26/09/2018

Criminalizar las tradiciones: Preso por tener hojas de coca

Un joven de familia de origen boliviano está detenido hace casi un mes por comprar hojas de coca para los festejos tradicionales de la Virgen de Urkupiña. Lo acusan de guardar materia prima para producir estupefacientes y le niegan la excarcelación. Su familia buscó ayuda en organismos como la Comisión por la Memoria y reclama el respeto de sus costumbres. Por Agencia Andar.


La familia Zurita tiene un puesto en el mercado regional de frutas y verdura de La Plata. Venden productos bolivianos: especias, insumos para las comidas típicas, artesanías, legumbrería, aguayos. Los Zurita Delgadillo migraron a Argentina en la década del ’70 y en este país tuvieron a sus cuatro hijos a quienes les inculcaron sus costumbres y raíces. José Luis, de 28 años, llevó a su madre de 64 hasta Lugano las últimas semanas de agosto a la casa de un proveedor de hojas de coca, centrales en los festejos de la Virgen de Urkupiña que se desarrollaban durante el mes y en los que la familia participa activamente.

El joven terminó preso en la cárcel de Marcos Paz. En la puerta del lugar la policía le revisó el auto y lo acusó de ser un fabricante de cocaína por tener las hojas de coca. “Mi hermano estaba tranquilo hasta que le dijeron que se iba preso”, cuenta Merli, una de sus hermanas mayores. “Nunca tuvo problema legal alguno, mucho menos de índole penal. De más está decir que hasta el comienzo de esta pesadilla, el 25 de agosto del presente año, nunca nadie de mi familia había pisado una unidad penitenciaria”, expresó su mamá en una carta abierta.

La causa quedó a cargo del Juzgado Federal Criminal 5 a cargo del Dr. Martínez De Giorgi y la Secretaría 10 a cargo del Dr. Pedro. O. Diani que dictaron la prisión preventiva por considerarlo coautor penalmente responsable del delito de guarda de materia prima destinada a la producción o fabricación de estupefacientes.

Sin embargo el artículo 15 de la ley 23.737 autoriza “la tenencia de hojas de coca en su estado natural, destinado a la práctica del coqueo o a su empleo como infusión, no será considerada tenencia de estupefacientes”.

José Luis participa de las festividades tradicionales y de dos grupos de bailes típicos

La hoja de coca forma parte de la cultura milenaria de los pueblos andinos. “La hojita de coca”, la llama Merli, y explica: “la hoja de coca es para compartir y celebrar, como si fuera que estamos en una reunión el mate, el que lo lleva lo tiene que compartir. Es muy importante no sólo en las fiestas sino en lo cotidiano, es el compartir el coqueo, se te invita enseguida sin preguntarte si querés o no y vos lo tenés que recibir. Y hay que saber recibirlo porque no es así no más, es algo sagrado la hojita de coca”, y pone sus manos en forma de cuenco hacia adelante.

Era la primera vez que José Luis acompañaba a buscar la mercadería; cuando la policía interviene le dijo que lo que llevaba era cocaína: “¿cómo que cocaína?, no, estas equivocado, esto es hoja de coca”, respondió el joven, pero la familia asegura que los agentes todo el tiempo sostuvieron que eran estupefacientes y lo llevaron a Comodoro Py, desde donde después de cuatro días lo trasladaron a Marcos Paz.

“Veíamos que no podíamos con tantas cosas de la ley y la justicia, que nos incriminaban como narcotraficantes, nos relacionaban con cocinas no sé qué cosas nos armaban. No nos imaginábamos que iban a llegar a tanto por la hojita de coca. Jamás se nos ocurrió que podían relacionarla a tal tamaño de delito”, se lamenta Merli. Por eso buscaron asesoramiento al encontrarse frente a una maquinaria penal que desconocen y ven lejana. Buscaron asesoramiento legal y se acercaron a la Comisión Provincial por la Memoria, desde donde se acompaña a la familia, les brindan asesoramiento y los orientan vinculándolos con los organismos que deben intervenir en el sistema de justicia federal.

Mientras, la familia Zurita intenta superar el miedo que les generó esta detención, contener a José Luis y sostener su trabajo. Encontraron también acompañamiento en la comunidad y en otros espacios, como la Universidad Nacional de La Plata donde estudia José Luis. “Ahora decimos ‘no nos vamos a rendir a que nos quiten la hojita de coca de esa manera’. Porque lo necesitamos: para la salud, para la energía, es algo muy bueno para el cuerpo y espiritualmente”, dice Merli.

 



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