27/11/2018

“La palabra queda retumbando”

Fotos: Julieta Morete

Ayer al mediodía, en la lectura de la sentencia por la muerte de la joven Lucía Perez Montero, el Tribunal N 1 absolvió a Matías Farías y a Offidani de la acusación de abuso sexual, y mientras que a Alejandro Maciel lo absolvieron. A los dos primeros les dieron 8 años de prisión por venta de drogas. Por Colectivo Harté para ANRed


Mediodía en la puerta de tribunales de Mar Del Plata. Se llena la vereda. Cortan la calle Tucumán. Cierran las rejas. Llenan la calle, de personas, bombos, margaritas (porque tanto como a Natalia Melmann como a Lucía le gustaban) y cada persona tiene una margarita, en las rejas, en el piso. El sol quema.

 

Guillermo, el papá de Lucía agarra el micrófono y todo es silencio. Dice gracias por estar, pide que no haya violencia.

Muchas personas que están ahí, militantes independientes y de organizaciones, estuvieron estas dos últimas semanas organizando formas de que esa cuadra se llene de amor y contención a la familia. Pensaron música, pensaron poesía, teatro, palabras. Por eso agarran el micrófono y leen escritos dedicados a Lucía.

Marta, la mamá, agarra el micrófono. Otra vez silencio de escucha. También agradece, también pide que no haya violencia. Agarra fuerte una margarita y un rosario. Habla de la importancia de la palabra para luchar, que el dolor de un piedrazo se va, pero “la palabra queda retumbando, las palabras nuestras las van a perseguir hasta debajo de la cama”.

Entran a tribunales. Aplausos.

El cielo que ardía ahora se nubla.

Adentro, en el playón de estacionamiento, una larga fila de policías. Quietos. Afuera, sobre la vereda, una larga fila de mujeres, que sostienen una bandera: esa bandera tiene los nombres de víctimas de femicidios y desaparecidas desde 1996 hasta 2018. El primer nombre; Jaquelina Fernández, el último; Soledad Figuero.

En el micrófono la mamá de Agustina Fredes da su testimonio. Cuenta que su hija lo había denunciado en vida. Que hace un año y siete meses está muerta. Que murió en el hospital Regional. Pidió ayuda. La justicia se burló de ella. Llora con foto y margarita en sus manos. Los oídos presentes lloran con ella.

Empieza la intervención teatral. Es con el ya conocido poema de Clodet García “nombrate Lucía”. Una chica lo lee, jóvenes entran de a une, y caminan por el espacio.

“Lucía, Lucía 16 años” Caminan.

“Ahí, queremos detener el mundo”

.Y se detiene.

Sale Matías, el hermano de Lucía de Tribunales, y el mundo se detiene porque el grita. Grita que paren todo, que ya está, que les dieron 8 años a Offidani y a Farías y absolvieron a Maciel.

Ahí los gritos se vuelven llanto. Dolor. Impotencia. Abrazo. Se nubla. Llueve. Siempre que pasa algo con Lucía, llueve.

Sale Guillermo, grita, no importa la vida de mi hija, solo hablaron de drogas, no importa. Sale Marta, y la marea va hacia su abrazo. La entrada de tribunales, se llena de abrazos de gritos, de llanto.

Vuelve a salir un poquito el sol, llueve con sol, y la marea se encamina a marchar hasta el monumento a San Martín. La calle Colón, se irrumpe, el Monumento se llena de testimonios de familiares de víctimas de femicidios, papá y mamá de Lucía que agradecen, de Analía Nuñez, de Agustina Freddes, Jimena Silva, Nancy Segura, Eliana, Diamela Sanchez, de sobrevivientes como Susan Sotto, y palabras de mujeres que acompañaron la lucha:

“La justicia no está en Tucumán y Brown, somos nosotras en la calle” dijo María Ines, integrante de la multisectorial de la mujer y vecina de la zona sur. Deja de llover. También se recuerda el día contra la violencia.

 



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