¿Qué significa para ustedes una mujer muerta?
Ayer en el Congreso de la Nación, durante la sesión plenaria de comisiones que debaten sobre el Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la actriz Muriel Santana expuso sus argumentos a favor del aborto legal. En un relato emotivo, contó su experiencia y se dirigió a los diputados: «llevarán sobre sus espaldas las muertas que produzca la industria del aborto clandestino». Mientras tanto, en las afueras del Congreso una multitud participó de la jornada que organizó la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito. Hubo bandas musicales y el tradicional pañuelazo. Por ANRed
Ayer en el Congreso de la Nación, durante la sesión plenaria de comisiones que debaten sobre el Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la actriz Muriel Santana expuso sus argumentos a favor del aborto legal.
«Una semana antes del 4 de abril de 1992 fui al consultorio privado de un médico conocido por ser el jefe de obstetricia de un reconocido hospital público. Él me dio las recomendaciones y yo le di la plata» comenzó su exposición.
«Me prepararon en una habitación que al mismo tiempo contenía otra puerta que comunicaba con el quirófano. El quirófano era la cocina, esas cocinas grandes de los departamentos de antaño. Lo único que había en el espacio era una camilla ginecológica. ’Esto va a ser muy rápido, quedate tranquila’, me dijo el médico. Aparecí al rato en otro lugar con mi mamá y mi hermana tomándome las manos. El médico se acercó, me dio un beso y me dijo ’ya pasó’», recordó.
«Yo tenía un mamá, una papá, una hermana, un trabajo, mis estudios, y conseguí la plata. No tuve que recurrir a una sonda, una aguja de tejer, ni a un sucucho sórdido sin asepsia».
«Yo no deseaba ser madre forzadamente. No deseaba inscribir mi cuerpo en el orden simbólico de la maternidad por imposición».
«Pasaron muchos años, conocí gente nueva, ideas nuevas y he cambiado. Pero lo que se mantiene intacto en mí, es que no admito que nadie se arrogue el derecho de legislar sobre mi deseo. Mías son mis decisiones, míos son mis deseos. Pero mi cuerpo, está visto, es un objeto político, sometido a tensiones ajenas a mí. El capitalismo, me pregunto, ¿qué mujer construye? Las mujeres no somos un frasco para que otros observen cómo germina en nosotros la continuidad de un sistema de crimen y exclusión»
«Muchas religiones promocionan una vida después de la muerte, también parecen tener muy en claro qué vida existe antes de la vida. Yo en cambio me pregunto: ¿qué vida hay durante la vida? ¿Qué mundo reproducimos con nuestros actos? ¿Un mundo de igualdad, igualdad como punto de partida o como una promesa a plazo fijo? ¿Qué le damos al mundo?»
«Acá, por lo que he visto, no se trata de debatir sobre los límites de la vida y de la muerte, porque entonces tengo una pregunta para hacerles, sobre todo a aquellos que no han tomado posición: ¿qué significa para ustedes una mujer muerta? Acá se trata de aborto clandestino o aborto legal. El aborto existe, existió y existirá, legislen ustedes lo que legislen. Y sepan que si este proyecto fuera rechazado, llevarán de por vida sobre sus espaldas las muertas que produzca la industria del aborto clandestino», finalizó Santa Ana.
Verde en las calles
En las afueras del Congreso, una multitud se dió cita para acompañar el debate realizando actividades de visibilización en las calles.
Desde las 17hs comenzaron las actividades, que incluyeron dibujantes, recitado de poesías, radio abierta.
El color verde podía visualizarse a través de la calle Rivadavia.
Al finalizar la jornada, la banda musical Sudor Marika hizo bailar a todas las personas que se acercaron al Congreso.