01/09/2021

Rosario: historias de vida detrás del Gatillo Fácil

Por Edith L. Gauna

El 27 de agosto se instauró como el día de lucha contra el gatillo fácil.  En el último informe del Archivo anual de Personas Asesinadas por el Aparato Represivo Estatal elaborado por la Coordinadora de Represión Policial e Institucional (CORREPI), la lista asciende a 7.587 personas asesinadas, desde el año 1983 hasta mediados de noviembre del 2020. A fines de 2019, durante el gobierno de Mauricio Macri, se superó la marca de muerte diaria: un joven muere cada 20 hs.La mayoría de estas personas son jóvenes que provienen de barrios más vulnerados.Familiares comparten sus historias de vida, su reclamo de justicia y sus miradas sobre la construcción colectiva que llevan adelante día a día. Por Edith L. Gauna y Hernán Rades para ANRed.


Gatillo Fácil

El 27 de agosto se instauró como el día de lucha contra el Gatillo Fácil.La práctica se produce tanto en comisarías y cárceles como en las calles. Es una de las tantas herramientas represivas, como lo es la privación de libertad, la tortura, la desaparición forzada, entre otras, que utiliza la estructura dominante para oprimir, explotar, criminalizar y desaparecer a los jóvenes de distintos barrios.

La Coordinadora de Represión Policial e Institucional (CORREPI) elabora el Archivo anual de Personas Asesinadas por el Aparato Represivo Estatal. En su último informe de actualización, publicado a mediados de noviembre de 2020, la lista de personas asesinadas asciende a 7.587, desde el año 1983, la vuelta a la democracia, contra 7.091 asesinatos registrados el año anterior. De esos 496 casos nuevos, 411 ocurrieron entre el 10/12/2019 y 19/11/2020 bajo la gestión de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Del total de 411 casos, 348 ocurrieron después del inicio de la cuarentena y 63, entre el 10/12/2019 y el 19/03/2020. A fines de 2019, durante el gobierno de Mauricio Macri, se superó la marca de muerte diaria: un joven muere cada 20 hs.

Los jóvenes detrás del gatillo fácil

La mayoría de las personas asesinadas de gatillo fácil son jóvenes que provienen de sectores populares, de los barrios más pobres.

En la ciudad de Rosario, los jóvenes asesinados son: Nahuel Delay (19 años), Elías Martinez (18 años), Marcelo Cañete (30 años), Franco Casco (20 años), Gerardo «Pichón» Escobar (23 años), Jonatan Herrera (23 años) Carlos Godoy (25 años), Jonatan Ojeda (17 años), Brandon Cardozo (16 años), Alejandro Ponce (23 años), Maximiliano Zamudio (16 años), David Campos (28 años), Emanuel Medina (32 años), María de los Ángeles París (46 años), Alexia Berti (29 años), Michel Campero (18 años), Ivan Mafud (26 años), Mauricio Gomez (24 años), Dante Fiori (25 años), Carlos Orellano (23 años), Martin Fleitas (29 años), entre otros.

Año tras año se suman cada vez más nombres. La violencia ejercida hacia los jóvenes y sus muertes se naturalizan día a día. Estos asesinatos no son hechos aislados. Este sistema permite garantizar el funcionamiento del capital en manos de unos pocos, mediante distintas formas de violencia como ser el abandono, la marginación, el despojo, la represión, entre otras, impartiendo miedo y generando desigualdades económicas, educativas, de salud, alimentarias, socio – culturales.

Matilde Alfonso, mamá de Martin Fleita. Foto: Hernán Rades.

En 2019, en la 5ta Marcha Nacional Contra el Gatillo Fácil, realizada en la ciudad, unos adolescentes marchaban caminando con un cartel, grande, blanco, con letras negras escritas en mayúsculas, en sus manos, que decía: ¿QUÉ VIDAS VALEN MÁS?.

La vida de los jóvenes y las familias, el reclamo de justicia y la construcción colectiva.Cuando el poder arrebata la vida a los jóvenes las familias quedan destrozadas, salen a las calles a gritar para visibilizar lo sucedido y reclaman justicia mediante al apoyo de distintas familias que han pasado por la misma situación y de sectores populares, a veces autoconvocados, y organizaciones o colectivos.Las instituciones gubernamentales son parte de ese mismo aparato represor. Hacen oídos sordos a estos reclamos, desde abogados y fiscales hasta jueces. Toman estas muertes como un número y se benefician de ello.Los jóvenes tienen nombre y apellido. Tienen familias. Tienen historias, experiencias de vida, sueños. Tienen una identidad. Cuando les roban la vida, les arrebatan todo ello.

Jonatan Herrera

Jonathan fue fusilado el 4 de Enero del 2015 por el comando radioeléctrico y más de 30 policías de acción táctica de la provincia de Santa Fe. Jonathan se encontraba en la puerta de su casa lavando su auto, cuando las fuerzas de autoridad persiguieron a un chico que había robado una juguetería y pasara cerca de él, dispararon más de 50 proyectiles. Lo fusilaron a pesar de haberse escondido en ese momento tras un árbol.

Julieta Herrera, hermana mayor de Jonatan Riquelme.

Julieta, hermana mayor de Jonatan dijo a Anred que la Corte Suprema de la Provincia contestó el recurso de amparo inscontitucional interpuesto por la Fiscalia y la familia, ante la bochornosa sentencia de 2017, donde la Cámara de Apelaciones había decidido reducir las penas impuestas a tres de los efectivos detenidos por el asesinato de Jonatan, y, ordenando que se juzgue nuevamente la causa, considerando que Rosales, uno de los imputados, cometió el delito de homicidio doloso.

«Hubo mucha visibilización de los casos de gatillo fácil. En casi dos años, y entre medio de una pandemia, la policía siguió destruyendo la vida de todos los familiares. La policía siguió matando. La policía es la mayor parte de la delincuencia y obliga a los chicos, está involucrada no sólo en gatillo fácil, también en desapariciones forzadas, en trata de blanca, en la droga. Detrás de ellos, están los fiscales y los jueces.El Estado tiene que dar trabajo, educación a los chicos, tiene que ocuparse de todas estas cuestiones que hoy día todos estamos sufriendo. En mi caso, mis hijos caminaban 20 cuadras para ir a la escuela, yo no tenía para el colectivo, hay chicos que no llegan, o tienen que quedarse a cuidar a sus hermanitos y los padres tienen que salir a trabajar.

Hoy, hay más chicos en la calle. Visibilizar la lucha es un trabajo que se hace todos los años, pero lamentablemente en la construcción que hacemos saliendo a la calle, a gritar para que el mundo nos escuche y sepa lo que está pasando, año tras año, se agregan más personas, más víctimas», señala Maria Elena Herrera, madre de Jonatan. Por su parte, Julieta, cree que la salida es colectiva. Una construcción entre familiares, amigos, compañeros y vecinos para alcanzar la justicia que quieren.Jonatan tenía 23 años.

«Era un pibe muy bueno, trabajador, le gustaba estudiar, tenía muchos proyectos de vida como embarcarse», dice Maria Elena, su mamá. «Era un pibe que soñaba con ser un jugador de fútbol o cantante de música. Era servicial y respetuoso. Consciente de su vida y su ambiente», agrega Julieta, su hermana.

David Campos

La mañana del 23 de junio del 2017, David Campos y Emanuel Medina se encontraban festejando el campeonato de Boca Juniors. Habían salido a bailar. Emanuel manejaba el auto de David ya que este si salía a festejar no manejaba, estaban volviendo a sus casas. En un momento se cruzaron con la policía motorizada, ellos iban escuchando música y no pararon, por lo que emprendieron una persecución y comenzaron a dispararles hasta que chocaron contra un árbol en Arijón y Callao, donde terminaron acribillándolos a tiros. Emanuel tenía 14 impactos de bala y David 5 disparos. De los 19 policías imputados se condenó a los policías Bustos y Mendoza a prisión perpetua, al policía Baroni 5 años y al policía Escalante 7 años.

Juana Venavides, mamá de David Campos. Foto: Edith L. Gauna.

Juana Benavides, mamá de David, cuenta: «Armaron la escena como siempre hacen. Pusieron pólvora en la palma de la mano de mi hijo. Fue un asesinato, fue horrible. Gracias a la abogada y al fiscal logramos que se sepa lo que había sucedido, ya que las cámaras sirvieron de prueba. Estamos esperando una próxima audiencia a una resolución de un juez debido a una apelación pedida por la defensa de los acusados.

«Además afirma que: «La policía no cuida a los chicos, los matan, los asesinan. No hay derecho que hagan esto con los pibes, es muy triste. Esto está pasando en todos lados. He viajado y me he encontrado con muchos familiares de Gatillo Fácil.

Yo se que no tengo a mi hijo, son cuatro años, era un pibe joven, 28 años tenía mi hijo. Seguimos pidiendo justicia para que no haya más un chico en la calle fallecido.»»David era un chico muy trabajador, responsable y luchador. Hacía 7 años trabajaba en una metalúrgica. Tenía novia. Era de boca y le gustaba festejar los campeonatos. Era un chico muy bueno y compañero. Dejó un espacio en la mesa cuando nos juntamos los domingos a comer asado. La mesa quedó muy triste. Nos falta él» , finaliza mamá de David.

Carlos Orellano

El 24 de febrero de 2020, Carlos «Bocacha» Orellano fue a bailar al boliche «Ming River House», en La Fluvial, y no regresó. Dos días más tarde su cuerpo fue encontrado en el río Paraná justo frente al boliche.

Edgardo Orellano, su papá, cuenta a Anred: «Estamos en la etapa de investigación. Estamos esperando que vengan los peritajes de cámaras y celulares de los patovicas, dueños del boliche, trabajadores del lugar y la policía porque todo lo que había fue borrado. Había sangre en el baño secreto que tenía el dueño del boliche, en las paredes, en el piso, en la pileta, en el espejo, sangre arrastrada de la baranda del río y, a las 60 horas, aparece el cuerpo de él flotando. Todo fue mal hecho, el adn, la autopsia. En todo momento trataron de destruir todas las muestras, el Fiscal tardó 14 días en perimetrar el lugar. Se lo lavó mil veces y, así mismo, quedaron rastros. La Justicia empezó a trabajar después de un año con las pruebas que tenían desde el primer día.

Maria Isabel Albijo de Orellano y Edgardo Orellano, mamá y papá de Carlos Orellano. Foto: Hernán Rades.

Hasta ahora hay dos policías y dos patovicas presos y un comisario y una sumariante apartados de sus funciones por fraguar documentación. Creo que van a quedar exonerados pero deberían ir todos presos, perpetua para todos.

«Además, señala: «Matan a los pibes porque ellos son impunes o porque los chicos son testigos de algo que vieron o por divertirse o porque se drogan. Los empresarios, los jueces, los policías son todos lo mismo: una asociación ilícita, una corporación delictiva que nos matan y roban continuamente.

«Hay una lista grandísima de familiares de víctimas. Nosotros vamos a pelear para que no vuelva a suceder a ningún pibe más, hasta que se termine», concluye Edgardo.

Carlos tenía 23 años»Carlitos luchó por su vida desde que nació, pasando por varias enfermedades, hizo la secundaria en la escuela técnica, se recibió de Maestro Mayor de Obras, trabajaba en Liliana donde lo querían mucho. Era divertido, le gustaba bailar, cantar, cazar, pescar, comer asado, hacer pollo al disco, andar con los amigos y bailar en medio de la calle», finaliza Edgardo Orellano acompañado de su esposa Maria Isabel Albijo de Orellano.

Gerardo «Pichón» Escobar

El 13 de agosto de 2015, Gerardo, «Pichón», fue a su trabajo, a la escuela, al casino y a bailar al bar La Tienda. Gerardo nunca volvió. Estuvo desaparecido durante siete días. Lo encontraron flotando en el río Paraná. Luego de varias audiencias, la causa pasó de la Justicia Provincial a la Justicia Federal por tratarse de desaparición forzada de persona. En las misma, fueron acusados, detenidos e imputados dos policías, Luis Alberto Noya y Maximiliano Amiselli, y tres patovicas, Cristian Vivas, José Luis Carlino y César Darío Ampuero. El 17 de agosto de 2016, el Juez Federal Marcelo Baila que dejó en libertad a los detenidos por falta de mérito, por lo que la causa continúa abierta.

Luciana Escobar, hermana de Gerardo «Pichón» Edcobar. Foto: Edith L. Gauna.

Luciana Escobar, su hermana, señala: «es vergonzoso». Los motivos por lo que los dejaba en libertad era porque no se había comprobado que el cuerpo de Gerardo haya sido arrojado sin vida al río y que los abogados querellantes no podían probar esa secuencia. Cuenta, además, que la autopsia que pudieron hacer, aparte de la establecida por el Estado, demostró que Pichón no tenía agua en los pulmones, que murió de manera traumática, que estaba lleno de hematomas y que la inflamación que tenía en los testículos podía llegar a ser producto de picanas eléctricas. En diciembre, Baila que es recusado por cometer omisiones de gran importancia y se separa de la causa. “Después de seis años, la causa no avanza, está ahí, estancada, va a avanzar cuando a alguien le toque el corazón, sienta un poco de empatía o será cuestión de esperar hasta que caduque. No la investiga ni un juez, ni una jueza, ni la fiscal, nadie. Está desaparecida. Cómo lo desaparecieron a ‘Pichón’, para mi la justicia está desaparecida».

Luciana admite que es muy fuerte todo lo de «Pichón» y «se lo recuerda siempre». Dice que la memoria siempre tiene que estar en funcionamiento, mostrando la resistencia colectiva. En tanto, su compañero comenta: «Nuestros pibes están creciendo de otra manera, con memoria» Y añade que queda la enseñanza para los demás: «porque una vez dijimos ‘Nunca Más’, pero hay que seguir metiéndole a ese ‘Nunca Más’, porque no es solamente ‘Pichón’, es lamentable, pero hay que decirlo, ningún pibe o piba está exento de que esto vuelva a pasar».

Luciana agrega que lo único que queda de todo esto es «encontrarnos, seguir marcando esa huella que dejó él, seguir sembrándola, cultivándola» y espera que sus hijos también puedan seguir ese camino cuando ya no esté.

Gerardo, «Pichón», tenía 23 años. «De chico era muy inquieto, dañino, que no podía quedarse tranquilo y quería estar en todas. Pero también tenía una coraza, era muy difícil que viniera, te abrazara y te diga te quiero. Entre los 16 y 17 años ingresó a la escuela de Parques y Paseos.

Al mismo tiempo, hacía changas: de día, trabajaba en un lugar y de noche, salía con una ambulancia a hacer de camillero. A los 23, ya era re laburante, cumplía con su horario laboral en Parques y Paseos, le gustaba ir al casino y salir con con amigos. Estaba muy entusiasmado porque le habían propuesto pasar, de trabajar constantemente en los parques, a una oficina. Iba a una Escuela de Educación Media Para Adultos (E.E.M.P.A.), estaba terminando el último año para finalizar la primaria. Las compañeras le decían que era muy colaborador, siempre que llegaba al aula ponía la pava para tomar el mate entre todos y que cuando alguno faltaba les iba a buscar a la casa. Tenía un terrenito en Gálvez, le estaba poniendo alambres, quería hacer una canchita de fútbol. Era tío.

Siempre estaba cuando se le necesitaba. Cuando lo llevamos al cementerio, había una caravana de gente y ahí te dabas cuenta: donde iba, dejaba su huella», finaliza Luciana, su hermana.

Martin Fleitas

El 21 de junio del corriente año Martín Fleitas fue detenido por supuesto robo en la Comisaría 32°, de la ciudad de Rosario, pasando antes por el Hospital Policlínico San Martin, donde constataron golpes en el cráneo. Se encontraba en una celda sólo pero cuando la jueza determina su libertad inmediata, a la hora de su detención, los policías que van a buscarlo para liberarlo lo encuentran con baja pulsación por lo que llaman al SIES quien intenta reanimarlo pero fallece, según informe policial. «Yo quiero justicia para mi hijo», dice Matilde Alfonso, mamá de Martin. Y continúa: «cuando fui a preguntar a la comisaría una policía me dijo -mamá si usted quiere saber sobre su hijo vaya a la morgue-. Al otro día me enteré que mi hijo está muerto. ¿Por qué no fueron a avisarme? Cuando mi hijo estaba con vida, ¿por qué no fueron a buscarme? Que la fiscal Oliva dé la cara, porque pedí las pruebas de la Comisaría, las cámaras del Hospital pero hasta ahora no hay nada, no hay respuesta». «La justicia está actuando mal. No pueden llevar un chico preso hoy, y mañana, que esté en un cajón. Todos somos seres humanos y tenemos derechos. Son seres humanos que tienen hermanos, hijos, madres, familias por detrás. Queremos Justicia por todos los chicos que pasaron por la misma situación que pasó mi hijo», señala Matilde. Martín tenía 29 años. «Mi hijo era un buen pibe. Él tenía un carrito y cartoneaba y con eso mantenía a su familia día a día. Me arrancaron un pedazo de mi vida», finaliza Matilde, mamá de Martin.

Niño, hijo de Martin Fleita. Foto: Edith L. Gauna.



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  3. Rosario: dos años sin Carlos «Bocacha» Orellano – Federación Anarquista · 2022-04-01 22:03:15
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  4. Rosario: dos años sin Carlos «Bocacha» Orellano – ANRed · 2022-04-01 21:49:44
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