policía Metropolitana «por razones personales, con el objetivo de no complicar la gestión».

Miles de firmas se juntaron en pocos días, se realizaron marchas pidiendo su destitución, y sirvieron para presionar la salida de un represor. ANRed conversó con Gerardo Etcheverry, abogado miembro de CADEP, para analizar ese hecho.

 ANRed: Se fue «El Fino» Palacios…

 Gerardo Etcheverry: Ahora bien, con la movilización que hubo, la juntada de firmas, las protestas de distintos sectores se logró finalmente que «Fino» Palacios no ejerza la jefatura. Eso es un hecho y un logro de la lucha, pero eso es sólo un primer paso, porque no alcanza con eso. El que queda es la «otra pata» del «Fino» Palacios, el comisario general Osvaldo Chamorro. «Fino» Palacios era un hombre de calle, un operativo, aunque un operativo un tanto raro, porque escribió un libro. Pero junto con él fue designado su compañero en las empresas de seguridad privada Strategic Security Consultancy, desde el mismo momento en que dejaron la Policía Federal, hace ya seis años. Así como Palacios es de calle, Chamorro es de «escritorio», son dos formas distintas de trabajar y actuar. Chamorro (que ingresó a la Policía Federal Argentina en 1977, en plena dictadura) estaba ya en un lugar muy importante
que dependía del Departamento de Planificación Institucional (que entonces mandaba el entonces comisario Eduardo Héctor Prados, luego jefe de la PFA), en 1997, o sea en plena época menemista con nada menos que Adrián Juan Pelacchi, integrante de un grupo de tareas durante la dictadura y con posterior accionar en el ámbito privado siendo jefe de seguridad de Aeropuertos 2000. En época de Pelacchi, Chamorro ya era uno de los comisarios que estaba en la Superintendencia de Planeamiento, que elabora entre otras cosas la doctrina que va a aplicar la policía y propone los cambios de legislación a favor de la policía. En esa área de Doctrina y Legislación estaba precisamente Chamorro. Para ubicar la importancia que tiene esa área dentro de la Policía Federal en época de la dictadura se llamaba nada menos que Estado Mayor. Entonces es un hombre de la elaboración de los planes, de las prácticas, de la doctrina, es de algún modo el complemento necesario de un hombre como Palacios.

 ANRed: como un estratega al lado de un ejecutor…

 G. E: No existe en ningún lado algo que sea pura acción, ni tampoco que sea puro escritorio. Entonces entre los dos eran un complemento. Aunque Palacios formalmente no esté, evidentemente eso no significa que con Chamorro las cosas sean mejores de por sí. Lo que sí es importante es que se fue por la lucha, eso es lo que hay que rescatar. Y también es importante recordar que legalmente él podía estar a cargo, entonces lo que se demostró acá es que aunque una persona legalmente pueda ocupar un cargo se puede lograr que se vaya si hay fuerza suficiente desde la sociedad para ello. Y acá hay que destacar las gravísimas fallas que tiene la ley de creación de la Policía Metropolitana. Fallas imputables no sólo a este gobierno sino a todos los legisladores que la votaron, porque le dieron una posibilidad a este gobierno de hacer prácticamente lo que quisiera con la policía.

 ANRed: ¿Cuáles son algunos de estos aspectos?

 G. E: La posibilidad de nombrar al jefe que quieran y como quieran. Precisamente que no haya restricciones excepto muy pocas, como por ejemplo no haber sido condenado por crímenes vinculados a las violaciones a los Derechos Humanos. Como condenado significa con condena firme hay algo así como 10 o a lo sumo 20 represores en todo el país que no pueden entrar a la Policía Metropolitana, todo el resto puede ingresar sin problema, porque no tienen impedimentos legales.

Otro de los problemas que hay es que los legisladores no regularon de ninguna manera la composición interna de la policía metropolitana y por eso surgió la noticia que de los 800 que entrarán en funciones al principio la mitad van a estar destinados a la represión clara de los pobres o de las personas organizadas porque unos 300 se van a destinar a reprimir desalojos y manifestaciones y alrededor de 80, la decima parte, más que en cualquier país del mundo, van a ser de un cuerpo especial al estilo del GEOF de la Federal o del SWAT de las unidades estadounidenses. Un grupo especial con armas de guerra y en ese grupo hay distintas versiones que no hemos podido confirmar ingresarían comandos que vienen de las fuerzas armadas argentinas.

Entonces tendríamos 80 personas con armas de guerra, con entrenamiento para matar y que destinarían vaya uno a saber a qué funciones. Para que ubiquemos, la Federal usa el mismo grupo GEOF por ejemplo para allanar villas. No sería de extrañar que uno de los roles de este grupo especial sea el de allanar villas.

Si con la UCEP, que son unos pocos empleados del gobierno de la ciudad que no pueden legalmente portar armas este gobierno viola los derechos humanos de la forma que los viola, con 800 individuos armados va a ser un aumento exponencial de los Derechos Humanos de todos.

Y después de la otra mitad que no está oficialmente para la represión de los pobres o movilizaciones, pero también probablemente se dediquen a eso. Por ejemplo hay grupos que puedan llegar a un área y taparla de personal policial. Eso es algo que la Federal tenía en varios momentos de su historia y eran las Unidades Móviles de Contención que eran 27 patrulleros iguales que iban todos a un mismo lugar y que lo usaron por ejemplo en las represión en la la marcha contra el ALCA en la zona del Sheraton y también en la noche del 19 de diciembre de 2001 en la zona de Pompeya, frente a la comisaria 34, porque había habido incidentes de represión a habitantes de la villa 21, hubo detenidos en algunos supermercados, por lo cual estaban en esa comisaria las Unidades Móviles de Contención.

En cambio no se sabe que hayan actuado en ningún hecho delictivo de tipo común. Todas las utilizaciones reales conocidas por nosotros fueron en acciones de reclamos populares.

Perfil de un represor: Jorge «Fino» Palacios

G. E: En cuanto al «Fino» Palacios la primer cuestión es que un hombre con larga trayectoria en la Policía Federal Argentina. Esa trayectoria incluye el haber atravesado la dictadura militar dentro de la Policía Federal en tareas que nunca fueron aclaradas. Sabemos que él estaba, sabemos que una de sus especialidades es el antiterrorismo, las tareas de inteligencia, pero no sabemos qué hizo exactamente. Uno puede suponerlo dada sus especialidades, pero el secreto que todavía hay frente a los legajos del personal policial no tenemos la confirmación de qué hizo exactamente.

2-213.jpgSabemos también que participó en el caso AMIA de un modo que necesariamente es criticable porque la investigación en general del caso AMIA tendió a desinformar y a no investigar. La participación de Palacios fue una etapa más, un ladrillo más en la construcción de ese muro de impunidad que impidió hasta el momento que se supiera que fue lo que sucedió en el hecho que terminó con la voladura de la AMIA.

Por otra parte su actuación en el caso del secuestro de Axel Blumberg es una actuación que lo que muestra es algo público y notorio: cómo el personal policial aún de grado muy alto tiene una interacción muy activa con personas que se manejan abiertamente al margen de la ley. Por qué digo abiertamente, porque sabemos que el personal policial también viola la ley, pero no abierta u oficialmente, pero bueno, lo que sucedió con las grabaciones vinculadas al caso Blumberg es eso precisamente, que se mostró que él es uno más entre los policías que trabaja con sistema de «buches» o de otras personas de más que dudosa confiabilidad para dar supuesta solución a los hechos delictivos. En realidad sabemos que esto lleva en más de una ocasión a un grado de complicidad por lo menos con alguno de los delitos cometidos por esas personas que actúan como informantes.

A todo esto se suma algo que fue materia de crítica por otros también, que es la participación de Palacios en la represión del 19 y 20 de diciembre de 2001. El 20 de diciembre a pesar de que él no estaba obligado a ir, no estaba de servicio ese día según él mismo relata, estuvo en la Plaza de Mayo. Porque estaba convencido de que ahí había un posible acto terrorista. El era en esa época jefe de la lucha anti-terrorista. Esto nos muestra que si él estaba ahí cuando su rol era de antiterrorismo, es que para él hay una estrecha vinculación entre las acciones populares y el terrorismo.

Hay otros elementos a tener en cuenta. Por una parte que – y esto seguramente debe ser uno de los motivos por los cuales Macri lo eligió- Palacios es un hombre que tuvo muchísimas condecoraciones y felicitaciones de diversas empresas extranjeras. También es uno de los hombres más premiados de toda la Policía Federal por las distintas reparticiones de Estados Unidos de América. Entonces es un hombre de la embajada yanqui, es un hombre de las grandes empresas y la pata restante es que además es un hombre que no sólo reivindica la dictadura argentina, sino todas las dictaduras de derecha que hubo en el universo. En que nos basamos para esto. En que él escribió y publicó en el 2003 en la biblioteca de la editorial policial un libro que se llama «El terrorismo en la aldea global» destinado a la enseñanza de los estudiantes de policía. Estoy absolutamente convencido de que ese libro se sigue utilizando en el instituto universitario policial.

 ANRed:¿Cuál es la línea central de ese libro?

 G. E: Es la repetición de las peores concepciones estadounidenses sobre el terrorismo, que es para ellos básicamente, toda acción no estatal especialmente cuando está destinada a enfrentarse a algún gobierno. El terrorismo de estado no aparece en el libro. Por ejemplo cuando se habla del terrorismo en Chile lo único que dice es sobre de la fuga de integrantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez de una cárcel, como si la fuga de una cárcel fuera un acto terrorista, pero para él la fuga es un acto terrorista, por supuesto. Cuando se habla de El Salvador, de Nicaragua, se habla siempre de las acciones realizadas desde la izquierda, se critica al gobierno nicaragüense de los sandinistas como si hubiera sido un exportador del terrorismo y no se dice una palabra de las acciones terroristas contra Nicaragua, que fueron incluso condenadas internacionalmente. En el caso de Nicaragua, Estados Unidos fue condenado por la injerencia en contra del gobierno sandinista y esa condena fue dejada sin efecto, lamentablemente, porque el gobierno sucesor, de Violeta Chamorro hizo lugar a un planteo de EE.UU. que si se dejaba sin efecto esa condena ellos iban a darle una cantidad de ventajas a Nicaragua. Renunciaron al juicio ganado, pero por supuesto nos recibieron nada de los estadounidenses. Pero bueno, esas acciones terroristas contra Nicaragua, en las cuales participaron en el marco de la Operación Cóndor una cantidad importante de militares argentinos no aparecen como acciones terroristas.
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Cuando se habla del terrorismo en Uruguay, el terrorismo de estado tampoco existe, lo que se dice es que a partir de determinado momento se tomaron las medidas para lograr triunfar sobre los Tupamaros. Cuando se habla de Indonesia es público y notorio que allí hubo un genocidio destinado a perseguir a todo comunista e izquierdista que hubiera. Ese genocidio fue una de las banderas de la dictadura pinochetista cuando hablaba de recordar Yakarta, por el nombre de la capital de Indonesia y los asesinados, según las versiones, fueron entre un cuarto de millón y un millón de personas. Qué dice sobre ese acto de terrorismo de estado «Fino Palacios»: plantea que después de acciones terroristas que supuestamente habían sucedido, el gobierno de Sukarno había sido derribado por una acción militar del general Suharto y que ese gobierno militar había logrado que Indonesia se transformara en uno de los Tigres Asiáticos y tuviera prosperidad económica. Entonces, un golpe genocida que trajo cientos de miles o tal vez un millón de personas asesinadas, él lo considera como una fuente de prosperidad económica.

Nuevamente vemos a alguien que precisamente tiene el perfil que Macri quiere: una persona partidaria de los derechos de las empresas, como si las empresas pudieran tener derecho, partidaria de defender a rajatabla a las empresas y a los empresarios y a la cual las personas no les importa en absoluto.

Y por supuesto de la Argentina que dice. Además de mencionar expresamente el tema del 20 de diciembre de 2001, como algo en lo cual se mezclaron supuestamente acciones de reclamo con actos que considera terroristas, habla de las acciones de los distintos grupos opositores pero no sólo los opositores armados, le dedica un gran espacio al Cordobazo, le dedica un espacio a toda lucha de nuestro pueblo contra las dictaduras y cuando llega a la dictadura dice que durante ese gobierno se intensificó la lucha contra la subversión. O sea el terrorismo de estado para él no es terrorismo.

«Fino» Palacios es eso, el hombre que reivindica no sólo la represión sino las ventajas para los grupos económicos consecuencia de la represión. Como hace expresamente en el caso de indonesia. Y como joyita extra en el caso de Sudáfrica dice que la investigación contra los policías por lo ocurrido durante el Apartheid había causado problemas de seguridad.

O sea que desde todo punto de vista su discurso es la impunidad absoluta.

Más información:

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¿Sabe Usted quién es el «Fino» Palacios, Jefe de la Policía Macrista?

Otras voces por la renuncia del «Fino» Palacios:

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