Lo que se ve, se escucha, y no se dice: lo que no se toca
Un hombre visita a una mujer que conoce, de la que está fatalmente enamorado, para reencontrarse. No sabe cuánto ella ha cambiado en esos años, ni cómo ha estado. Él imagina un posible futuro, pacífico, ideal. Pero el peso del pasado, y sus propios encierros los arrastran cada vez más a un pozo ciego, a una conversación infinita de la cual, sencillamente, no pueden avanzar juntos. «Las cosas que no se tocan», de Nicolás Cremonese, se presenta los viernes a las 21 en el Teatro Brío (Alvarez Thomas 1582), una sala cálida por el barrio porteño de Almagro. Por Milagros Corcuera para ANRed.
Impacta cómo Las cosas que no se tocan alimenta todos los sentidos: a la par que Julieta Teruel y Nicolás Cremonese, sufren, se quieren, y discuten en escena, una guitarra en vivo marca el tono. A veces blusero, a veces triste, a veces repentinos silencios. El músico se recuesta sobre la pared y se camufla en la esquina de la escena mientras hace vibrar al público con fragmentos del tema de Intoxicados. Sus notas tiñen el espacio, anticipan, sugieren estados de ánimo.
La sala se ilumina con proyecciones: rayas, campos, ciudades con parejas felices se superponen a los cuerpos en escena, los rodean y sugestionan al público. Las imágenes que los atraviesan también hablan: son los fragmentos de mundo que podemos ver, o las palabras que nos resuenan, como ecos, en colores neón, impresas en la escena y en nuestros imaginarios. Esta obra intensa, creada a partir de lo experimental y colaborativo, es un buen ejemplo de la investigación teatral que se promueve en El Brío Teatro, y nos recuerda el aquí y ahora, su presente que interpela.
La escenografía se presenta minimalista, práctica y significativa: en el espacio hay una tele constantemente en stand by, una cama, un whisky, un par de banquetas. Ese televisor, inmutable en su intermitente ruido de blanco y negro, quizás habla de lo difícil que es que lleguen los mensajes a alguien a quien queremos.
La puesta trabaja acertadamente con los lugares y momentos, entre los cuales los actores se deslizan como peces en el agua. Marcan con sus gestos, y el cuerpo, las distancias, los silencios, aún cuando comparten el espacio de ese cuarto, que de a ratos, sabe convertirse en otros lugares.
La obra es un misterio conmovedor y tremendo al que el espectador tiene que estar atento. Ofrece indicios, sugerencias sutiles en el texto, en las luces, en carteles que destacan el diálogo y es el lugar del público el recuperarlos. Será que lo terrible, juzgado, sólo puede ser implícito.
Sorprende esta puesta multidisciplinaria y colaborativa, moderna, con sólidas actuaciones y una dirección de Parodi que conjuga este conjunto de elementos en armonía. ¿Vale la pena amar si hay inevitable dolor? ¿Se pueden salir de los sistemas que nos rodean? ¿Qué cosas son las que no se tocan?
Ficha técnica:
Dirección: Guillermo Parodi
Dramaturgia: Nicolas Cremonese
Actúan: Julieta Teruel y Nicolas Cremonese
Idea y Realización de visuales: Cecilia Madorno
Música: Emiliano Yelatti
Producción: Flavia Wayar Lombardi
Asistencia de Producción: Julieta Teruel
Prensa: Constanza Monteagudo
EL BRÍO – ESPACIO DE INVESTIGACIÓN TEATRAL
Av Alvarez Thomas 1582
Capital Federal – Buenos Aires – Argentina
Teléfonos: 4551 6213
Entrada: $ 200,00 – Viernes – 21:00 hs – Hasta el 12/10/2018